Jim Caviezel comparte experiencias sobrenaturales vividas durante el rodaje de “La Pasión de Cristo”, incluyendo una experiencia cercana a la muerte y revelaciones espirituales profundas.

Jim Caviezel, el actor que encarnó a Jesucristo en la controvertida película “La Pasión de Cristo”, ha compartido experiencias asombrosas y sobrenaturales que ocurrieron durante el rodaje.
En un relato conmovedor, Caviezel revela cómo su vida y su fe fueron profundamente afectadas por los eventos que se desarrollaron tras las cámaras de esta obra maestra cinematográfica.
Desde experiencias cercanas a la muerte hasta momentos de intensa espiritualidad, lo que vivió en el set es difícil de creer, pero él está decidido a que el mundo lo escuche.
Caviezel describe un momento en el que sintió que su cuerpo se desvanecía, como si se disparara fuera de sí mismo. “Vi la parte de atrás. Recuerdo que lo observé y de repente vi como su mano explotaba”, confiesa, refiriéndose a la crucifixión de Cristo.
La intensidad de su interpretación lo llevó a una experiencia trascendental, donde escuchó la frase: “No vine a traer paz a este mundo.
Vine como una espada para dividir”. Esta revelación lo llevó a cuestionar la naturaleza de la película, preguntándose si realmente era solo una producción o si había algo más profundo en juego.
Durante el rodaje, se reportaron sucesos extraños y coincidencias perturbadoras. Caviezel menciona la presencia de una fuerza sobrenatural que parecía estar observando cada movimiento del equipo.
“Hubo una sensación inquietante en el aire. Era como si algo más estuviera allí, guiándonos”, dijo.
Mel Gibson, el director, enfrentó la resistencia de los estudios de Hollywood, que consideraban el proyecto demasiado arriesgado y poco comercial. Sin embargo, Gibson estaba decidido a llevar a cabo su visión, una visión que Caviezel ahora reconoce como un acto de fe.

La película fue filmada en arameo, latín y hebreo, lo que la hizo aún más auténtica pero también más difícil de vender en un mercado que prioriza el entretenimiento comercial.
“Era un proyecto que nadie quería tocar”, recuerda Caviezel. Sin embargo, a pesar de los obstáculos, la pasión de Cristo se convirtió en un fenómeno cultural, resonando profundamente con los espectadores.
Caviezel también comparte cómo su propia fe se puso a prueba durante la filmación. “Siempre llevaba a Jesús conmigo, oraba. Visité la iglesia y pedía perdón a Dios constantemente”, confiesa.
A pesar de sus dudas iniciales sobre asumir el papel, sintió una paz celestial que lo llevó a aceptar el desafío. “Todos estamos llamados a llevar nuestras cruces, y si no lo hacemos, seremos aplastados bajo su peso”, reflexiona.
El actor también habla de los desafíos físicos que enfrentó durante el rodaje. “Al final de la filmación, mi cuerpo colapsó. Tuve que someterme a dos cirugías mayores, incluso una a corazón abierto”, revela.
En un giro inesperado, durante la última toma de la película, un rayo lo alcanzó. “A pesar de todo, seguí adelante. Recuerdo haber escuchado a Jesús diciéndome, ‘Estoy demasiado cerca'”, dice Caviezel, recordando la experiencia como una mezcla de terror y paz.

Lo más impactante de su relato es su experiencia cercana a la muerte. “Morí. Mis médicos, el Dr. Gilan y el Dr. Griffin, lo presenciaron. Ellos me trajeron de regreso, pero entendí que aún debía permanecer aquí”, explica con fervor.
En ese momento, sintió una paz indescriptible, un amor que lo envolvía.
“Fue algo asombroso. No sentí dolor alguno. Era como romper un huevo; algo se abre y simplemente sales de tu cuerpo”, dice, describiendo cómo observó a su alrededor mientras el equipo médico luchaba por reanimarlo.
Después de estos eventos, Caviezel comenzó a lidiar con el estrés y la ansiedad, lo que lo llevó a tomar medicamentos. Sin embargo, su fe nunca flaqueó. “La pasión de Cristo se convirtió en el momento más decisivo de mi vida.
A través de ella experimenté en carne propia la vida, muerte y resurrección de mi Señor”, afirma con convicción.
A medida que comparte su historia, Caviezel también lanza una crítica a la teología de la prosperidad que ha permeado en muchas iglesias. “Hemos comenzado a creer en doctrinas falsas e ideologías alejadas de la palabra”, advierte.
Su mensaje es claro: la vida cristiana no está exenta de sufrimiento, y anhelar cosas terrenales no es malo siempre que recordemos que es Dios quien nos permite disfrutarlas.
Jim Caviezel ha dejado claro que su experiencia en “La Pasión de Cristo” fue más que un simple papel en una película; fue un viaje espiritual que lo transformó.
A través de sus luchas y revelaciones, nos recuerda la importancia de estar preparados para la muerte y de depositar nuestra confianza en Jesucristo.
“No existe tesoro más grande que Jesucristo y la salvación que nos otorgó a través de su sacrificio en la cruz del Calvario”, concluye, dejando a todos con una profunda reflexión sobre la vida, la fe y el sacrificio.
