Las mafias suecas siembran el terror en la Costa del Sol: tiroteos, bombas y un ajuste de cuentas sin fin

Las guerras entre bandas de narcotraficantes del país nórdico están en el origen de numerosos tiroteos, bombas y asesinatos ocurridos en el entorno de Marbella en los últimos años

 

Tiroteo mortal en Marbella

 

En el corazón del lujo y la exclusividad que define a Marbella, una sombra se ha extendido silenciosamente entre las luces de los yates, los clubes privados y las mansiones de la élite internacional.

En apariencia, el paraíso andaluz sigue brillando con su glamour habitual, pero tras esa fachada de tranquilidad late un conflicto tan real como peligroso:

las guerras entre las mafias suecas, un fenómeno que ha convertido la Costa del Sol en el nuevo escenario del crimen organizado europeo.

Durante los últimos años, las calles de municipios como Estepona, Mijas o Fuengirola han sido testigos de un número alarmante de tiroteos, explosiones y asesinatos que, poco a poco, han dejado al descubierto una guerra fría —y a veces caliente— entre bandas procedentes del norte de Europa.

“No se trata de simples ajustes de cuentas locales”, murmura un vecino de San Pedro de Alcántara, aún estremecido por el tiroteo que presenció desde su terraza. “Eran chicos rubios, jóvenes, vestidos como turistas… pero disparaban como profesionales”.

Las investigaciones policiales apuntan a un patrón cada vez más claro: los clanes suecos están trasladando su lucha por el control del narcotráfico al sur de España, donde la facilidad para mover dinero, el clima y la discreción del entorno ofrecen el escenario perfecto para sus operaciones.

Las autoridades han identificado a varias bandas rivales, entre ellas las conocidas por su brutalidad en Estocolmo y Gotemburgo, que ahora utilizan la Costa del Sol como base de operaciones y refugio.

El detonante de esta violencia tiene un nombre: cocaína. El control de las rutas marítimas, la entrada de droga a través del puerto de Algeciras y el blanqueo de dinero en el sector inmobiliario han convertido esta zona en un territorio tan lucrativo como peligroso.

“Aquí no disparan por un insulto, disparan por millones de euros”, confiesa un agente jubilado que trabajó en operaciones contra el narcotráfico en Málaga. “Los suecos han aprendido rápido el idioma del crimen español”.

 

Las mafias de Suecia ajustan sus cuentas a balazos en la Costa del Sol |  España | EL PAÍS

 

Los métodos son brutales. Cuerpos encontrados en urbanizaciones de lujo, explosivos colocados en vehículos de alta gama y ataques en plena vía pública han puesto en alerta tanto a las fuerzas de seguridad como a los residentes extranjeros.

Muchos de estos incidentes han ocurrido en zonas turísticas, donde los visitantes apenas sospechan que detrás del glamour se esconde una red de crimen transnacional.

“El sonido de los disparos se mezcla con la música de los bares”, ironiza un empresario local. “Y nadie pregunta demasiado”.

El fenómeno no es nuevo, pero sí ha adquirido una intensidad preocupante. En los últimos tres años, la Costa del Sol ha registrado más de una docena de asesinatos vinculados a estas mafias, con víctimas tanto locales como extranjeras.

El patrón se repite: hombres jóvenes, de nacionalidad sueca o noruega, ejecutados con precisión milimétrica.

En varios casos, las víctimas estaban vinculadas a clanes que controlan el tráfico de drogas en el norte de Europa, lo que sugiere que los “ajustes de cuentas” ya no se limitan a sus países de origen.

Las autoridades españolas, conscientes de la magnitud del problema, han intensificado la cooperación internacional con la policía sueca. Sin embargo, el hermetismo de estas organizaciones y su capacidad para camuflarse entre los lujos de la costa dificultan la tarea.

“El enemigo ya no se esconde en los barrios marginales, sino en los áticos con vistas al mar”, señala un investigador. “Pagan en efectivo, cambian de coche cada semana y viven en silencio. Pero cuando llega la noche, los viejos rencores se cobran su precio”.

Los suecos no están solos en este tablero. A la ecuación se suman mafias locales, marroquíes, albanesas y británicas que compiten por el control de las rutas de entrada de droga desde el norte de África.

Este cóctel explosivo ha hecho de la Costa del Sol un mosaico criminal de dimensiones europeas, donde los pactos duran lo que tarda en llegar el siguiente cargamento.

 

El crimen organizado nórdico ahora estalla en la Costa del Sol

 

El miedo, aunque disimulado, se palpa en el ambiente. Los vecinos de urbanizaciones exclusivas han reforzado la seguridad, y los agentes de la Guardia Civil patrullan con mayor frecuencia las zonas más conflictivas.

Aun así, los responsables de la violencia parecen moverse con total impunidad. “Son fantasmas con pasaporte europeo”, comenta un policía de paisano. “Llegan, matan y desaparecen antes de que amanezca”.

El impacto social y económico de esta violencia también preocupa a las autoridades locales. Marbella y su entorno viven del turismo y de la imagen de paraíso seguro que proyectan al mundo. Pero los continuos tiroteos amenazan con erosionar esa reputación.

“El problema es que estos crímenes no se ven hasta que explotan, literalmente”, explica un concejal del ayuntamiento marbellí. “La gente prefiere mirar hacia otro lado mientras los billetes siguen entrando”.

A pesar del hermetismo oficial, algunos testimonios dan cuenta de un miedo que va en aumento. “Antes dejábamos a los niños jugar fuera hasta tarde”, cuenta una madre escandinava residente en Nueva Andalucía.

“Ahora, cada vez que oigo una moto o un coche acelerando, me entra pánico”. Su voz tiembla al recordar el atentado con bomba que sacudió una urbanización cercana el año pasado. “Esto ya no es el Marbella de las revistas”, añade con un suspiro.

 

Machinegeweren, rolexen en veel coke: 'Brabo Maffia' aan Costa del Sol  krijgt historische straffen | Binnenland | AD.nl

 

En medio de este caos, las autoridades suecas han advertido públicamente del “riesgo creciente” de que sus bandas criminales sigan extendiendo su influencia fuera del país.

Pero la realidad es que la Costa del Sol ofrece el ecosistema perfecto: discreción, lujo, conexiones internacionales y un flujo constante de dinero fácil. Como dijo un veterano investigador con amarga ironía: “Si fuera mafioso, también me mudaría aquí”.

El desafío para las fuerzas de seguridad europeas es monumental. No se trata solo de capturar a los responsables de los tiroteos, sino de desmantelar una red compleja que combina narcotráfico, lavado de dinero y crimen internacional.

Mientras tanto, el paraíso sigue funcionando, los turistas siguen llegando y el sol sigue brillando sobre las aguas del Mediterráneo, ajeno —al menos en apariencia— al sonido de las balas que, de vez en cuando, rompen la calma.

Y es que en la Costa del Sol, entre las mansiones de lujo y los clubes exclusivos, el peligro tiene acento extranjero. Las mafias suecas ya no operan en la sombra: ahora disparan a plena luz del día.

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