Como se vio en una transmisión en vivo que se hizo viral, el empresario y presentador Nawat Itsaragrisil cuestionó y hasta llamó «tonta» en una reunión a Miss México, de 25 años
La mexicana Fátima Bosch, de 25 años, se ha coronado Miss Universo 2025 en una edición que pasará a la historia no solo por su resultado,
sino también por la intensa ola de apoyo internacional que rodeó a la candidata tras el altercado que protagonizó días antes con un ejecutivo del concurso.
La ingeniera y activista social se impuso entre más de 80 aspirantes y logró convertirse en la segunda mexicana en obtener el título en menos de una década.
Su victoria fue recibida como un símbolo de resistencia y dignidad después de que un vídeo viral mostrara cómo el empresario y presentador Nawat Itsaragrisil la cuestionaba de forma despectiva durante una reunión preparatoria.
El incidente, ocurrido en una sesión privada transmitida accidentalmente en vivo, mostraba al directivo interrumpiendo a Bosch en varias ocasiones mientras ella respondía a preguntas sobre su proyecto social.
En un momento del intercambio, el empresario llegó a decir: «No entiendo lo que dices… así no llegarás lejos», y acto seguido añadió: «A veces pareces un poco tonta».
La frase, reproducida millones de veces en redes sociales, generó indignación inmediata en México y en buena parte de Latinoamérica, donde numerosos colectivos feministas exigieron una disculpa pública y denunciaron lo que consideraron un ejercicio de violencia simbólica.
En una declaración posterior, Fátima Bosch mantuvo la serenidad que ha caracterizado toda su participación en el certamen. «No permitiré que se minimice mi preparación, mi trabajo ni mi persona», afirmó ante un grupo de periodistas.
«Estoy aquí para representar a México con la frente en alto y para demostrar que las mujeres no necesitamos encajar en expectativas ajenas para ser tomadas en serio».
Sus palabras avivaron el apoyo internacional que ya había comenzado a surgir, especialmente entre jóvenes que vieron en la candidata un modelo de fortaleza frente a situaciones de discriminación.
Al analizar la repercusión del incidente, expertos en comunicación han señalado que el apoyo recibido por Bosch fue un factor clave en la narrativa que acompañó su camino hacia la final.
En comparación con ediciones anteriores, esta fue una de las más seguidas en plataformas digitales, con un aumento estimado del 40% en interacciones relacionadas con Miss Universo durante la semana previa al certamen.
Gran parte de ese crecimiento se debió al debate generado en torno al comportamiento del directivo y al papel de las concursantes en los espacios de liderazgo.
La reacción de México también fue contundente. Diversas instituciones culturales y educativas expresaron respaldo a la representante nacional. Además, varias figuras políticas subrayaron la importancia de combatir actitudes que perpetúan estereotipos machistas.
Incluso en países vecinos, como Argentina, Chile o Colombia, se multiplicaron los mensajes de apoyo.
Analistas compararon la situación con episodios similares ocurridos en ediciones internacionales de concursos de belleza, aunque señalaron que nunca antes una candidata había convertido un momento de tensión en una plataforma de reivindicación tan poderosa.
La final del certamen, celebrada en Bangkok, se convirtió en el escenario donde esa narrativa encontró su punto culminante.
Cuando Fátima Bosch avanzó al grupo de semifinalistas, el público presente en el recinto coreó su nombre en repetidas ocasiones, un gesto que sorprendió incluso a los organizadores.
En la ronda de preguntas finales, Bosch respondió con firmeza a una cuestión sobre cómo combatir el acoso laboral: «La educación es la base de todo, pero la valentía para denunciar es lo que cambia realidades.
Callar nunca es la opción. Yo lo viví en estos días y sé que alzando la voz se pueden derribar estructuras».
Su respuesta fue calificada por varios analistas como una de las más sólidas de la noche, destacando su capacidad para integrar su experiencia personal sin recurrir a dramatismos.
Según datos preliminares del jurado, Bosch obtuvo una de las puntuaciones más altas en esa etapa, superando ampliamente la media del resto de finalistas.
Las cámaras también captaron cómo varias concursantes se acercaban a ella para abrazarla antes de la deliberación final, un gesto que muchos interpretaron como una muestra de sororidad en un certamen que, durante años, ha intentado desligarse de la idea de competencia superficial.
Cuando finalmente se anunció su nombre como ganadora, Bosch rompió en lágrimas antes de pronunciar un breve mensaje: «Este triunfo no es solo mío, es de todas las mujeres que alguna vez fueron subestimadas.
Hoy demostramos que la dignidad siempre pesa más que la humillación».
La frase fue celebrada tanto en el recinto como en redes, donde su coronación generó más de un millón de menciones en menos de dos horas.
A nivel internacional, la victoria de la mexicana también ha abierto un debate sobre el papel de los certámenes de belleza en el contexto actual.
Para algunos especialistas, este episodio podría marcar un punto de inflexión hacia concursos más centrados en la formación, la defensa de causas sociales y el liderazgo femenino.
Otros destacan que el incidente puso en evidencia contradicciones aún presentes en la organización y la necesidad de revisar comportamientos y estructuras internas.
Mientras tanto, Fátima Bosch inicia ahora su año de reinado con una agenda cargada de compromisos.
Su equipo ha confirmado que entre sus primeras actividades se encontraran encuentros con organizaciones dedicadas a la educación de niñas en zonas vulnerables y charlas sobre igualdad de oportunidades.
En palabras de la propia Bosch: «Mi misión será aprovechar este espacio para crear cambios reales. Quiero que ninguna joven vuelva a sentirse menos por la opinión de alguien con más poder».
Una declaración que resume, quizá mejor que ninguna otra, el espíritu con el que ha conquistado a millones dentro y fuera de México.
