Sof ha recurrido a ‘First Dates’ para encontrar una pareja de verdad con la que compartir su día a día y mudarse a Madrid
Sofía, una joven creadora de contenido de 21 años llegada desde Guadalajara, entró en el restaurante de ‘First Dates’ con un objetivo muy claro: encontrar a alguien con quien compartir su día a día, mudarse a Madrid y, sobre todo, que tuviera bigote, nada de barba.
“Barba no, que me da asco”, confesó sin rodeos antes de la cita. Su cita, Igors, un DJ y diseñador que vive en Barcelona, parecía encajar perfectamente en el estilo moderno de Malasaña, aunque los vaqueros ajustados que llevaba no convencieron del todo a Sof.
La cita empezó con cierta tensión debido al estilismo.
Sof, que da mucha importancia a la apariencia por su trabajo en redes sociales, explicó que “literalmente, todos los días sufro algo de acoso callejero, miradas, silbidos, pitidos del coche… siempre tiene que haber un hombre fastidiándolo todo”.
La joven, que también trabaja como dependienta, suele usar ligueros y faldas muy cortas, un detalle que en el pasado había causado problemas en sus relaciones anteriores.
Sin embargo, Igors no solo no tuvo problema con su forma de vestir, sino que lo valoró como un punto positivo: “Me ha parecido bien que se vista como quiera”, comentó, lo que hizo que Sof ganara confianza desde el inicio.
Durante la cena, Sof y Igors empezaron a conocerse más allá de la apariencia. Igors, nacido en Letonia de familia soviética, le contó que habla ruso aunque no letón, lo que despertó la curiosidad de Sof.
La multiculturalidad fue un factor positivo para ella, así como su coincidencia profesional: ambos se dedican al mundo del arte, Igors como DJ y diseñador gráfico, y Sof como creadora de contenido.
“Me parece muy guay porque los dos nos dedicamos al mundo del arte y creo que ahí puede haber mucho entendimiento. No es lo mismo tener un trabajo de oficina que uno artístico”, señaló Sof a las cámaras.
La conversación se volvió más personal cuando ambos compartieron experiencias pasadas en el amor. Sof recordó una relación seria a los 18 años que fue tóxica:
“Terminó diciéndome que no le gustaba que tuviese amigos hombres ni lesbianas, no me gusta que no sé qué… así que chao, pescado”. Igors respondió con sinceridad:
“Yo también lo he pasado mal. La última relación que tuve pasó del estrellato, porque fuimos dúo de DJs y recorrimos Europa, a que me cambiase por otro. Un tortazo. En ese momento abandoné la idea del amor, pero luego me di cuenta de que no fue mi culpa”.
Sof se sorprendió gratamente con la forma de ser de Igors, destacando su sinceridad y respeto por su espacio, incluso en detalles como el fotomatón del restaurante.
“Veo cómo de verdad intenta ser buena persona. Ha tenido muchos gestos de lenguaje no verbal que indicaban que estaba pendiente, como escucha activa. Eso a mí me ha gustado bastante”, reconoció.
Igors, por su parte, también mostró interés genuino y dejó claro que no busca aventuras de una sola noche: “No me esperaba para nada alguien así en estos tiempos y edades”, dijo con sinceridad.
La cita demostró que las primeras impresiones pueden cambiar cuando realmente conoces a alguien.
Aunque no coincidieron en sus gustos musicales —Igors prefiere la electrónica y Sof, la música de Lola Índigo—, sí encontraron numerosos puntos en común que les hicieron sentirse cómodos y conectados.
Además, la honestidad y apertura de ambos crearon un ambiente de confianza que pocas veces se ve en citas a ciegas.
Al final de la velada, la decisión fue unánime: ambos aceptaron volver a verse.
Igors fue el primero en manifestar su interés: “Me pareces muy interesante, podemos encontrarnos, descubrirnos, y si sale, sí y si no, no. Lo más importante es descubrirnos”. Sof, con una sonrisa y tomando su mano, le correspondió:
“Me has caído súper bien. Me parece que tienes unos valores muy chulos y he estado súper cómoda. Me gustaría profundizar en algunos temas, tanto los que tenemos en común como los que no, que también está guay”.
Lo que empezó como una cita con ciertas dudas iniciales terminó con dos jóvenes conectando de forma auténtica y dejando claro que, más allá de la apariencia, los valores, la compatibilidad y el respeto mutuo pueden marcar la diferencia.
La historia de Sof y Igors se convirtió en un ejemplo de cómo el amor puede surgir incluso cuando se tienen expectativas claras y exigentes, demostrando que la sinceridad y la conexión emocional son más importantes que cualquier apariencia superficial.
En esta cita, Sof encontró no solo un hombre que cumplía con su requisito del bigote, sino también alguien que comparte su visión de la vida, su pasión por el arte y su respeto por la individualidad de cada uno.
La joven creadora de contenido dejó claro que la primera impresión no siempre lo es todo, y que abrirse al otro puede traer sorpresas agradables.
Igors, por su parte, demostró que la paciencia, la sinceridad y la actitud abierta son claves para conectar verdaderamente con alguien.
El encuentro de Sof y Igors en ‘First Dates’ sirve como recordatorio de que la compatibilidad va más allá de la apariencia y que los pequeños detalles, gestos de respeto y valores compartidos pueden hacer que una cita a ciegas se convierta en una historia con futuro.
Ambos se marcharon del restaurante con la ilusión de seguir conociéndose y la certeza de que habían encontrado algo especial, dejando a todos los espectadores con la esperanza de que el amor auténtico todavía tiene cabida en los tiempos modernos.
