Irene Montero generó una fuerte polémica en el Parlamento Europeo al defender a China, Cuba y Venezuela, criticando duramente a Estados Unidos y asegurando que Europa debería aprender de los modelos económicos centralizados de estos regímenes.

En un reciente debate en el Parlamento Europeo, la eurodiputada Irene Montero ha generado una ola de críticas al defender abiertamente a regímenes totalitarios como los de China, Cuba y Venezuela.
Durante su intervención, Montero argumentó que Europa debería aprender de China, un país que, según ella, ha logrado un notable crecimiento económico gracias a una política centralizada que controla y planifica la economía.
“Ustedes pretenden dar lecciones de valores y de democracia a China, que han puesto a Europa a los pies de Donald Trump”, afirmó Montero, desatando la indignación de sus colegas.
La eurodiputada de Podemos no dudó en atacar la política exterior de Estados Unidos, calificando a Donald Trump de “delincuente” que “mete en jaulas a niños” y que ha desatado una “guerra racial” contra los trabajadores.
Montero continuó su discurso afirmando que “China es hoy una potencia mundial” y que Europa necesita acercarse a este país para obtener autonomía y soberanía, en lugar de depender de Estados Unidos. “Para entenderlo no hace falta ni siquiera ser demócrata”, agregó.
Esta postura fue rápidamente rebatida por otros eurodiputados, quienes defendieron los valores democráticos y los derechos humanos.
Un eurodiputado italiano del partido de Giorgia Meloni, Pablo Borcha, respondió a Montero con contundencia, afirmando que “Europa no puede ser el parque de atracciones de todos, donde se hace negocios sin respetar las normas”.
Borcha subrayó la necesidad de proteger los intereses industriales europeos frente a la competencia desleal que representa China, un país que, según él, utiliza subsidios estatales para dominar el mercado.

La eurodiputada polaca Anna Brilca también se unió a las críticas, señalando que “Europa está socavando su propia industria” y que el déficit comercial con China asciende a 300,000 millones de euros.
“Mientras nuestras empresas estén sobrecargadas de burocracia, no tenemos oportunidad alguna”, advirtió Brilca, destacando la dificultad de competir con un país que no enfrenta las mismas restricciones laborales y ambientales.
El eurodiputado alemán Eringin Heroglum se mostró igualmente crítico con la gestión europea. “La presidenta Ursula von der Leyen reparte millones entre ONGs en vez de fomentar la producción de tierras raras aquí en la Unión Europea”, señaló.
Heroglum enfatizó que la dependencia de China en este sector es alarmante, ya que el país asiático controla entre el 48% y el 50% de las tierras raras del mundo y produce el 90% de su refinado.
La eurodiputada francesa Julie Rechangé también participó en el debate, enfatizando que “mientras nosotros hablamos del libre comercio, China protege su industria con subvenciones”.
Rechangé subrayó que Europa debe recolocar su producción y dejar de depender de Pekín para mantener su soberanía económica.


Las palabras de Montero, que parecían defender los regímenes totalitarios, fueron recibidas con incredulidad. “¿Cómo puede ser un discurso tan incoherente?”, cuestionó un eurodiputado, añadiendo que Montero ha roto con los valores democráticos que Europa representa.
La crítica se centró en el hecho de que en China no existe libertad de expresión y que las condiciones laborales son deplorables.
“En China, hay un solo partido y solo un sindicato, controlado por el gobierno. En Europa, tenemos derechos laborales que nos protegen”, argumentó un eurodiputado español.
La defensa de Montero a los regímenes totalitarios ha puesto de manifiesto una división profunda en el Parlamento Europeo sobre la política comercial y la relación con China.
Mientras algunos eurodiputados abogan por una mayor cooperación con el gigante asiático, otros advierten sobre los riesgos de depender de un país que no comparte los mismos valores democráticos.
“La guerra comercial con China no trae nada bueno a Europa”, concluyó uno de los eurodiputados, enfatizando la necesidad de una estrategia clara para proteger los intereses europeos.
Este debate no solo refleja las tensiones políticas actuales en Europa, sino también la creciente preocupación por la influencia de China en el continente.
A medida que Europa navega por un mundo cada vez más polarizado, la defensa de los valores democráticos y los derechos humanos se convierte en un tema crucial en la agenda política.
La intervención de Irene Montero y las respuestas de sus compañeros eurodiputados destacan la importancia de mantener una postura firme frente a las dictaduras y la necesidad de proteger los principios que sustentan la Unión Europea.