Kike Calleja, primer expulsado de Supervivientes: All Stars 2025, se declara a su mujer y estrena el “beso de la traición” con Sonia Monroy.

El pasado jueves 11 de septiembre de 2025, la edición más esperada de Supervivientes: All Stars 2025 vivió un giro inesperado en la Palapa de Honduras cuando Kike Calleja, periodista y colaborador televisivo, se convirtió en el primer expulsado de esta temporada.
La tensión entre los concursantes y la emoción del público alcanzaron su punto álgido cuando Calleja, visiblemente emocionado, cruzó la línea entre la estrategia televisiva y la vulnerabilidad personal, dejando una de las escenas más recordadas de la edición hasta la fecha.
El expulsado, quien había luchado intensamente en las pruebas físicas y psicológicas del reality, se enfrentó a un duro duelo de popularidad contra Fani Carvajo, decisión que recayó finalmente en la audiencia mediante votación.

A la hora de abandonar Honduras, Calleja se dirigió a la cámara con voz entrecortada y lágrimas contenidas para dedicar unas sentidas palabras a su esposa, Raquel Abad:
“Muchas gracias por haberme dejado participar un año más aquí porque esto es un privilegio”, afirmó mientras sostenía con fuerza la emoción que le invadía.
No tardó en confesar quiénes habían sido sus compañeros favoritos durante su estancia en la isla. “Dadlo todo, espero que alguno de mi equipo ganéis.
Mi premio está en casa”, comentó, dejando claro que su verdadera victoria no se encontraba en la competición sino en los lazos personales que había cultivado fuera de la isla.
Ante la insistencia del presentador Jorge Javier Vázquez sobre el amor de su vida, Calleja no dudó en abrir su corazón: “Estoy muy enamorado. Es mi punto débil, mi debilidad, lo mejor que me ha pasado en la vida”, reveló con la voz entrecortada y los ojos brillantes.

El periodista narró cómo su relación con Raquel Abad se había fortalecido tras varios encuentros en el pasado. “Cuando nos reencontramos por tercera vez en la vida, surgió algo tan especial que espero que dure siempre.
Creo que no sabemos vivir el uno sin el otro. Ojalá hubiera aparecido antes”, confesó Calleja mientras la audiencia se conmovía con sus palabras, subrayando que, pese a su temprana salida del reality, su experiencia había sido enriquecedora a nivel personal y sentimental.
Sin embargo, la gala también ofreció un giro inesperado con la introducción de la nueva dinámica llamada el “beso de la traición”, un privilegio exclusivo para los expulsados que podía alterar el rumbo del concurso.
Este mecanismo consistía en que el expulsado debía besar en la mejilla o en la frente a otro concursante sin dar explicaciones, otorgando un punto extra en las nominaciones y generando intriga y tensión entre los participantes.
Al volver a la Palapa, Kike no dudó en estrenar esta controvertida norma y decidió su “beso de la traición” hacia Sonia Monroy, compañera con la que había compartido diversas estrategias y momentos de convivencia:
“Me caes fenomenal, así que disfruta de la experiencia”, le dijo con una sonrisa antes de despedirse del resto de los concursantes.
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Sonia Monroy, sorprendida pero manteniendo la compostura, se limitó a aceptar el gesto con cautela, mientras otros concursantes como Miri especulaban sobre posibles estrategias ocultas:
“Me ha dado el beso de Judas, seguro, pero me da igual”, comentó con un dejo de desconfianza y humor, reflejando la mezcla de tensión y juego que caracteriza a Supervivientes.
El momento del beso no solo añadió un componente estratégico a la expulsión de Calleja, sino que también sirvió para intensificar la
narrativa de relaciones personales y rivalidades dentro del programa, mostrando cómo incluso en la salida de un participante se pueden generar dinámicas inesperadas y controvertidas.
La combinación de romanticismo, emoción y juego estratégico capturó la atención del público y generó un debate inmediato en las redes sociales, donde seguidores del reality comentaban cada gesto y declaración de Kike.
Más allá de la estrategia y la sorpresa del beso, la gala dejó patente la conexión profunda entre Kike Calleja y su mujer Raquel Abad, cuya influencia y apoyo durante su estancia en Honduras fueron clave para que Calleja superara los momentos de mayor dificultad emocional.
En varias entrevistas previas al inicio de Supervivientes:All Stars 2025, Calleja había adelantado que su objetivo principal era disfrutar de la experiencia y aprender de ella, manteniendo siempre a su familia como prioridad.

La emotiva despedida de Kike también recordó a la audiencia que detrás de la competencia y las pruebas extremas existe una dimensión humana, donde las emociones y los vínculos personales cobran un papel tan relevante como las habilidades físicas.
Con cada lágrima derramada, con cada declaración de amor y cada gesto estratégico, el periodista dejó claro que su experiencia en Supervivientes, aunque breve, sería recordada tanto por él como por la audiencia durante toda la temporada.
Mientras Kike Calleja regresaba a España, la atención mediática se centró en cómo la introducción del “beso de la traición” podría influir en el resto del concurso y cómo los concursantes en la isla reaccionarían ante esta nueva regla.
Los seguidores de Supervivientes, por su parte, continuaron comentando en redes la combinación de emociones y estrategia que convirtió la primera expulsión de la edición en uno de los
momentos más memorables de All Stars 2025, consolidando a Kike como un participante que, a pesar de su corta estancia, dejó una huella imborrable en el reality.
En definitiva, la primera gala de Supervivientes: All Stars 2025 demostró que la mezcla de emociones personales, declaraciones de amor y
dinámicas estratégicas puede convertir incluso la expulsión más temprana en un evento cargado de tensión y conmoción, dejando a los espectadores deseando más drama y sorpresas en las próximas semanas del concurso.