Inés Hernand ha generado una gran polémica por afirmar que la izquierda abertzale era “pacifista”, lo que ha sido interpretado como un intento de blanquear a ETA.
Las recientes declaraciones de Inés Hernand en la academia de Operación Triunfo han desatado una ola de indignación que recorre toda España.
En un momento en el que la memoria de las víctimas del terrorismo sigue viva, la presentadora se atrevió a afirmar que la izquierda abertzale era “pacifista”, lo que ha provocado una reacción contundente no solo en el ámbito político, sino también en la sociedad civil.
La controversia comenzó cuando Hernand, en un contexto que muchos consideran inapropiado, realizó comentarios que minimizan el sufrimiento de miles de personas que han sido afectadas por la violencia de ETA.
Sus palabras, dirigidas a un grupo de jóvenes concursantes, han sido interpretadas como un insulto directo a la memoria de quienes perdieron la vida a manos de esta organización terrorista.
La senadora y concejal de Pamplona, María Caballero, hija de Tomás Caballero, un edil asesinado por ETA en 1998, no tardó en expresar su desacuerdo. “Antes de hablar, entérate…”, escribió en redes sociales, recordando con dolor la carga que llevaron las familias de las víctimas.
“¿Sabes quién cargaba los ataúdes cuando ETA mataba? Los compañeros y los familiares, como en el caso de mi padre”, agregó, enfatizando la falta de respeto que supone la postura de Hernand.
La indignación ha trascendido el ámbito político. En las redes sociales, miles de usuarios han criticado no solo a Hernand, sino también a Operación Triunfo, Prime Video y al Gobierno de Pedro Sánchez por permitir que una figura pública haga afirmaciones tan controvertidas.
Los comentarios de Hernand, que incluían la afirmación de que “no hay líderes usando la palabra ETA con ligereza”, han dejado a muchos concursantes del programa atónitos, incapaces de comprender lo que estaban escuchando.
La respuesta de Inés Hernand a la controversia ha sido intentar suavizar la situación, asegurando que condena “profundamente” toda forma de violencia y, por supuesto, los asesinatos de ETA.
Sin embargo, sus intentos de presentarse como víctima de amenazas han caído en saco roto para aquellos que consideran intolerable que desde una plataforma pública se difunda una imagen distorsionada de un entorno político que apoyó la violencia durante años.
Las asociaciones de víctimas del terrorismo, junto con representantes políticos de diversas ideologías, han exigido el despido inmediato de Hernand de RTVE y de cualquier espacio financiado con dinero público.
Para ellos, lo ocurrido es una muestra de una falta de sensibilidad que no se puede aceptar.
“Lo sencillo habría sido decir ‘lo siento si he hecho daño’… pero no es de recibo ni decir que la izquierda abertzale era pacífica ni tampoco responder con amenazas”, han señalado desde varios colectivos.
La presión sobre TVE para que actúe es cada vez mayor. La polémica ha ganado tal magnitud que figuras políticas de todos los sectores han intervenido, desde Isabel Díaz Ayuso y Santiago Abascal hasta Pedro Sánchez e Irene Montero.
Todos coinciden en la necesidad de abordar este asunto con la seriedad que merece, dado el impacto que tiene en la memoria colectiva de un país que ha sufrido tanto por el terrorismo.
El escándalo ha puesto de manifiesto un debate más amplio sobre la responsabilidad de los medios de comunicación y de los presentadores en la difusión de mensajes que pueden ser interpretados como una falta de respeto hacia las víctimas.
En un momento en que la sociedad española se esfuerza por recordar y honrar a quienes sufrieron a causa del terrorismo, las palabras de Hernand han abierto viejas heridas y han reavivado el dolor de muchas familias.
La polémica sigue creciendo, y la exigencia de una respuesta contundente por parte de TVE se hace cada vez más urgente.
La comunidad de víctimas y sus familias no están dispuestas a aceptar un mensaje que minimiza su sufrimiento y el impacto de la violencia en sus vidas. La situación actual es un recordatorio de que las palabras tienen peso y que la historia no debe ser olvidada ni tergiversada.
Inés Hernand se encuentra ahora en el ojo del huracán, enfrentando no solo la indignación de las víctimas, sino también la presión de un público que exige responsabilidad y respeto.
La situación plantea preguntas difíciles sobre el papel de los medios de comunicación en la construcción de la memoria histórica y el deber de cuidar la sensibilidad de aquellos que han sufrido en el pasado.
A medida que la controversia continúa, queda claro que este episodio no se cerrará fácilmente.
La lucha por la memoria y el respeto hacia las víctimas del terrorismo es un tema que seguirá resonando en la sociedad española, y la respuesta de los medios y de figuras públicas como Inés Hernand será objeto de un escrutinio cada vez más intenso.
