La comparecencia de la candidata a fiscal general del Estado generó un intenso debate en el Parlamento, con críticas centradas en su independencia y posible alineación con el gobierno.

En un ambiente tenso y lleno de expectativas, se llevó a cabo la comparecencia de la candidata a la Fiscalía General del Estado, que ha suscitado un intenso debate en el Parlamento español.
En su intervención, la candidata comenzó reconociendo el trabajo de sus predecesores y la necesidad de sanar las heridas que ha dejado un procedimiento penal que ha afectado profundamente a la institución.
“Cuento con todos ellos”, afirmó, refiriéndose a los fiscales de España, en un intento de mostrar unidad y compromiso con la mejora de la Fiscalía.
Sin embargo, este gesto de conciliación no fue suficiente para calmar las críticas de los grupos parlamentarios, especialmente del partido Vox.
El portavoz de Vox, Ortega Smith, no dudó en cuestionar la idoneidad de la candidata, señalando que su nombramiento podría perpetuar la crisis institucional que ha afectado a la Fiscalía.
“Usted ha comparecido como candidata al Ministerio de Justicia, no a la Fiscalía General”, le reprochó, enfatizando que la función de la fiscal general debe ser la de someterse a la legalidad y no impulsar iniciativas legislativas.
Smith continuó su crítica, recordando que la anterior fiscal general fue inhabilitada por delitos graves, lo que, según él, ha dejado a la institución en una situación de desprestigio.
“Su nombramiento supone recuperar el prestigio de la Fiscalía o perpetuar su sometimiento político”, advirtió, planteando la pregunta crucial: “¿Es usted una fiscal general del Estado o una fiscal general de Sánchez?”.
Esta interrogante resonó en la sala, reflejando la desconfianza que muchos sienten hacia el gobierno actual.

La candidata, por su parte, defendió su trayectoria profesional y su capacidad para restaurar la credibilidad de la Fiscalía. Sin embargo, las dudas sobre su independencia y su alineación con el gobierno no se hicieron esperar.
“Usted llega con una doble sombra”, dijo el portavoz socialista, Aranda, refiriéndose tanto al presidente del gobierno que la propone como a su antecesor.
“Se le exigirá mucho más que a otros candidatos, y deberá demostrar su imparcialidad desde el primer día”, añadió, subrayando la necesidad de que la nueva fiscal general actúe con total independencia de cualquier presión política.
El debate se intensificó cuando se abordaron los recientes comportamientos de algunos fiscales que han criticado abiertamente al Tribunal Supremo.
“Es intolerable que fiscales, especialmente aquellos en posiciones de liderazgo, ataquen a la institución que deben defender”, declaró Aranda, instando a la candidata a condenar tales actitudes y a reafirmar el respeto por la legalidad.
A medida que el debate avanzaba, las diferencias entre los partidos se hicieron más evidentes. Mientras que Vox insistía en que la candidata no tenía los méritos suficientes para el cargo, otros grupos parlamentarios reconocían su experiencia y capacidad técnica.
“Usted cumple con los requisitos exigidos por el Estatuto Orgánico del Ministerio Fiscal, pero se le exige algo más: valores y principios que garanticen la independencia”, afirmó Aranda, planteando la necesidad de un cambio profundo en la percepción pública de la Fiscalía.

En medio de esta controversia, la candidata se vio presionada a aclarar su posición sobre cómo planeaba abordar los desafíos que enfrenta la Fiscalía.
“Es fundamental recuperar la confianza en la institución y garantizar que actúe sin injerencias”, declaró, comprometiéndose a trabajar por una Fiscalía que sea un verdadero garante de la legalidad y la justicia.
El clima en el Parlamento reflejó la urgencia de la situación. Los representantes de Vox y otros partidos de la oposición advirtieron que estarían vigilantes ante cualquier intento de politización de la Fiscalía.
“No permitiremos que se convierta en un instrumento al servicio de intereses partidistas”, enfatizó Smith, dejando claro que su grupo no dudaría en denunciar cualquier abuso de poder.
La sesión concluyó sin que se despejaran todas las dudas sobre la idoneidad de la candidata. La incertidumbre sobre su capacidad para restaurar la credibilidad de la Fiscalía y garantizar su independencia persiste.
“La imagen de la Fiscalía ha sido dañada, y es su responsabilidad repararla”, concluyó Aranda, instando a la candidata a actuar con firmeza y determinación.
Este debate no solo pone de relieve las tensiones políticas actuales en España, sino que también plantea preguntas fundamentales sobre la independencia del sistema judicial y la necesidad de una Fiscalía que actúe con total autonomía.
La sociedad española observa con atención, esperando que la nueva fiscal general pueda superar los desafíos que enfrenta y devolver la confianza en una institución clave para la justicia en el país.
