Kiko Rivera se sincera como nunca en “De Viernes”, hablando de sus problemas de salud, conflictos familiares y reconciliaciones pendientes.

Anoche, el programa “De Viernes” se convirtió en un auténtico fenómeno televisivo al superar a “La Voz” de Antena 3 en audiencia gracias a una entrevista que nadie querrá perderse.

Kiko Rivera, el hijo de Isabel Pantoja, se sentó frente a Santi Acosta en un encuentro que duró casi dos horas y media, en el que habló con una sinceridad que sorprendió incluso a sus seguidores más fieles.

Más de 200 preguntas, emociones al límite y confesiones inéditas pusieron sobre la mesa aspectos de su vida privada que durante años se habían mantenido ocultos.

Lo que comenzó como un diálogo aparentemente tranquilo se transformó en un repaso exhaustivo de su salud, relaciones familiares y reflexiones personales que dejan ver a un Kiko vulnerable, pero firme.

El primero de los temas que abordó no podía ser más dramático: sus problemas de salud. Kiko relató con detalle los sustos graves que ha vivido en los últimos años, incluyendo un ictus y una angina de pecho.

“Estuve a punto de quitarme la vida. Estaba enfadado y con la tensión por las nubes”, confesó, mientras reconocía la importancia del apoyo de su esposa, Irene, quien estuvo a su lado cuando su familia decidió ausentarse.

La ausencia de Isabel Pantoja y del resto de sus familiares durante estos episodios críticos marcó un antes y un después en su relación con ellos.

“Tuve ictus y a mi lado estuvo Irene, pero mi familia no”, recalcó, dejando claro que estos momentos le hicieron replantearse muchas cosas de su vida.

La figura de su madre también fue uno de los ejes más comentados. Kiko admitió que siempre ha echado en falta la cercanía maternal, un vacío que, según él, se hizo aún más evidente durante su hospitalización por la angina.

Aunque Isabel acudió en un par de ocasiones, su comportamiento, intentando imponer las cosas a su manera, provocó tensiones que derivaron en enfrentamientos con terceros.

“El primer día fue cariñosa. Siempre he echado en falta la figura de mi madre y ese día la noté levemente. Al día siguiente ya era Isabel Pantoja intentando imponer todo a su manera”, relató, dejando entrever la complejidad de su vínculo con la tonadillera.

La entrevista también abordó la separación con su expareja, un capítulo que Kiko describió con madurez.

Según contó, él dio el primer paso para terminar la relación, aunque de mutuo acuerdo, y reconoció que su ex ya había avanzado en su vida sentimental, algo que él asumió con cierta resignación.

“Yo pregunté y ella me lo negó. Ella al poco tiempo ya estaba con otra persona, por lo tanto, imagino que también notaba que nuestra relación estaba muerta desde hace tiempo”, explicó.

Sin embargo, resaltó que sus hijas han sido un apoyo fundamental y que ellas entendieron la situación, proporcionando una lección de vida que lo hizo reflexionar sobre lo importante de mantener la armonía familiar a pesar de las diferencias.

Uno de los momentos más emotivos llegó cuando Kiko habló de su hermana, Isa Pantoja. La emoción se hizo palpable al confesar cuánto le gustaría recuperar la cercanía perdida. “Me cambió la vida. Siento no haber estado a la altura de lo que esperaba de mí.

Me encantaría que pudiéramos sentarnos, hablar, llorar, reír. Quiero compartir momentos con ellos y sus hijos, ella con los míos. Volver a ser una familia”, aseguró, mostrando un lado tierno y vulnerable que rara vez deja ver ante las cámaras.

No obstante, la entrevista no estuvo exenta de tensiones. Sobre su relación con sus hermanos, Kiko fue claro: con Cayetano mantiene un apoyo mutuo, mientras que con Fran prefiere limitarse a la cordialidad y el respeto.

“Que todo lo que le pase sea bueno, pero hasta ahí. Yo me he enfadado con mi madre y le he dicho cosas horribles, pero si se las dices tú, te corto las manos”, bromeó, entre risas nerviosas, dejando entrever que ciertos conflictos familiares permanecen latentes.

Otro punto que sorprendió a los espectadores fue la referencia a su tío Agustín, a quien describió como una figura paterna en muchos momentos de su vida.

Sin embargo, el DJ no ocultó su crítica: considera que su relación con él y su madre ha sido tóxica en varias etapas, afectando incluso la manera en que Isabel Pantoja se relaciona con los demás.

“Ha sido una mala influencia. No intenta mediar cuando discutimos. Ha hecho que mi madre sea mucho más hermética. Tienen una relación tóxica y mi madre o no lo nota o no le importa”, señaló, añadiendo profundidad a la compleja dinámica familiar que lo rodea.

La entrevista estuvo marcada por un flujo constante de emociones, donde se alternaron risas, lágrimas y momentos de tensión palpable.

Kiko Rivera mostró sin reservas su lado más humano, abordando tanto los episodios más difíciles de su vida como los instantes que le han dado alegría y aprendizaje.

Los espectadores pudieron ver a un hombre que, pese a los conflictos familiares y las adversidades de salud, busca el equilibrio y el entendimiento con quienes más quiere.

En definitiva, esta aparición en “De Viernes” dejó claro que Kiko Rivera no tiene miedo a enfrentarse a su pasado y a poner sobre la mesa los temas que siempre generaron curiosidad.

Su sinceridad y su capacidad para expresarse sin filtros convierten esta entrevista en un material imprescindible para quienes siguen de cerca la vida de la familia Pantoja.

Entre confesiones sobre salud, reconciliaciones pendientes y reflexiones sobre la familia, Kiko se mostró como nunca antes: honesto, emocional y dispuesto a compartir su verdad, invitando al público a reflexionar sobre los vínculos familiares y las decisiones personales.

Al terminar la conversación, quedó claro que esta entrevista es solo el comienzo de un diálogo más profundo que continuará en próximas emisiones, dejando a la audiencia expectante y con ganas de conocer los capítulos siguientes de su historia personal.

Sin duda, Kiko Rivera logró captar la atención de todos y convirtió la noche de anoche en un momento televisivo para recordar, confirmando que, cuando se trata de sinceridad y emociones, no hay filtros que valgan.

La historia de Kiko Rivera es un ejemplo de cómo la fama y la familia pueden confluir en un torbellino de emociones, y esta entrevista demuestra que incluso los personajes más públicos tienen vulnerabilidades y deseos de reconciliación que trascienden los titulares.

Cada palabra, cada pausa y cada mirada del DJ resonó con los espectadores, consolidando una velada televisiva que marcará la agenda de la prensa del corazón durante semanas.

Si algo quedó claro tras estas dos horas y media de conversación intensa, es que Kiko Rivera no teme mostrarse tal como es, con sus luces y sombras, y que su deseo de reparación familiar y bienestar personal sigue siendo más fuerte que cualquier polémica.

Una entrevista que mezcla drama, emoción y verdad, y que sin duda seguirá dando que hablar en el panorama mediático español.