Alba y Enrique se reencontraron en ‘First Dates’ después de cuatro años y surgieron tensiones por viejos malentendidos, incluida la conversación que Enrique tuvo con la amiga de Alba.

El amor en la televisión nunca deja de sorprender y, esta vez, ‘First Dates’ volvió a demostrarlo con la cita de Alba y Enrique, dos jóvenes valencianos que habían cruzado caminos años atrás.
Alba, estudiante y camarera de 23 años, no dudó en confesar ante las cámaras que le gusta “robar miradas” y sentirse atractiva, dejando claro que no sale por beber, sino porque disfruta de ser el centro de atención.
Enrique, un empresario de 25 años, se presentó como un “chico para enseñar”, pero lo que nadie esperaba era que ambos ya se conocieran, lo que transformó la velada en un escenario lleno de tensión y emociones encontradas.
Cuando Enrique vio entrar a Alba, su primera reacción fue un susurro: “Creo que la conozco”, mientras Alba, con el ceño fruncido, replicaba: “Que yo conozco a este hombre”.
La sorpresa y la incomodidad se hicieron patentes cuando Alba le espetó un zasca directo: “Claro, como te he dejado de hablar, vienes aquí”.
La joven había descubierto que Enrique no solo quería pasar un rato con ella, sino que además le había hablado a una de sus amigas, algo que le había molestado profundamente.
Carlos Sobera, como presentador y mediador, intervino para que Enrique pudiera defenderse. El joven explicó: “Sí que es verdad que tuve el fallo de hablarle a su amiga.
Además, otro fallo que tuve, porque era más niño, es que me mandó un audio diciéndome que le había hablado a la amiga y ya dejé de contestar. Dije: ‘Aquí la hemos cagado’”.
Este incidente, confesó Enrique, había ocurrido hacía cuatro años, y desde entonces él sentía que había madurado mucho. Sobera le insistió a Alba que tal vez el destino los había unido por algo y le animó a darle una oportunidad, recordándole a Enrique que debía aprovecharla.

A pesar del inicio tenso, las primeras impresiones empezaron a suavizarse durante la cena. Alba reconoció que le hizo ilusión volver a ver a Enrique y recordó que en su momento habían tenido buen rollo.
Por su parte, Enrique destacó la atracción que sentía hacia Alba: “Es una chica que me llama la atención. Es bajita, rubita, guapa de cara y además me gusta el prototipo de que a lo mejor lleve un retoque estético”.
El encuentro estuvo marcado por los zascas de Alba, quienes no dudaron en recordarle a Enrique que le había hablado a su amiga y que su piel estaba demasiado naranja por los rayos UVA.
Sin embargo, Enrique aseguró que eso no le importaba en absoluto. “Me gusta discutir. Si pillo alguien tranquilo… A mí que me den la razón no me gusta”, confesó, dejando claro que buscaba a alguien con carácter, alguien que no se dejara llevar fácilmente.
A lo largo de la cita, Enrique decidió sincerarse y contar “un par de mentiras” con la intención de ganarse la confianza de Alba y conseguir una segunda oportunidad.
Y parece que su estrategia funcionó. La estudiante de Psicología decidió darle un voto de confianza, reconociendo que tal vez Enrique había cambiado con el tiempo.
“Intento pensar que la gente cambia y que igual, después de haber estado con tantas mujeres, se ha dado cuenta de que eso no. Le ha dado el voto de confianza de que me creo que eso es verdad”, explicó Alba durante la cena.

Antes de tomar la decisión final, Alba le dio un mensaje claro a Enrique:
“En mi defensa diré que te tengo tachado de golfo porque lo eres, lo has admitido, pero por lo menos te voy a dar un voto de confianza y voy a pensar que no estás tan loco ni eres tan guarro y que no le vas a hablar ahora a mis amigas cuando salgas”.
Con esta advertencia, dejaba entrever que estaba dispuesta a considerar una segunda oportunidad, pero que él debía demostrar que había cambiado de verdad.
Enrique, por su parte, se mostró optimista y dispuesto a continuar conociendo a Alba fuera del programa. “Creo que hay cosas que se han quedado por hablar, aunque ya hayamos hablado ella y yo aquí en la cita”, reflexionó.
Alba coincidió, afirmando que necesitaban verse en otro lugar y en otro ambiente para limar detalles pendientes y hablar con calma en Valencia, su ciudad.
Este reencuentro dejó claro que, a pesar de los errores del pasado, aún existía la posibilidad de reconectar y que las segundas oportunidades pueden surgir cuando menos se espera.
Entre tensiones, risas y sinceridad, la cita de Alba y Enrique en ‘First Dates’ se convirtió en un episodio memorable, mostrando cómo el amor, la madurez y la comunicación pueden transformar viejas heridas en nuevas oportunidades.
Carlos Sobera, fiel a su papel de mediador, logró que ambos se enfrentaran a sus sentimientos y que el programa se convirtiera en un espacio para el encuentro, la reflexión y, quizá, el inicio de un nuevo capítulo en sus vidas amorosas.