Emiliano García-Page advierte que José Luis Ábalos y Koldo podrían usar grabaciones y mensajes privados como armas, generando un grave riesgo político para Pedro Sánchez y el PSOE.

La crisis interna en el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) ha vuelto a cobrar protagonismo tras las declaraciones de Emiliano García-Page, presidente de Castilla-La Mancha, quien ha lanzado una advertencia contundente sobre los riesgos que enfrenta el gobierno de Pedro Sánchez.
Page ha señalado que José Luis Ábalos, exministro y actual figura clave dentro del partido, junto a su antiguo asesor Koldo García, podrían utilizar grabaciones y mensajes privados como armas en su contra.
“Hay muchas espadas de Damocles sobre la escena política española”, afirmó Page, en una clara referencia a la situación delicada en la que se encuentra el PSOE.
El contexto de esta crisis se sitúa en el marco del denominado “caso Koldo”, un escándalo que ha comenzado a resonar con fuerza en los pasillos del poder.
Page ha manifestado que la mayoría de las pruebas que rodean este caso provienen de “autograbaciones, notas y mensajes guardados meticulosamente por los propios implicados”, sugiriendo que Ábalos y Koldo podrían estar negociando ventajas procesales a cambio de entregar este material al Tribunal Supremo.
“¿Para qué se toma tantas molestias alguien en grabar y archivar todo si no es para utilizarlo? En defensa… o en ataque”, cuestionó Page, dejando entrever las posibles intenciones de los involucrados.

El impacto político de estas revelaciones podría ser devastador para Sánchez, especialmente en un momento crítico en el que el Tribunal Supremo está evaluando la posibilidad de encarcelar a Ábalos y Koldo.
Page no ha escatimado en advertencias, afirmando que una eventual entrada en prisión de estos personajes “incrementaría el daño reputacional del PSOE”.
Este daño no solo afectaría a Ábalos, sino que podría extenderse a todo el partido, arrastrando a aquellos que, aunque no comparten sus posiciones políticas, se verían salpicados por la percepción de corrupción que ya comienza a tomar forma en la opinión pública.
“Los ciudadanos ya perciben este caso como un golpe directo al Gobierno”, subrayó Page, enfatizando que la imagen del PSOE se encuentra en una encrucijada.
La preocupación radica en que la corrupción podría personalizarse en Ábalos, pero el efecto dominó podría afectar a todo el partido. “El daño está hecho”, aseguró, reflejando una realidad que deja a Sánchez expuesto ante sus adversarios políticos y ante la opinión pública.
En medio de esta tormenta, Page ha insistido en que el PSOE no debería considerarse responsable directo de las tramas que se han destapado, sino más bien una “víctima” de las acciones de Ábalos, Koldo y Santos Cerdán.
“Han cometido un abuso de confianza y de recursos”, declaró, intentando desvincular al partido de las acciones de sus miembros más cuestionados.
Sin embargo, la frase que ha resonado con más fuerza en Moncloa es la que implica que, si Ábalos cae, podría arrastrar al presidente Sánchez consigo, llevándolo a una situación insostenible.

La tensión en el PSOE se ha intensificado, y las intervenciones de otros líderes políticos no han hecho más que alimentar el fuego.
Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, ha criticado abiertamente la situación, afirmando que “la falta de transparencia y la corrupción son el sello distintivo del socialismo en España”.
Por su parte, Santiago Abascal, líder de VOX, ha declarado que “el PSOE se encuentra en un estado de descomposición total, y esto es solo el principio”. Estas opiniones reflejan un clima de inestabilidad que podría tener repercusiones a largo plazo para el partido.
Los vídeos de los principales partidos, como VOX, PP, Ciudadanos, y Podemos, han comenzado a circular, alimentando la narrativa de un PSOE en crisis. La presión sobre el Gobierno se intensifica y los llamados a la rendición de cuentas se vuelven más frecuentes.
La percepción de corrupción, que se había mantenido latente, ahora parece estar cobrando vida, y el riesgo de que se convierta en un tema central en la agenda política es real.
En conclusión, la situación actual del PSOE es compleja y peligrosa. La amenaza que representa Ábalos, junto a las implicaciones de sus grabaciones, puede ser un punto de inflexión para el Gobierno de Sánchez.
La incertidumbre y la presión política están en aumento, y el futuro del partido podría depender de cómo se manejen estas crisis internas.
La pregunta que queda en el aire es si Sánchez podrá navegar estas aguas turbulentas sin que su administración se vea arrastrada por el escándalo.
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