Giorgia Meloni calificó la flotilla encabezada por Ada Colau y Greta Thunberg hacia Gaza como un “instrumento de Hamás” y una provocación que amenaza los esfuerzos de paz impulsados por Trump e Israel.

La primera ministra italiana, Giorgia Meloni, ha desatado una tormenta política al criticar con dureza la flotilla que se dirige a Gaza, en la que participan figuras como Ada Colau y Greta Thunberg.
En un mensaje contundente publicado en su perfil de X, Meloni no escatimó palabras al calificar esta expedición de “provocación política” que podría amenazar un acuerdo de alto el fuego que está siendo impulsado por Donald Trump y que cuenta con la atención de Israel.
“Esta flotilla no tiene nada de humanitaria”, afirmó Meloni, quien advirtió que la maniobra “corre el riesgo de hacer saltar por los aires” los esfuerzos diplomáticos en curso.
En su declaración, la líder italiana subrayó que la ayuda humanitaria puede ser entregada de manera segura a través de los canales establecidos, sugiriendo que persistir en la imposición de un bloqueo naval solo sirve a los intereses de aquellos que desean socavar cualquier posibilidad de paz.
Meloni continuó su crítica, afirmando que “ahórrennos los sermones morales sobre la paz si su objetivo es la escalada”. Su mensaje fue claro: “No exploten a la población civil de Gaza si realmente no les importa su destino”.
Estas palabras resonaron rápidamente en Jerusalén, donde el ministro israelí de Exteriores, Gideon Saar, se unió al coro de críticas.
“La flotilla a Gaza no es un acto humanitario, sino una peligrosa provocación destinada a inflamar las tensiones”, declaró Saar, subrayando que Israel está vigilando de cerca la expedición.

El ministro israelí agregó que la flotilla podría arruinar el delicado proceso de diálogo abierto tras meses de conflicto.
“No podemos permitir que estas acciones irresponsables pongan en peligro la paz”, insistió, reflejando la preocupación de que la llegada de la flotilla pueda desestabilizar aún más la región.
Mientras tanto, la respuesta de Ada Colau y los organizadores de la flotilla no tardó en llegar. En una rueda de prensa, Colau defendió la misión, argumentando que “la ayuda humanitaria es un derecho y no un privilegio”.
“No podemos quedarnos de brazos cruzados mientras la población de Gaza sufre. La flotilla es un acto de solidaridad”, afirmó, desafiando las acusaciones de Meloni y Saar.
Colau también criticó la postura de Meloni, sugiriendo que su enfoque es parte de una narrativa política que busca deslegitimar cualquier intento de ayuda humanitaria.
“No podemos permitir que la política se interponga en nuestras responsabilidades humanitarias”, dijo, añadiendo que la flotilla tiene como objetivo “visibilizar la crisis humanitaria en Gaza”.

El debate sobre la flotilla ha polarizado a la opinión pública en Italia y más allá, con muchos apoyando la iniciativa de Colau, mientras que otros, incluidos varios líderes políticos italianos, respaldan a Meloni.
Santiago Abascal, líder del partido VOX, expresó su apoyo a la primera ministra, afirmando que “la flotilla es un acto irresponsable que solo sirve a los intereses de Hamás”.
En contraste, figuras como Pablo Iglesias, exlíder de Podemos, defendieron la flotilla como un acto necesario en tiempos de crisis.
“La comunidad internacional no puede mirar hacia otro lado mientras la gente sufre”, argumentó Iglesias en una entrevista, instando a los gobiernos a adoptar una postura más activa en la defensa de los derechos humanos.
A medida que la tensión aumenta, la comunidad internacional observa con atención el desarrollo de esta situación.
Los esfuerzos por alcanzar un alto el fuego en Gaza son más cruciales que nunca, y la flotilla de Colau ha puesto de relieve las profundas divisiones en torno a cómo abordar la crisis.

La situación se complica aún más con la proximidad de las elecciones europeas, donde el tema de la ayuda humanitaria y la política exterior será un punto candente.
Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, ha instado a todos los actores a “actuar con responsabilidad y a priorizar la paz sobre la provocación”.
Sin embargo, sus palabras parecen caer en oídos sordos para algunos, mientras el debate sobre la flotilla continúa intensificándose.
En medio de esta controversia, Meloni ha hecho un llamado a los europeos a no dejarse arrastrar por discursos que, según ella, disfrazan la escalada de tensiones como un esfuerzo por la paz.
“No podemos permitir que la retórica de la paz se utilice como una herramienta para justificar la violencia”, concluyó, dejando claro que su postura es firme y que no cederá ante lo que considera una amenaza a la estabilidad de la región.
Con el futuro de la paz en Gaza pendiendo de un hilo, la flotilla de Ada Colau se convierte en un símbolo de la lucha por la ayuda humanitaria frente a las complejidades de la política internacional.
La pregunta que queda es: ¿será posible encontrar un camino hacia la paz en medio de tanta discordia?