La disputa entre Gabriel Rufián y Daniel Esteve estalla en redes sociales, con acusaciones personales que incluyen supuestas infidelidades y polémicos encuentros públicos.

La tensión entre Gabriel Rufián, diputado de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), y Daniel Esteve, líder de Desokupa, ha alcanzado un punto álgido en las redes sociales.
La controversia comenzó de manera inesperada, cuando Rufián compartió su entusiasmo por el nuevo disco de Rosalía, comentando: “Acabo de escuchar esto entero y solo puedo decir que es la muestra de talento más bestia que he escuchado en mucho tiempo”.
Sin embargo, lo que parecía ser un simple elogio musical se transformó rápidamente en un intercambio hostil.
La respuesta de Esteve no se hizo esperar. Con un tono incendiario, acusó a Rufián de frecuentar prostíbulos con amigos, insinuando que se encerraba en estos lugares para disfrutar de la compañía de otros.
“Vete a celebrarlo al puti ese con tus colegas donde presuntamente cerráis las puertas y os quedáis solos… no lo digo yo, lo dice el vigilante de seguridad al cual conozco y además siempre con polvos pica pica, eh, viciosillo… ¿qué tal tu mujer, Rufi?”, lanzó Esteve en un mensaje que no solo atacó la reputación del político, sino que también golpeó su vida personal.
Este tipo de acusaciones no son nuevas para Rufián, cuya imagen pública ya había sido afectada por rumores de infidelidad en el pasado.
De hecho, hace un mes, un video lo mostraba bailando de manera cercana con la actriz Ester Expósito en un club de Madrid, lo que desató un vendaval mediático.
En el video, se podía ver a Expósito apoyando su mano en el hombro de Rufián, quien, a su vez, giraba con soltura, lo que generó especulaciones sobre la naturaleza de su relación.

El escándalo se intensificó cuando Mireia Valera, expareja de Rufián, hizo comentarios en redes sociales que resonaron con fuerza:
“A un infiel nada lo cambia, ni una buena mujer, ni un hijo. Nada. Infieles nacieron e infieles morirán”, escribió Valera en Instagram, lo que añadió leña al fuego de la controversia actual.
La vida personal de Rufián, casado con Marta Pagola y padre de dos hijos, el menor de apenas un año, se encuentra ahora bajo un microscopio.
La insinuación de Esteve no solo revive viejas sospechas, sino que también plantea preguntas sobre la veracidad de las acusaciones y la posibilidad de que existan pruebas que las respalden.
“¿Te imaginas si hay vídeo?”, se preguntó Esteve, dejando la puerta abierta a la especulación y al morbo mediático.
A medida que la situación se desarrolla, el silencio de Rufián solo parece alimentar el ruido que lo rodea. Las redes sociales han estallado con comentarios, memes y análisis sobre la controversia, convirtiendo el conflicto en un tema candente de discusión pública.
La falta de una respuesta clara por parte del diputado ha llevado a muchos a especular sobre la veracidad de las afirmaciones de Esteve y la posibilidad de que haya algo más detrás de las acusaciones.

Este tipo de enfrentamientos no son inusuales en el ámbito político español, donde las rivalidades personales a menudo se convierten en espectáculos públicos.
Sin embargo, la naturaleza de las acusaciones de Esteve, que tocan aspectos tan íntimos de la vida de Rufián, eleva la situación a un nuevo nivel.
La política, que debería centrarse en ideologías y propuestas, se ha visto empañada por ataques personales que desvían la atención de las cuestiones más importantes.
La situación también plantea interrogantes sobre el papel de las redes sociales en la política contemporánea. ¿Hasta qué punto pueden influir en la percepción pública de un político?
¿Es este un ejemplo de cómo las acusaciones sin fundamento pueden dañar la reputación de una persona? Las respuestas a estas preguntas son complejas y reflejan un cambio en la forma en que se lleva a cabo la política en la era digital.
En resumen, la controversia entre Gabriel Rufián y Daniel Esteve ha puesto de manifiesto no solo las tensiones personales entre los políticos, sino también las implicaciones más amplias de la cultura del escándalo en la política española.
A medida que las redes sociales continúan amplificando el ruido, la pregunta que queda en el aire es: ¿cómo responderá Rufián a estas acusaciones y qué impacto tendrán en su carrera política y su vida personal?
La respuesta, al igual que el futuro del escándalo, sigue siendo incierta.