Pedro ha pedido ayuda a ‘First Dates’ para superar una ruptura reciente, pero la cita que le han preparado no ha salido como pensaba

Siempre hay un roto para un descosido, o eso decían nuestras abuelas. Al restaurante de ‘First Dates’ llegan solteros de todo tipo. Para ayudarles a encontrar pareja, el ‘dating show’ ha preparado una fiesta de pijamas.
Sandra (49 años) ha sido, sin duda, el alma de la noche. Se ha presentado en el restaurante con un pijama de Pikachu y muchas ganas de enamorarse.
Mide 1,38 metros, “pero no me hace falta medir dos metros porque yo lo tengo bien colocado”.
Se ha presentado como la Karol G de La Línea. En su día a día, se dedica al reparto a domicilio y también da sorpresas: “Empecé a bailar la tropicoqueta y ahora todo el mundo quiere bailarlo conmigo”. Menos su cita.
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Sandra se preparaba para recibir a su cita al ritmo de la colombiana, mientras Pedro (51 años) aseguraba que es bueno en las cosas íntimas antes incluso de llegar al restaurante de ‘First Dates’.
Más que como una sorpresa de su cita, se lo ha tomado como un recibimiento animado. “Le ha gustado la ‘tropicoqueta’, pero le ha gustado más contestar al de la barra y ver cómo estaba el restaurante antes que ver que estaba yo al lado”, ha espetado.
Pedro evita salud a su cita
El gruista ha evitado a su cita hasta que se han sentado en la mesa; incluso le ha llegado a dar la espalda. “Me ha parecido maleducado porque no se ha acercado a mí. Es que ni me ha saludado”, ha espetado Sandra.
Lo que ha ocurrido es que Pedro no quería entender que ella iba a ser su cita. “Es que cuando la he visto me creía que era de decorado. Cuando la he visto sentarse he dicho: ‘Esta es la de los globos’. Yo estaba esperando y buscando a ver cuál era la mía”, ha explicado.
Sandra ha recibido a Pedro con música y bailando, pero después de esto ha llegado el silencio. La decepción por parte de ambos era evidente. “Físicamente no me gusta porque no es el tipo de hombre en el que me fijaría yo”, ha apuntado la de La Línea de la Concepción.

Durante la cena, han hablado de expectativas y experiencias pasadas. Pedro le ha confesado que ha salido de una relación hace poco.
“Se ha ido todo al garete al final. Al nada y menos de una pelea que tuvimos me reemplazó y se fue, a los siete días. Era muy controladora, muy manipuladora. La palabra es narcisismo”, le ha explicado.
Sandra estaba confundida. No entendía muy bien qué es el narcisismo ni ninguno de los otros muchos términos que le ha dicho en inglés.
El sevillano le ha hablado del ‘gaslighting’ (o luz de gas) o ‘love bombing’ (ese interés amoroso excesivo abrumador para luego distanciarse). “No lo entendí hablando en español, imagínate en inglés”, espetaba su cita.
Pedro buscaba una Angelina Jolie, “pero no se parece ni en el blanco de los ojos”. A Sandra no le ha gustado que alardee de lo bueno que es la cama. Se han mentido mutuamente. Pedro le ha dicho que la cita iba bien y que ella le ha parecido también bien.
Eso sí, a las cámaras de ‘First Dates’ le ha confesado que “no hay por donde cogerla”: “Si es la última mujer del mundo, yo me quedo soltero”. Ella también tenía un comentario sobre su cita: “Mucho pan para tan poco chorizo”.
De hecho, le ha recriminado al programa su elección. “Yo creo que me podríais haber buscado algo un poquito mejor”, le ha dicho.
En la decisión final, Pedro le ha dicho que esperaba encontrarse con una Angelina Jolie. Sandra le ha confesado que buscaba un empotrador y “no un gusanito pidiendo socorro”.
En un intento de vengarse, el gruista se ha despedido de su cita diciéndole “tropicroqueta”. Al menos ella ha demostrado tener un poco de mejor humor.
