Miles de médicos llegados de toda España se han concentrado en Madrid para exigir la dimisión de la ministra de Sanidad, Mónica García, en una protesta marcada por la lluvia, el frío y un profundo malestar profesional.
Miles de médicos de toda España se congregaron en Madrid para exigir la dimisión de la ministra de Sanidad, Mónica García, en una manifestación marcada por la lluvia y el frío.
La protesta, que se llevó a cabo entre el Congreso de los Diputados y el Ministerio de Sanidad, refleja un profundo malestar en el sector médico, que se siente ignorado y maltratado por las políticas actuales del Ministerio.
Los convocantes de la manifestación, la Confederación Española de Sindicatos Médicos (CESM) y el Sindicato Médico Andaluz (SMA), estimaron que alrededor de 3.000 médicos participaron en la marcha, bajo el lema “Por un estatuto propio del médico y el facultativo”.
Este evento no es aislado, ya que representa la segunda gran movilización desde la presentación del borrador del nuevo Estatuto Marco por parte del Ministerio y el tercer paro tras las huelgas de junio y octubre.
Durante la manifestación, los profesionales de la salud expresaron su indignación a través de cánticos como “Mónica, traidora, vete ya” y “Mónica dimite, los médicos no te admiten”.
Estas frases evidencian el rechazo generalizado hacia la gestión de García, quien, irónicamente, es médica de profesión. “Muchos de nosotros hemos apoyado sus propuestas en el pasado, pero ahora sentimos que nos ha dado la espalda”, afirmó Miguel Lázaro, presidente de CESM.
Los médicos demandan un estatuto propio que reconozca la singularidad de su labor, así como una clasificación profesional adecuada, que las guardias coticen para la jubilación y una reducción real de la jornada laboral para favorecer la conciliación.
“El talón de Aquiles de la sanidad pública es la falta de médicos”, advirtió Lázaro, subrayando la necesidad urgente de atender las condiciones laborales del sector.
A medida que la tensión aumentaba, los gritos de los manifestantes resonaban con fuerza, exigiendo cambios inmediatos.
“Mónica García, el estatuto para tu tía!”, “Mónica, rancia, nos vamos a Francia!” y “Mónica petarda, haz tú la guardia!” fueron algunas de las consignas que reflejaron el agotamiento de los profesionales de la salud ante la falta de respuestas del Ministerio.
“Estamos cansados de promesas vacías y de un estatuto que no solo no mejora nuestras condiciones, sino que las empeora”, expresó una médico que prefirió permanecer en el anonimato.
La situación política también se ha tensado, con Más Madrid intentando contrarrestar la protesta al resaltar los supuestos avances logrados bajo la dirección de García.
Sin embargo, los sanitarios continúan denunciando la explotación y el abandono que sufren en su día a día. “Es inaceptable que en pleno siglo XXI tengamos que luchar por condiciones dignas de trabajo”, manifestó una médica de atención primaria.
El manifiesto final, leído por Víctor Pedrera, secretario general de CESM, abordó el deterioro estructural de la sanidad pública y demandó una jubilación justa, una jornada laboral de 35 horas y que cualquier exceso en la carga de trabajo sea voluntario y retribuido.
“No estamos pidiendo nada más que lo que se nos debe como profesionales”,
enfatizó Pedrera, quien añadió que la falta de respuesta del Ministerio ha llevado a la decisión de mantener el calendario de protestas, incluyendo cuatro jornadas de huelga programadas del 9 al 12 de diciembre.
La manifestación no solo fue un grito de auxilio por parte de los médicos, sino también un reflejo de la creciente frustración de un sector que se siente cada vez más aislado.
“Mónica García ha perdido la confianza de los médicos, y eso es algo que no se puede ignorar”, concluyó Lázaro, dejando claro que la lucha por un sistema de salud más justo y equitativo apenas comienza.
En un contexto donde la sanidad pública está en el centro del debate político, los médicos han decidido alzar la voz y reclamar lo que consideran justo.
La pregunta que queda en el aire es si el Ministerio de Sanidad escuchará sus demandas antes de que la situación se vuelva insostenible.
La manifestación de ayer es solo una muestra de la indignación de un colectivo que, a pesar de las adversidades, sigue luchando por la dignidad de su profesión y la calidad del servicio que brindan a la sociedad.
