“¡Me han matado!”: El look de un soltero deja en shock a Sof y revoluciona una cita llena de giros inesperados en First Dates

El prototipo de Sof son los modernos de Malasaña, y para ella, Igors encajaba más en el concepto de moderno de Barcelona

 

El minucioso requisito de una creadora de contenido de 'First Dates' que su  cita sí cumplía

 

Sofía, más conocida como Sof, llegó al restaurante de First Dates con una misión clara: encontrar a ese “moderno de Malasaña” que lleva años idealizando entre matchas, TikToks y sueños de mudarse a Madrid desde su Guadalajara natal.

Con solo 21 años, creadora de contenido y con un radar muy particular para detectar lo que considera una red flag, lo tenía clarísimo: bigote sí, barba jamás, y estética malasañera obligatoria para conseguir un “sí” rotundo en el fotomatón.

Lo que Sof no esperaba era que la puerta se abriera y se encontrara con Igors, un DJ y diseñador de 28 años que entró con paso firme, sonrisa confiada… y unos skinny jeans que, según ella, “me han matado un poco”.

La expresión lo decía todo: había visto un fantasma, pero ese fantasma vestía pitillos.

—“Ay, madre mía… es que los vaqueros tan ajustados… no puedo. Yo soy un poco hater de esto”, murmuró ante las cámaras, entre horror estético y curiosidad contenida.

Porque sí, Igors era hipster, pero —como ella misma diagnosticó en segundos— un hipster de Barcelona, no un hipster de Malasaña. Y para Sof eso marcaba una diferencia sideral. Nada más descubrir que él nació en Letonia y creció en la Ciudad Condal, soltó una teoría improvisada:

—“A lo mejor allí llevan otro rollo, pero en mi concepto de moderno de Malasaña no encajaría.”

Aun así, y contra todo pronóstico, Sof no se dejó arrastrar por esa primera impresión que, de entrada, parecía condenarlo todo.

Durante la conversación, mientras él contaba detalles de su vida entre mezclas de DJ, diseño y noches eternas de música, ella empezó a ver algo más que unos pantalones ajustados.

Veía capas, culturas, experiencias mezcladas. Y con cada descubrimiento, se le descolocaba un poquito más el prejuicio.

—“Tiene parte de cada una de sus culturas… y eso le construye. Me encantaría saber más”, confesó ante la cámara, con ese brillo curioso que solo aparece cuando alguien te sorprende para bien.

 

Una soltera de 'First Dates' se horroriza al ver el atuendo de su cita: «Me  han matado»

 

La química empezó a tomar forma rápidamente, sobre todo cuando se dieron cuenta de que ambos vivían vinculados al mundo del arte. Él desde la música y el diseño; ella desde las redes, el estilo y esa visión estética que construye su día a día.

Y de repente, el macha —ese test definitivo que Sof no podía ignorar— resultó ser un punto de conexión inesperado: a los dos les encantaba.

El ambiente se caldeó todavía más cuando entraron en terreno emocional. Sentados frente a frente, mientras las velas del restaurante titilaban y la música suavizaba la noche, comenzaron a compartir historias sentimentales.

Sof abrió su corazón al hablar de la relación tóxica que vivió a los 18. No lo hizo con dramatismo, sino con esa mezcla de madurez y vulnerabilidad que tanto impacta cuando la escuchas.

Igors, por su parte, fue más allá. Contó una historia que dejó a Sof con la boca abierta. Su última pareja no era solo su novia: era su compañera de escenario, la otra mitad de un dúo de DJs que recorrió Europa vibrando entre luces, fiestas y energía desbordante.

Hasta que, de pronto, todo se vino abajo. Como describió él, pasaron “del estrellato a cambiarme por otro”.

—“Dios mío de mi vida, ¡qué fuerte!” exclamó Sof, atónita, sin poder disimular la impresión que la historia le había causado.

Ese “tortazo”, como lo definió él, lo dejó deshecho durante meses. Perdió la fe en el amor, las ganas de confiar y la motivación para volver a abrirse a alguien. Pero el tiempo, como siempre, pasó factura y terminó sanándolo.

Reconstruyó su corazón pieza a pieza… sin imaginar que en una cena televisada encontraría a alguien que lo miraría con verdadera atención.

 

Una soltera de 'First Dates' se horroriza al ver el atuendo de su cita: «Me  han matado»

Mientras hablaban, la tensión inicial se fue disipando. Sof ya no miraba los pitillos; miraba a Igors. Él ya no pensaba en su pasado; pensaba en lo que estaba descubriendo con ella.

La conversación fluía sin silencios incómodos, con risas, confesiones y hasta algún comentario coqueteo disfrazado de broma. Parecía que, pese a no haber flechazo instantáneo, los dos estaban conectando de una manera inesperada.

El momento del fotomatón fue la prueba final. Allí, entre poses improvisadas y risas nerviosas, empezaron a sentirse más cerca. Ni rastro del juicio inicial. Ni rastro del shock estético. Solo dos personas que, contra todo pronóstico, habían instaurado un vínculo.

Cuando llegó el momento de decidir, no hubo tensión dramática, ni sorpresa, ni giros telenovelescos. Lo que sí hubo fue algo sincero: la voluntad de seguir conociéndose. Quizás no fue amor a primera vista, pero sí fue un buen comienzo.

Sof y Igors se marcharon juntos del restaurante, con la promesa de seguir explorando aquello que había empezado de la manera más caótica posible: con unos skinny jeans que “mataron” a Sof… pero que no mataron la química.

Y así, en una cita donde la estética parecía haber sentenciado todo desde el minuto uno, el contenido —lo que de verdad importa— acabó por imponerse. Porque al final, en First Dates, las apariencias engañan… y el amor, cuando quiere, se cuela justo por donde menos lo esperas.

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