La periodista de 35 años ha contado en un artículo personal que le queda menos de un año de vida, un diagnóstico que llegó pocas horas después de dar a luz a su hija y que ha sacudido de nuevo al histórico clan Kennedy
Tatiana Schlossberg, periodista y escritora de 35 años, ha hecho pública una noticia que ha conmocionado a su entorno y al público internacional:
padece cáncer terminal, una leucemia mieloide aguda con una mutación genética poco común conocida como Inversión 3, y según sus médicos, le queda menos de un año de vida.
La nieta de John F. Kennedy, hija de Caroline Kennedy, compartió su experiencia a través de un artículo en *The New York Times* y un ensayo en *The New Yorker*, en los que detalla la dureza del diagnóstico y el impacto que ha tenido en su familia.
El diagnóstico llegó apenas horas después de dar a luz a su segunda hija, en mayo de 2024. Lo que parecía un desajuste posparto encendió todas las alertas de los médicos.
Schlossberg relató: «Unas horas más tarde, mi médico observó que mi recuento sanguíneo era extraño. Un recuento normal de glóbulos blancos es de entre cuatro y once mil células por microlitro.
El mío era de ciento treinta y una mil células por microlitro». El médico le advirtió que podría tratarse de un efecto postparto o de una leucemia, confirmando posteriormente la segunda opción.
La noticia alteró de inmediato su vida y la de su familia. «No podía curarme con un tratamiento estándar», escribió Tatiana, recordando cómo le informaron que necesitaría meses de quimioterapia y un trasplante de médula ósea.
«No creía, no podía creer, que estuvieran hablando de mí. El día anterior había nadado un kilómetro en la piscina, embarazada de nueve meses. No estaba enferma. No me sentía enferma. De hecho, era una de las personas más sanas que conocía».
Desde entonces, su vida se ha visto marcada por tratamientos intensivos y hospitalizaciones prolongadas. Tras cinco semanas ingresada tras el parto y un trasplante de médula ósea en otro centro hospitalario, Schlossberg continuó con quimioterapia desde su hogar.
En enero de 2025 se incorporó a un ensayo clínico de terapia CAR-T, una inmunoterapia avanzada que ha mostrado resultados prometedores en ciertos cánceres de sangre.
«Durante el último ensayo clínico, mi médico me dijo que podría mantenerme viva un año, quizás», confesó. Su primera reacción fue devastadora: «Lo primero que pensé fue que mis hijos, cuyos rostros viven permanentemente en el interior de mis párpados, no me recordarían».
La periodista también ha enfrentado complicaciones médicas adicionales. En septiembre de 2025 sufrió una infección por el virus de Epstein-Barr que afectó gravemente a sus riñones y le obligó a reaprender a caminar.
A pesar de estos desafíos, Schlossberg destaca el apoyo constante de su familia. Casada con George Moran desde 2017, comparte la crianza de sus dos hijos pequeños. Sobre su marido, Tatiana relató: «George hizo todo lo que pudo por mí.
Habló con todos los médicos y con los responsables del seguro con los que yo no quería hablar; durmió en el suelo del hospital».
También resaltó la implicación de sus padres y hermanos: «Han estado criando a mis hijos y acompañándome en las distintas habitaciones del hospital casi todos los días durante el último año y medio.
Me han cogido de la mano sin vacilar mientras yo sufría, tratando de no mostrar su dolor y tristeza para protegerme de ello. Ha sido un gran regalo, aunque siento su dolor cada día».
La carga emocional de la enfermedad ha sido intensa. Schlossberg confesó: «Durante toda mi vida, he intentado ser buena, ser una buena estudiante, una buena hermana y una buena hija, y proteger a mi madre y no hacerla enfadar ni disgustar nunca.
Ahora he añadido una nueva tragedia a su vida, a la vida de nuestra familia, y no hay nada que pueda hacer para evitarlo».
Estas palabras ponen en perspectiva la presión psicológica que implica enfrentar una enfermedad terminal siendo madre y miembro de un clan familiar históricamente expuesto a tragedias.
El anuncio de Schlossberg coincide con el 62º aniversario del asesinato de su abuelo, John F. Kennedy, y se suma a la conocida serie de desgracias que han marcado la historia de los Kennedy, incluyendo el asesinato de Robert F. Kennedy Sr. en 1968 y el accidente aéreo que costó la vida a John F. Kennedy Jr. y su esposa Carolyn Bessette en 1999.
Tatiana se ha mostrado consciente del peso histórico y emocional que su familia ha soportado, y cómo la suya se suma ahora a esa narrativa de pérdidas y desafíos.
Pese a la gravedad de su situación, Schlossberg mantiene un enfoque centrado en la presencia y la memoria de sus hijos. «Intento vivir y estar con ellos ahora.
Pero estar en el presente es más difícil de lo que parece, así que dejo que los recuerdos vayan y vengan… Seguiré intentando recordar», afirmó.
Su relato combina la crudeza de un diagnóstico terminal con la fuerza de una madre que busca crear recuerdos significativos para sus hijos.
La historia de Tatiana Schlossberg refleja no solo la lucha individual contra el cáncer, sino también el impacto profundo de la enfermedad en la dinámica familiar y emocional, especialmente en familias con un legado histórico tan marcado como el clan Kennedy.
La combinación de experiencias médicas complejas, tratamientos avanzados y un apoyo familiar sólido permite comprender la resiliencia requerida para enfrentar una enfermedad terminal, mientras se intenta preservar la normalidad y la felicidad de los más pequeños.
Su testimonio sirve también como recordatorio del papel de la ciencia y la innovación en la lucha contra enfermedades hematológicas graves.
El uso de terapias como la CAR-T ofrece esperanza, aunque limitada, y destaca la importancia de la investigación médica para prolongar y mejorar la calidad de vida de los pacientes.
En este contexto, Tatiana Schlossberg se convierte en un ejemplo de lucha, visibilidad y conciencia, enfrentando el tiempo que le queda con determinación, rodeada del amor de su familia y de la memoria de un legado histórico que ha marcado la historia de Estados Unidos.
