Una manifestación frente a la sede del PSOE denunció la percepción de manipulación informativa de RTVE, con ciudadanos exigiendo un periodismo público independiente y transparente.
La concentración llevada a cabo este domingo frente a la sede del PSOE en la calle Ferraz ha dejado una huella significativa en el panorama mediático español.
Mientras RTVE intentaba retratar la situación como un “acoso” hacia una de sus reporteras, la realidad se presenta de manera contraria:
se trató de una manifestación contundente contra el presidente Pedro Sánchez y la percepción de manipulación informativa que muchos ciudadanos atribuyen a la cadena pública.
Durante una transmisión en directo del Canal 24 Horas, varios manifestantes hicieron eco de su descontento con gritos como “Pedro Sánchez, hijo de p…” que resonaron en las calles, evidenciando un profundo rechazo hacia el actual Gobierno.
La insatisfacción no solo se dirigía hacia el mandatario, sino también hacia RTVE, que muchos consideran ha dejado de ser un medio al servicio de la ciudadanía para convertirse en un vehículo de propaganda del Ejecutivo.
“RTVE manipula”, “No os creemos”, eran algunas de las consignas que los asistentes levantaron en pancartas, subrayando su frustración.
A pesar de que los gritos y la tensión no estaban dirigidos a la reportera, la cadena pública decidió centrarse en su propia narrativa de victimización.
El presidente de RTVE, José Pablo López, publicó un mensaje en X donde tildaba a los manifestantes de “fascistas”, acusándolos de fomentar un clima hostil hacia la televisión pública.
Esta reacción ha sido interpretada por muchos como un intento de desviar la atención de la pérdida de credibilidad que enfrenta RTVE, la cual es vista como una consecuencia directa de sus decisiones editoriales y su alineamiento con el relato gubernamental.
El clima de desconfianza hacia RTVE se ha intensificado en los últimos años. Según encuestas recientes, más del 60% de los ciudadanos creen que los medios de comunicación públicos deberían ser independientes del Gobierno.
Este descontento se ha manifestado en diversas ocasiones, pero la protesta del domingo se destacó por su intensidad y claridad.
“Estamos aquí porque ya no nos creemos nada de lo que dice RTVE”, afirmaba uno de los manifestantes, mientras otros coincidían en que la cadena ha perdido su esencia de servicio público.
La situación se complica aún más si se analizan las intervenciones de los principales líderes políticos durante la manifestación. Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, subrayó que “la televisión pública debe servir a todos los ciudadanos, no solo a unos pocos”.
Por su parte, Santiago Abascal, líder de VOX, expresó su apoyo a los manifestantes, indicando que “no se puede permitir que un medio financiado con dinero público actúe como un portavoz del Gobierno”.
Este creciente descontento no es exclusivo de un solo sector político. Líderes de diversas formaciones, incluyendo a Pablo Iglesias y Yolanda Díaz, han reconocido la importancia de la independencia mediática.
“La credibilidad de RTVE está en juego, y es responsabilidad de todos protegerla”, afirmaba Díaz, mientras Iglesias insistía en que “la manipulación informativa es un problema que afecta a la democracia”.

La protesta del domingo no solo fue un grito de rechazo hacia RTVE, sino un reflejo de un sector cada vez más amplio de la sociedad que se siente cansado de la falta de transparencia y objetividad en la información.
“No estamos atacando a los profesionales de la información, sino a lo que RTVE representa hoy en día”, señalaba otro de los asistentes, enfatizando que la manifestación no era un ataque personal, sino una demanda colectiva por un periodismo más honesto y comprometido con la verdad.
A medida que RTVE continúa ignorando este descontento social creciente, se enfrenta a un futuro incierto. “La gente ha dejado de creerles”, advertía un manifestante, y este sentimiento se hace eco en las calles.
La desconexión entre la ciudadanía y la televisión pública es evidente, y si RTVE no toma medidas para recuperar la confianza del público, es probable que continúe encontrándose con ciudadanos que ya no aplauden, no callan y no tragan.
En conclusión, la concentración del domingo ha sido un claro recordatorio de que la credibilidad de los medios de comunicación es fundamental para el funcionamiento de una democracia saludable. Los ciudadanos están demandando un cambio, y RTVE debe escuchar.
La lucha por una información veraz y objetiva es una batalla que involucra a todos, y la responsabilidad recae no solo en los periodistas, sino también en las instituciones que deben garantizar la independencia y la pluralidad en el acceso a la información.