Como no le gustó Encarni, Benji recurrió al móvil para hacer videollamada con buena parte de su familia sin importarle interrumpir la velada

El programa *First Dates* volvió a ser escenario de una velada cargada de tensión y momentos inesperados este miércoles 3 de diciembre,
cuando Benji, un artista polifacético de San Fernando (Cádiz), y Encarni, ama de casa granadina, compartieron una cita que rápidamente se convirtió en un auténtico espectáculo de emociones encontradas.
Benji, de 53 años, conocido por su capacidad para cantar, bailar y hacer monólogos, se define a sí mismo como alguien que busca transmitir alegría.
Sin embargo, pese a su dedicación a divertir y entretener, admitió que siente una carencia de afecto y compañía. Su objetivo en *First Dates* era encontrar lo que él llama su “medio limón”, una mujer que compartiera su entusiasmo por la vida y sus ganas de amar y ser amado.
Encarni, de 51 años, se presentó como una mujer vitalista, simpática y con un gran corazón, además de entusiasta creadora de contenidos de comedia e imitaciones en TikTok, afición que desarrolló durante la pandemia.
La combinación parecía prometedora: dos personas con un sentido del humor marcado y con energía positiva. Carlos Sobera y el equipo del programa consideraron que este emparejamiento tenía potencial, y la bienvenida no pasó desapercibida.
Benji recibió a Encarni en el restaurante vestido con todos los colores del arcoíris y bailando de manera improvisada. La reacción de Encarni fue inmediata: se unió a la improvisación, mostrando disposición para dejar la vergüenza de lado y sumarse al ritmo del gaditano.


No obstante, la primera impresión y la química inicial pronto se vieron eclipsadas por comentarios sinceros y desencuentros.
Al iniciar la conversación, ambos se sinceraron sobre lo que realmente pensaban del otro. Encarni señaló que el aspecto de Benji le parecía “dejadillo” y lo comparó con el personaje de Will Smith en *El príncipe de Bel-Air*.
Por su parte, Benji declaró que Encarni no encajaba en su ideal de pareja, pues prefería a alguien más delgada, más alta y con el cabello más largo.
“No hace feeling”, sentenció, dejando entrever que la atracción inicial no había surgido. Estas declaraciones marcaron un punto de inflexión en la cita, y el ambiente de complicidad se vio rápidamente sustituido por la incomodidad.
La situación empeoró cuando Benji rompió una de las reglas básicas de una cita: prestar atención a su acompañante.
Aprovechando un momento de distracción, comenzó a utilizar el móvil, haciendo fotografías de Encarni y realizando videollamadas con buena parte de su familia para presentársela, sin importar interrumpir la velada.
Encarni, visiblemente sorprendida y molesta, describió la situación ante las cámaras: “Lo nuestro ha sido una cita a cuatro, a cinco, a seis… Se ha puesto a videollamar a toda la familia para presentarme, ¡qué vergüenza!”.

Frente a esta actitud, Encarni optó por comunicarse también con un amigo, mostrando que la conexión con Benji había quedado comprometida.
“No hay nada que hacer”, reflexionó, reconociendo que la cita había perdido cualquier posibilidad de romance. Cada minuto restante de la cena le resultaba pesado, y la incomodidad se hizo palpable en sus gestos y expresiones.
La dinámica de la cita evidenció cómo, incluso cuando dos personas comparten intereses y sentido del humor, la falta de respeto por la atención y la intimidad puede transformar una experiencia prometedora en un momento incómodo y frustrante.
Al concluir la velada, la decisión de Encarni fue clara: no habría una segunda cita. Explicó que la forma de vestir de Benji y sus comentarios sobre el físico no eran de su agrado, dejando claro que no sentía una conexión emocional ni estética con él.
“No me ha gustado lo que me ha dicho sobre el físico, ella tampoco es mi prototipo de mujer”, replicó Benji, evidenciando que ambos coincidían en la falta de química, aunque desde perspectivas diferentes.

El episodio alcanzó su clímax cuando Encarni abordó un tema que había generado malestar durante toda la cita: las fotografías que Benji había tomado sin su consentimiento.
Con firmeza y sin ocultar su indignación, expresó: “Pues bien que me has dicho ‘qué guapa eres’ y te has liado a hacerme fotos. Ahora todas las que me has hecho las borras, porque me las has hecho sin pedirme permiso”.
La declaración reflejó no solo su descontento, sino también la importancia del respeto y la consideración en cualquier interacción romántica, incluso en el contexto televisivo.
El encuentro de Benji y Encarni en *First Dates* se convierte así en un ejemplo de cómo la sinceridad, aunque valiosa, puede chocar con la percepción de la otra persona, y cómo la falta de atención y respeto puede eclipsar los intentos de conexión.
Más allá del entretenimiento, esta cita pone de manifiesto aspectos fundamentales de las relaciones interpersonales: la compatibilidad física y emocional, la importancia del respeto mutuo y la gestión de expectativas desde el primer momento.
En definitiva, la velada en *First Dates* ofreció al público un claro recordatorio de que el carisma y la diversión no siempre son suficientes para garantizar el éxito en una cita, y que los desacuerdos sobre estilo, apariencia o comportamiento pueden tener un peso decisivo.
Benji y Encarni, a pesar de compartir entusiasmo y sentido del humor, evidenciaron que la atracción y la química son factores complejos que no siempre coinciden, dejando a la audiencia con un episodio memorable, cargado de tensión y momentos inesperados.
