Un soltero deja sin palabras a su cita al proclamarse ‘independentista y catalanófobo’: «¿Qué estoy haciendo aquí?»

Manuela necesitó armarse de mucha paciencia para cenar con Lluís, un artista vanguardista con una mente peculiar y muchas ganas de hablar

 

First Dates: Un soltero deja sin palabras a su cita al proclamarse  'independentista y catalanófobo': «¿Qué estoy haciendo aquí?»

 

El restaurante de First Dates vivió una velada inolvidable el pasado lunes 27 de octubre, cuando una nueva incorporación al equipo, la modelo Lidia Santos, debutó como camarera y se encontró con una cita que rozó lo insólito.

Lo que debía ser una cena relajada entre dos solteros se convirtió en un auténtico espectáculo de personalidades enfrentadas y conversaciones imposibles de digerir.

Lluís, un artista vanguardista de 44 años, llegó al restaurante con una combinación explosiva de ego,

excentricidad y teorías poco convencionales sobre el amor y la monogamia, mientras que Manuela, una consultora internacional de 43 años, tuvo que armarse de paciencia para sobrevivir a la cita sin perder la compostura.

La velada comenzó con la presentación de Lluís, quien no dudó en manifestar su descontento con la sonrisa de Carlos Sobera al saludarlo.

«No me ha gustado su sonrisa socarrona», afirmó, mostrando desde el primer momento que su carácter era tan particular como su trayectoria artística.

Se definió como «un piltrafilla», aunque no tardó en presumir de sus conexiones familiares con la pintora Zabala y la poeta Montserrat Abelló, intentando impresionar a todos los presentes con un currículum artístico y cultural de lo más peculiar.

 

Una soltera de 'First Dates' vive un momento de lo más embarazoso con un  independentista catalán: ''Me dan ganas de vomitar''

 

El soltero, bautizado como ‘Sobaval’ en honor a un lavabo, sorprendió a Manuela incluso antes de sentarse a la mesa al dejarle un regalo: un cuadro valorado en más de 1.000 euros, acompañado de una extensa explicación sobre su significado.

La consultora, visiblemente abrumada, reconoció en privado que no colgaría la obra en su hogar: «Creo que mis neuronas ya no pueden con tanto», confesó entre risas nerviosas.

El gesto, lejos de aliviar la tensión, amplificó la sensación de desbordamiento, ya que Lluís continuó hablando sin pausa, desplegando un monólogo sobre su arte y sus ideas personales.

Manuela, bisnieta de una marquesa y conocida por establecer claramente sus ‘líneas rojas’ en cualquier aspecto de su vida, especialmente en el terreno personal, intentó mantener la compostura mientras su cita seguía encadenando temas imposibles de digerir.

«¿Qué estoy haciendo aquí? No sé qué pastillas se tomó este señor, pero que las dejen de vender… Es muy peligroso», comentó con humor y cierto grado de desesperación, mientras el equipo del programa observaba atónito.

 

Un soltero lanza un comentario a Carlos Sobera en First Dates al momento de  conocerle

 

El punto culminante llegó cuando Lluís, en un acto de contradicción monumental, se autoproclamó «independentista y catalanófobo, soy más ‘puigdemonista’ que Puigdemont».

Manuela, quien hasta ese momento había soportado con estoicismo el torrente verbal del artista, se quedó sin palabras ante la declaración, intentando procesar la paradoja sin perder los modales.

«No colgaría el cuadro en mi casa, no es mi estilo… Creo que mis neuronas ya no pueden con tanto», repetía la soltera entre totales, evidenciando que la cita estaba lejos de ser lo que había imaginado.

A pesar de las contradicciones y la intensidad de Lluís, la velada continuó con momentos incómodos. Cuando sonó I Just Called to Say I Love You de Stevie Wonder, Manuela creyó que finalmente podría disfrutar de un respiro, pero se equivocó.

Lluís no cerró la boca ni un instante y, para colmo, insistió en bailar y abrazarla, algo que la consultora no estaba dispuesta a tolerar.

«Huele mucho. Reconozco que soy muy sensible a los olores, de verdad me dan ganas de vomitar», confesó en privado, dejando claro que la química entre ambos brillaba por su ausencia.

La conversación, que comenzó con reproches a Sobera y continuó con demostraciones artísticas, teorías sobre la monogamia y una avalancha de referencias culturales, se convirtió en un verdadero reto para Manuela.

Sin embargo, a pesar del caos, Lluís se mostró entusiasmado con la cita, asegurando haberse enamorado de ella, aunque «no pasionalmente».

 

Una soltera de 'First Dates' vive un momento de lo más embarazoso con un  independentista catalán: ''Me dan ganas de vomitar''

 

La decisión final sorprendió a todos: Manuela aceptó suavizar la calabaza y dejó abierta la posibilidad de un segundo encuentro, reconociendo que, aunque Lluís era una persona interesante y culta, no encajaban.

La despedida, rápida y a la italiana, cerró un episodio que difícilmente será olvidado por los espectadores ni por los protagonistas.

La incorporación de Lidia Santos como camarera trajo un aire nuevo al restaurante.

La modelo, ex Miss Málaga 2011 y participante de Supervivientes 2019, presumió de tener un notable historial como casamentera entre amigos y conocidos, con un 80% de éxito. Sin embargo, su primer encuentro profesional fue todo un desafío.

Con una cita como la de Lluís y Manuela, cualquier experiencia previa parecía insuficiente frente a la avalancha de excentricidades y declaraciones provocadoras que marcaron la velada.

Más allá del espectáculo, esta cita dejó en evidencia la complejidad de las interacciones humanas cuando se mezclan personalidades extremas y expectativas muy distintas.

Manuela, con su pragmatismo y paciencia, intentó equilibrar la situación, mientras Lluís no dejaba de sorprender con cada frase, con cada gesto y con cada idea disparatada.

La tensión entre ambos mostró cómo, en el mundo de First Dates, el amor y el choque cultural pueden ir de la mano, dando lugar a momentos que son a la vez hilarantes, incómodos y reveladores sobre la naturaleza humana.

 

 

 

El episodio también sirvió para mostrar cómo el programa no solo es un espacio de búsqueda de pareja, sino un espejo donde se reflejan las diferencias culturales, ideológicas y personales.

Lluís, con su exceso de confianza y su necesidad de impresionar, chocó frontalmente con la sensatez y los límites de Manuela, ofreciendo a la audiencia una lección inesperada sobre la importancia de la compatibilidad más allá del atractivo superficial.

A medida que los espectadores comentaban la cita en redes sociales, quedó claro que este encuentro sería recordado durante mucho tiempo.

La combinación de arte, excentricidad, contradicciones políticas y sensibilidad personal hizo de esta velada un episodio excepcional,

un ejemplo de cómo las citas pueden convertirse en experiencias memorables, no siempre por razones románticas, sino por la intensidad y singularidad de los protagonistas.

En definitiva, la cita entre Lluís y Manuela dejó claro que First Dates sigue siendo un escenario donde cualquier cosa puede suceder.

Entre declaraciones explosivas, regalos imposibles y momentos de incomodidad, los espectadores pudieron disfrutar de un espectáculo que

mezcló cultura, polémica y diversión, confirmando que el restaurante de Cuatro sigue siendo un laboratorio de emociones humanas donde las sorpresas están garantizadas.

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