Venus ha recurrido al ‘dating show’ en busca de alguien que le siguiese sus bromas subidas de tono

La noche en First Dates prometía química, risas y mucha atracción, pero terminó convirtiéndose en uno de esos encuentros que el público difícilmente olvida.

Venus y José protagonizaron una cita cargada de insinuaciones, comentarios picantes y un descuido inesperado que obligó al programa a intervenir.

Todo ocurrió entre miradas cómplices, frases sin filtro y una tensión sexual que fue creciendo minuto a minuto hasta rozar el límite de lo televisable.

Como suele recordar Carlos Sobera al dar la bienvenida a los comensales, el físico importa, pero la química lo es todo. Y precisamente de eso iba sobrada la cita de José, un joven de 25 años llegado desde un pequeño pueblo de Valencia.

De complexión atlética y sonrisa confiada, explicó nada más sentarse que su vida se reparte entre la carnicería familiar, que regenta junto a su madre, y un sueño artístico que le acompaña desde niño.

“Desde chiquillo he ido a teatro. Me encantaría algún día salir en una serie o en una película”, confesó con ilusión. Mientras tanto, no escondía lo que buscaba en el amor: una chica que le entrase por los ojos. “Que yo la mire y diga: ‘Es un espectáculo’”.

El programa parecía haberle escuchado. Su cita era Venus, una joven chilena de 26 años que estudia moda y que dejó clara su filosofía vital desde el primer minuto.

Segura de sí misma, provocadora y con un discurso directo, aseguró sin titubeos que el sexo con amor le resulta aburrido y que prefiere las relaciones intensas y sin demasiados filtros.

También confesó su debilidad por los hombres musculosos, algo que José cumplía con creces. La atracción fue inmediata y mutua.

Nada más verse, José no pudo disimular su entusiasmo. “Lo primero que le he visto han sido las personalidades”, soltó entre risas, dejando claro que se refería al pecho de su cita. Venus, lejos de incomodarse, recogió el guante y elevó el tono de la conversación.

El tema de si su busto era natural o no apareció en la mesa casi antes de que llegaran los entrantes. “¿Naturales?”, preguntó él sin rodeos.

Ella respondió con una sonrisa pícara: “¿Y tú qué crees?”. El juego fue a más cuando Venus bromeó con enseñárselos, pero el ángulo de la cámara y un movimiento desafortunado provocaron un descuido que obligó al equipo de First Dates a difuminar la imagen.

El momento quedó en el aire entre carcajadas, miradas cómplices y la sensación de que la cita acababa de cruzar una línea.

La cena continuó en ese mismo tono. Bromas subidas de tono, comentarios explícitos y una conexión evidente marcaron la velada. José reconoció que no siempre es así, pero que cuando se siente provocado se transforma.

“Normalmente soy más tranquilito, pero si me encienden…”, dijo dejando la frase en suspensión. Hablaron de tatuajes, de gustos sexuales y de experiencias pasadas sin tapujos.

Venus se mostró encantada con la naturalidad de su acompañante y celebró que no tuviera miedo a decir lo que pensaba.

El momento más romántico —y teatral— llegó cuando José decidió sacar a relucir su faceta artística. Se levantó, se armó de valor y le cantó una canción delante de todos los presentes. Venus, visiblemente emocionada, no pudo evitar sonreír de oreja a oreja.

“Me cantó delante de todos como una princesa”, comentó después, demostrando que, más allá del tono subido, también había espacio para gestos que tocaban la fibra.

La temperatura siguió subiendo cuando pasaron al reservado. Allí, con las luces apagadas y la intimidad a su favor, ambos dieron una muestra de la química que existía entre ellos. Venus resumió la situación con una frase que ya es historia del programa:

“Guarro con guarra se entienden”. Entre risas y caricias, la chilena dejó claro que para ella la atracción física es clave antes de dar cualquier paso serio. “Antes de comprometerse con algo tan serio hay que ver la carne, chequearla y probarla”, dijo sin ningún pudor a las cámaras.

Sin embargo, cuando parecía que la cita avanzaba viento en popa, llegó el momento más incómodo de la noche: la cuenta. José propuso pagar a medias, explicando que llevaba “lo justo”. La reacción de Venus fue inmediata y contundente.

“Lo siento, pero tú estás saliendo con una latina. A mí no me interesa el ‘fifty-fifty’ español. Tú pagas la cena porque es la primera cita. Yo lo valgo”, sentenció, visiblemente molesta.

El gesto no le sentó nada bien y no tardó en decírselo a la cara. Venus explicó que, por educación y por intentar impresionar a la chica, en su cultura lo habitual es que el hombre invite en la primera cita. José, por su parte, se defendió con firmeza.

“Ni yo soy más que tú ni tú eres más que yo”, respondió, añadiendo con una sonrisa que ya la había impresionado cantándole una canción.

La tensión se palpó durante unos segundos, pero no fue suficiente para romper la conexión que habían construido durante la noche. A la hora de decidir si querían una segunda cita, José no dudó en decir que sí y confesó abiertamente que estaba muy excitado.

Venus, aunque todavía algo molesta por lo ocurrido con la cuenta, también aceptó volver a verle. “Hay detallitos que cambiar, pero se pueden ir puliendo a medida que nos vayamos conociendo. Le vamos a dar una oportunidad porque está guapete”, concluyó.

Así, entre un descuido televisivo, bromas sin censura, una canción improvisada y una discusión cultural sobre quién debe pagar la cena,

Venus y José protagonizaron una de las citas más comentadas de First Dates, demostrando que cuando hay química, incluso los tropiezos pueden acabar en una segunda oportunidad.