La pasión de Gonzalo es la música, y quiso demostrarle a Claudia lo mucho que se parece su timbre de voz al del cantante de San Vicente de la Barquera

Gonzalo, un comercial de 38 años, llegó al restaurante de ‘First Dates’ con más confianza que nunca y con la firme intención de conquistar a su cita a través de su pasión: la música.
Desde el primer momento, el bilbaíno aseguró que su timbre de voz se parecía al de David Bustamante, y que su encanto personal le había dado siempre éxito con las mujeres.
«Soy muy activo, gracioso, me gusta bailar, cantarles al oído», decía mientras se acomodaba en la mesa esperando impresionar.
Su objetivo era claro: enamorar a Claudia, una modelo colombiana de 30 años afincada en Sevilla, a quien consideraba el prototipo de mujer perfecta: «Eres más bonita que Sevilla, tienes una sonrisa muy bonita», le soltó con entusiasmo nada más verla.
Claudia, sin embargo, no estaba dispuesta a dejarse conquistar con palabras bonitas ni halagos exagerados.
Desde el principio se mostró distante y crítica, dejando claro que no le impresionaban los intentos de flirteo: «No me gusta nada», comentó en los totales, sorprendiendo a Gonzalo que pensaba que su parecido con Bustamante y su actitud encantadora serían suficientes.
Aun así, el vasco no perdió tiempo y decidió demostrarle su talento en vivo, cantando unas estrofas de “La magia del corazón” mientras se inclinaba hacia ella con todo su entusiasmo.
«Se le va algún que otro gallito por ahí. Ha desafinado, pero canta bien. Se lo propone y canta con el alma», admitió Claudia, intentando valorar el esfuerzo pese a su rechazo inicial.
Durante la velada, Gonzalo no dejó pasar ninguna oportunidad para impresionar a Claudia. Intentó romper el hielo hablando de sus respectivas profesiones y su pasión por la música, pero también decidió dar un paso más allá.
«No me mires así, que tienes una sonrisa maravillosa y unos ojazos… Ahora mismo, me levantaba y te daba un beso», le dijo en un momento que hizo que la colombiana se quedara completamente paralizada.

El silencio fue inmediato y Gonzalo insistió: «¿Me levanto y lo hago?», a lo que Claudia respondió con un rotundo «¡No!». La tensión creció cuando él intentó justificar su atrevimiento: «¿No? ¿Te da vergüenza?».
Fuera de cámaras, Claudia explicó que el rechazo no tenía que ver con él como persona, sino con su físico: «No me gusta, es un hombre bajito y me encantan los hombres altos y con buen cuerpo.
Soy de otro tipo de hombre», reveló, dejando claro que la química física también juega un papel importante.
Lejos de rendirse, Gonzalo continuó mostrando sus supuestas virtudes.
No solo insistió con la música, sino que también trató de impresionar con detalles sobre su rendimiento en la intimidad: «Soy capaz de cuatro y cinco veces al día», confesó con una confianza que hizo que Claudia se apartara mentalmente de la propuesta romántica.
La diferencia de expectativas y gustos era evidente. Ella buscaba una conexión más genuina y emocional, mientras él apostaba por la espectacularidad y la demostración de talentos.
Pese a todo, la cita no terminó en desastre absoluto. Gonzalo había conseguido, al menos, que Claudia le permitiera una segunda oportunidad.
«Me ha gustado muchísimo tu mirada y tu sonrisa, me transmites una luz y una verdad a la hora de hablar conmigo que me ha cautivado completamente», le confesó.
Por su parte, Claudia suavizó el rechazo enumerando las cualidades del vasco: «Eres una persona súper agradable, me lo has hecho pasar fenomenal hoy. Me he divertido muchísimo. Pero para tener una relación amorosa no me veo…».
El contraste entre ambos era claro: mientras Gonzalo veía la cita como un campo para demostrar su talento y conquistar con música y palabras, Claudia se centraba en la compatibilidad y la atracción física, dejando patente que no todo se puede resolver con carisma y voz afinada.
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El programa de ‘First Dates’ volvió a demostrar, una vez más, que la química no se puede forzar. Ni siquiera un parecido asombroso con un famoso cantante puede garantizar que los sentimientos fluyan.
Gonzalo se marchó del restaurante con la esperanza de una segunda cita, mientras Claudia se quedó con una sonrisa y un recuerdo divertido, pero con la certeza de que la conexión romántica no surgió.
La noche terminó con un escenario clásico de expectativas y realidad enfrentadas, mostrando al público que, a veces, la pasión por impresionar puede ser más un obstáculo que una ventaja en el amor.
Entre las risas del equipo y los comentarios fuera de cámara, quedó claro que los solteros de ‘First Dates’ siguen siendo el mejor ejemplo de cómo las personalidades, los gustos y los estándares personales pueden chocar de manera inesperada.
Gonzalo, seguro de sí mismo y con su estilo de showman intacto, y Claudia, práctica y selectiva, dejaron una cita memorable que los espectadores comentarán durante días.
Entre gallitos desafinados, piropos exagerados y confesiones atrevidas, el episodio se convirtió en uno de esos momentos que muestran que el amor no se mide por talento ni por gestos grandiosos, sino por la auténtica conexión que puede surgir entre dos personas.
El ‘doble’ de Bustamante puede haber dado la nota en ‘First Dates’, pero la verdadera lección de la noche fue que ni la música, ni los piropos, ni los intentos de intimidad apresurada sustituyen la compatibilidad real entre dos personas.
Gonzalo se fue con el corazón esperanzado, y Claudia con la seguridad de que no todo lo que brilla enamora, dejando al público entre carcajadas y comentarios sobre la cita más intensa y musical de la temporada.
