José María Figaredo de Vox deja sin palabras a María Jesús Montero con una interpelación feroz sobre corrupción y fiscalidad.

En un tenso debate en el Congreso de los Diputados, José María Figaredo, diputado de Vox, lanzó una feroz interpelación que dejó a la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, sin respuesta.
La intervención, repleta de críticas al gobierno y a la gestión fiscal, no solo captó la atención de los presentes, sino que también resonó en la opinión pública, generando un amplio eco en las redes sociales y medios de comunicación.
¿Qué llevó a Montero a evitar el diálogo y a enviar a otro representante del gobierno para responder? La respuesta puede estar en las acusaciones contundentes que Figaredo expuso durante su discurso.
Figaredo comenzó su intervención recordando que se encontraba en una interpelación urgente, una iniciativa que se presenta al gobierno con una semana de antelación.
En esta ocasión, el tema era la fiscalidad, un punto sensible para el gobierno en medio de un clima de creciente descontento social.
“La ministra de Hacienda no se presenta aquí porque tiene algo que esconder”, afirmó Figaredo, sugiriendo que la ausencia de Montero era una clara señal de la falta de transparencia del gobierno.
Con una retórica afilada, el diputado acusó a la administración socialista de ser “hipócrita” y “mentirosa”, señalando que el gobierno había decidido ocultarse detrás de tragedias como la riada de Valencia para evitar abordar la corrupción que, según él, ahoga al país.

El tono de Figaredo fue subiendo a medida que enumeraba los escándalos de corrupción que rodean al gobierno, desde el uso de sobres en efectivo hasta la supuesta connivencia de funcionarios del Ministerio de Hacienda.
“La corrupción que ustedes han provocado ha costado vidas”, exclamó, refiriéndose a las más de 200 muertes en Valencia como consecuencia de la falta de acción del gobierno ante advertencias sobre el riesgo de inundaciones.
Figaredo no escatimó en detalles, señalando que la inacción del gobierno había sido letal, y que el Partido Socialista estaba más preocupado por mantener su imagen que por enfrentar las realidades que afectan a los ciudadanos.
La crítica a la gestión de la crisis económica también fue un tema recurrente.
Figaredo destacó que el gobierno había prometido ayudas que nunca llegaron a los ciudadanos, mencionando que solo un pequeño porcentaje de las familias afectadas había recibido la asistencia necesaria.
“Ustedes inflan cifras y dicen que han pagado miles de millones, pero la realidad es que solo han abonado una fracción”, argumentó.
Esta falta de cumplimiento, según el diputado, no solo afecta a los autónomos y a las pequeñas empresas, que son el motor de la economía, sino que también pone en riesgo el futuro de muchas familias españolas.

En un momento clave de su intervención, Figaredo abordó la situación de los autónomos, un colectivo que, según él, se encuentra en peligro de extinción debido a las políticas fiscales del gobierno.
“El 25 de agosto del año 2022 se aprobó una reforma del sistema de cotizaciones a la seguridad social que ha sido un golpe mortal para los autónomos”, afirmó.
Con un tono de indignación, subrayó que muchos autónomos no podían hacer frente a los nuevos incrementos y que la situación se había vuelto insostenible.
“Hoy hay más funcionarios que autónomos, y eso es una vergüenza”, sentenció, haciendo un llamado a la necesidad de un cambio radical en las políticas económicas.
La respuesta de la ministra Montero, aunque tardía, fue igualmente contundente. En su defensa, argumentó que el número de autónomos en España había alcanzado cifras récord y que la presión fiscal estaba por debajo de la media europea.
Sin embargo, Figaredo no se dejó intimidar. “Usted habla de cifras, pero la realidad es que los autónomos están sufriendo”, replicó, insistiendo en que las políticas del gobierno solo benefician a las grandes corporaciones y perjudican a los pequeños empresarios.
El duelo verbal entre Figaredo y Montero puso de manifiesto la profunda división entre el gobierno y la oposición en temas cruciales como la fiscalidad y la gestión de la crisis económica.
Mientras Figaredo acusaba al gobierno de ser un “desastre” para la economía española, Montero defendía con vehemencia los logros de su administración, señalando que las reformas implementadas habían beneficiado a los trabajadores autónomos.
A medida que la sesión avanzaba, quedó claro que la tensión en el Congreso no solo refleja un desacuerdo político, sino también un profundo descontento social que se ha ido acumulando en los últimos años.
La intervención de Figaredo resonó en muchos ciudadanos que sienten que sus voces no son escuchadas y que las políticas del gobierno no abordan sus necesidades reales.
En conclusión, la interpelación de Figaredo no solo fue un ataque frontal a la gestión de María Jesús Montero, sino también un grito de auxilio por parte de un sector de la población que se siente desprotegido y olvidado.
Con un discurso apasionado y lleno de datos, Figaredo logró captar la atención del público, poniendo sobre la mesa cuestiones que muchos consideran urgentes.
La pregunta que queda en el aire es si el gobierno será capaz de escuchar y responder a las demandas de los ciudadanos o si continuará aferrándose a su narrativa, ignorando las realidades que enfrenta el país.