Gonzalo Miró ha generado una ola de indignación en redes sociales tras defender públicamente a Paco Salazar, acusado de comportamientos inapropiados hacia mujeres dentro del PSOE.

Gonzalo Miró ha desatado una tormenta monumental en las redes sociales tras su defensa inquebrantable de Paco Salazar, un hombre de confianza del presidente Pedro Sánchez, que se enfrenta a múltiples acusaciones de comportamientos inapropiados hacia mujeres dentro del propio partido.
Lo que muchos consideraban un escándalo evidente, Miró ha transformado en un incendio aún mayor al aparecer en pantalla justificando y minimizando la gestión del PSOE en medio del estallido del caso Salazar.
“Es inaceptable que se critique a alguien sin conocer todos los detalles”, argumentó Miró durante su intervención en *La Roca* (laSexta). Sin embargo, su defensa no ha convencido a la opinión pública, que ha estallado en indignación a través de las redes.
Miles de usuarios lo acusan de ser incapaz de criticar cualquier aspecto negativo que provenga del partido que le garantiza su presencia en la televisión pública.
“¿Desde cuándo defender lo indefendible es una virtud?”, se preguntaba un usuario en Twitter, mientras otros repetían la frase: “De bien nacidos es ser agradecidos”.

La actitud de Miró ha sido calificada de condescendiente y despectiva. “Parece que tiene el estómago a prueba de bombas”, comentó un periodista en un foro de discusión, refiriéndose a su aparente disposición a ignorar las acusaciones serias que pesan sobre Salazar.
En un momento de su intervención, Miró intentó justificar los nombramientos del Comité Federal del 5 de julio, diciendo: “A mí me parece bien que se reparta un poquito, que no haya solo una persona que pueda hacer y deshacer a su antojo”.
Estas palabras, lejos de calmar las aguas, avivaron aún más el fuego de la controversia.
Lo que más ha indignado a los críticos ha sido su defensa directa de la respuesta del PSOE ante las denuncias contra Salazar.
“Paco Salazar deja todos sus cargos… No sé si tardó cinco horas o seis horas”, declaró Miró, como si la rapidez de la reacción del partido fuera un argumento válido para desestimar la gravedad de las acusaciones.
“Es un intento torpe de limpiar la imagen de un partido que ha ignorado denuncias similares durante años”, opina una analista política.
La falta de empatía de Miró se ha hecho evidente en su tono y en su forma de abordar un tema tan delicado.
“No podemos olvidar que detrás de cada denuncia hay una persona que ha sufrido”, comentó un compañero de profesión, subrayando la necesidad de un enfoque más humano y menos defensivo.
La hemeroteca tampoco juega a favor del tertuliano, quien ha sido acusado de actuar como un escudo mediático del PSOE en uno de los momentos más críticos de la legislatura.

La indignación no se limitó a las redes sociales. En la misma línea, varios periodistas y figuras públicas se han manifestado en contra de la postura de Miró. “No se puede defender lo indefendible”, replicó un conocido comentarista político en un programa rival.
“La defensa de Miró es un claro reflejo de la falta de autocrítica que se vive en el PSOE”, añadió.
La situación se complicó aún más cuando, tras su encendida defensa en laSexta, Miró fue visto en otro programa público, *Directo al Grano* (TVE), junto a Marta Flich, otra figura conocida por su afinidad con el Gobierno.
Esta coincidencia ha sido interpretada por muchos como una confirmación de que Miró no defiende al PSOE por convicción, sino por conveniencia.
“Es evidente que su lealtad está más relacionada con su carrera que con sus principios”, afirmó un analista en un debate posterior.
La reacción digital ha sido feroz. Usuarios de Twitter y otras plataformas han lanzado un linchamiento digital sin precedentes, acusando a Miró de falta de integridad y de ser un portavoz de un partido que ha fallado en abordar temas críticos de manera adecuada.
“Su reputación periodística ha quedado por los suelos”, escribió un usuario, reflejando el consenso general entre quienes se sienten decepcionados por su postura.

El escándalo de Salazar ha alcanzado a la cúpula del partido y ha destapado un sistema de silencio y protección interno que muchos consideran inaceptable.
Mientras tanto, Miró continúa defendiendo su posición, argumentando que su papel es el de un periodista que debe ofrecer un análisis equilibrado. “Mi trabajo no es criticar por criticar, sino entender las dinámicas políticas”, argumentó en una reciente entrevista.
Sin embargo, la percepción pública dista mucho de esa intención. La mayoría de los comentarios coinciden en que su defensa ha sido más un intento de proteger su propio interés que de abordar la realidad del problema.
“Es un momento crítico para el PSOE y para la política en general. Necesitamos voces que sean honestas, no cómplices”, concluyó un analista en un programa de debate político.
La controversia en torno a Gonzalo Miró no solo pone de relieve la tensión dentro del PSOE, sino que también plantea preguntas sobre la responsabilidad de los medios de comunicación en la cobertura de temas tan sensibles como el acoso y la violencia de género.
En un momento en que la sociedad exige transparencia y responsabilidad, la defensa de Miró ha dejado mucho que desear, convirtiéndolo en el blanco de una crítica feroz que no parece tener fin.