Fran Antón, esposo de Kiko Hernández, se encadena frente a su local “El Cielo” en Melilla y comienza una huelga de hambre tras el cierre arbitrario del establecimiento por parte de la Policía Local.

El matrimonio entre el presentador de televisión Kiko Hernández y el actor Fran Antón se encuentra en medio de una tormenta mediática y emocional.
La pareja ha denunciado un acoso sistemático por parte de la Policía Local de Melilla, lo que ha llevado a Fran Antón a tomar medidas drásticas en busca de justicia.
En un acto de desesperación y firmeza, el actor ha decidido encadenarse a las puertas de su local “El Cielo”, que fue cerrado arbitrariamente por las autoridades locales.
La situación ha alcanzado un punto crítico. Fran, visiblemente afectado, ha compartido su angustia en un video que se ha vuelto viral en las redes sociales.
“Estoy aquí, en ‘El Cielo’, el local que abrimos hace un año con todo el cariño. Teníamos una licencia vigente que nos otorgó el dueño del local.
Sin embargo, la Policía Local ha clausurado nuestro establecimiento sin ninguna explicación convincente. No me han dejado entrar”, expresa Antón con la voz quebrada, reflejando su frustración y desamparo ante lo que considera un abuso de poder.
La historia de “El Cielo” es una de sueños y esfuerzo. Fran y Kiko, quienes han trabajado incansablemente para construir su negocio, se ven ahora enfrentados a un sistema que parece haberles dado la espalda.
La falta de respuesta por parte de las autoridades ha llevado a Fran a tomar una decisión radical: iniciar una huelga de hambre hasta que se normalice la situación y se reabra el local.
“Este es el único camino que veo para obtener respuestas. Tengo eventos programados y no puedo quedarme de brazos cruzados. Estoy encadenado aquí y no me moveré hasta que esto se solucione”, declara con determinación.

La decisión de Fran ha generado una ola de apoyo entre amigos, familiares y vecinos, quienes se han unido a su protesta. La comunidad local ha comenzado a movilizarse, exigiendo explicaciones a las autoridades y defendiendo los derechos de Fran y Kiko.
Este acto de solidaridad ha puesto de manifiesto la necesidad de un sistema judicial más justo y transparente, que garantice los derechos de todos los ciudadanos.
El caso ha captado la atención de los medios de comunicación, quienes han comenzado a investigar más sobre las circunstancias que rodean el cierre de “El Cielo”.
Las imágenes de Fran encadenado a las puertas de su local han recorrido el país, convirtiéndose en un símbolo de resistencia y lucha por la justicia.
“No se trata solo de mí, se trata de todos aquellos que han sido víctimas de abusos. Necesitamos que se escuche nuestra voz”, afirma Fran, mientras continúa su protesta.
La situación se complica aún más cuando se revelan detalles sobre la relación entre la Policía Local y el establecimiento.
Según fuentes cercanas, ha habido tensiones entre los propietarios de “El Cielo” y las autoridades, lo que podría haber desencadenado este cierre repentino.
Fran ha solicitado una reunión con los responsables locales para aclarar la situación, pero hasta ahora no ha recibido respuesta.

Los seguidores de Kiko y Fran han expresado su preocupación en las redes sociales, donde han creado hashtags y campañas para apoyar a la pareja.
“Es inaceptable que en pleno siglo XXI se sigan cometiendo abusos de poder. Fran y Kiko merecen justicia”, comenta uno de los seguidores en Twitter.
La presión social parece estar creciendo, y muchos esperan que las autoridades tomen cartas en el asunto antes de que la situación se agrave aún más.
Mientras tanto, Fran continúa su huelga de hambre, decidido a luchar por sus derechos y los de su pareja. “No puedo permitir que esto quede impune. La justicia debe prevalecer, y no descansaré hasta que tengamos respuestas”, concluye con firmeza.
La historia de Fran Antón y Kiko Hernández es un recordatorio de que la lucha por la justicia y la dignidad sigue siendo una batalla diaria para muchos, y que la voz de un individuo puede resonar en toda una comunidad.
A medida que la situación se desarrolla, los ojos de la nación están puestos en Melilla, esperando que se haga justicia y que “El Cielo” pueda reabrir sus puertas, no solo como un negocio, sino como un símbolo de resistencia ante la adversidad.
La historia de Fran y Kiko está lejos de terminar, y su lucha podría inspirar a otros a alzar la voz contra las injusticias que enfrentan en su día a día.
