Pedro Sánchez ha recibido fuertes críticas desde la izquierda por respaldar el plan de paz de Donald Trump para Gaza, considerado una traición a la causa palestina.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha encontrado su liderazgo desafiado tras dar la bienvenida al controvertido plan de paz para Gaza, diseñado por Donald Trump y respaldado por Benjamin Netanyahu.
En un mensaje publicado en sus redes sociales, Sánchez afirmó que “ha llegado la hora de que cese la violencia, se liberen los rehenes y se dé acceso a la ayuda humanitaria”.
Sin embargo, sus palabras han desencadenado una ola de críticas desde la izquierda, que lo acusan de rendirse ante un acuerdo que consideran una traición a los principios de justicia y autodeterminación del pueblo palestino.
“¿Cómo puede el presidente apoyar un plan que no garantiza un Estado palestino real? Es inaceptable”, exclamó Irene Montero, portavoz de Podemos, durante una rueda de prensa.
“Este acuerdo es una rendición disfrazada de paz, donde Trump y Netanyahu actúan como los dueños de Palestina, y Tony Blair se presenta como mediador.
Si los palestinos no aceptan, Netanyahu amenaza con ‘terminar el trabajo’. Basta de dominio colonial. Palestina debe ser libre”, añadió Montero, dejando claro que su partido se distancia de Sánchez.
Las redes sociales se han convertido en un campo de batalla virtual, donde simpatizantes de la izquierda han expresado su indignación. “Eso no es una propuesta de paz, es un contrato de compra.
Lo malo es que lo pagaremos todos”, escribió un usuario en Twitter. Otro comentario resonó con fuerza: “Netanyahu lo ha logrado. Gaza es suya”.
La frustración es palpable, y muchos sienten que el apoyo de Sánchez al plan de Trump solo consolida la ocupación israelí en lugar de promover una solución justa.
El plan de Trump, compuesto por veinte puntos, propone un “camino hacia la autodeterminación palestina”, pero deja en el aire cuestiones cruciales como la ubicación del futuro Estado palestino y la garantía de sus fronteras.
Esta ambigüedad ha alimentado la desconfianza entre sectores progresistas, que ven en la propuesta más una amenaza que una solución viable.
“No podemos permitir que se perpetúe la injusticia”, declaró Gabriel Rufián, líder de ERC. “La paz no se puede construir sobre la opresión y el despojo”.
Pedro Sánchez, por su parte, ha defendido su postura, insistiendo en que la única solución viable es la convivencia de dos Estados en paz y seguridad.
“Es un momento crítico, y debemos trabajar hacia un futuro donde ambas partes puedan vivir en armonía”, afirmó en una reciente entrevista.
Sin embargo, su apoyo al plan de Trump ha dejado a muchos de sus aliados cuestionando su liderazgo. “No ha convencido a sus bases ni ha contentado a la izquierda que lo sostenía. Es un Sánchez aislado y debilitado”, comentó un analista político.
La situación ha llevado a un clima de tensión dentro del propio partido socialista. “No podemos quedarnos callados ante esta situación”, dijo un miembro del PSOE que prefirió permanecer en el anonimato.
“Sánchez necesita escuchar a su base y entender que su apoyo a este plan es visto como una traición”.
La ruptura con la izquierda se ha hecho evidente, y las críticas no cesan. “Es un momento de reflexión”, comentó Pablo Iglesias, exlíder de Podemos.
“La política exterior no puede ser un juego de intereses. Debemos ser claros en nuestra defensa de los derechos humanos y la autodeterminación de los pueblos”.
Mientras tanto, la oposición también ha tomado partido. Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, ha aprovechado la situación para criticar a Sánchez.
“Es un presidente que no sabe dónde está parado. Su falta de claridad solo crea confusión y desconfianza”, afirmó en un mitin. Santiago Abascal, líder de VOX, se unió a las críticas, señalando que “Sánchez ha perdido el rumbo y, con él, la confianza del pueblo”.
El clima político se intensifica a medida que el debate sobre el plan de Trump continúa. Los líderes de la izquierda han llamado a movilizaciones y protestas para expresar su rechazo a lo que consideran un acuerdo que perpetúa la injusticia.
“La lucha por la libertad de Palestina es una lucha por la dignidad y la justicia”, declaró Montero, mientras organizaba un acto en apoyo a la causa palestina.
A medida que la presión sobre Sánchez aumenta, muchos se preguntan cuál será el futuro de su liderazgo. “La izquierda no se quedará de brazos cruzados. Necesitamos un cambio real, no palabras vacías”, concluyó un activista en una reciente manifestación.
La situación en Gaza y el papel de España en el conflicto se ha convertido en un tema candente, y la postura de Sánchez podría tener consecuencias duraderas en su carrera política.
Mientras tanto, la izquierda se reorganiza, decidida a luchar por una paz justa y duradera, lejos de los intereses coloniales que, según ellos, el plan de Trump representa.
