Lidia Santos, la camarera de First Dates, se reencuentra con alguien de su pasado: “Cuánto tiempo, Bryan”

El restaurante de ‘First Dates’ nos deja otra noche llena de momentazos, como el reencuentro de la camarera Lidia Santos con alguien de su pasado

 

First Dates

 

En el restaurante más famoso de la televisión española, donde el amor suele ser el plato principal, a veces el destino sirve una sorpresa mucho más inesperada.

Eso fue exactamente lo que ocurrió en la última emisión de First Dates, cuando Lidia Santos, la carismática camarera del programa, vivió un momento tan inesperado como emotivo: un reencuentro con alguien que formó parte de su pasado.

Todo comenzó como una cita más. Las luces cálidas del restaurante, el murmullo de las conversaciones y el característico ambiente romántico que tanto engancha al público. Pero esa noche, algo cambió en la atmósfera.

Cuando Bryan, un joven sonriente y algo nervioso, cruzó la puerta del local, nadie imaginaba que traería consigo una historia que acabaría robándose toda la atención.

Lidia, como siempre, se acercó con su sonrisa profesional y su tono amable para dar la bienvenida al nuevo comensal.

“Buenas noches, ¿cómo estás?”, dijo, con esa naturalidad que la ha convertido en una de las figuras más queridas del programa. Pero en cuanto sus miradas se cruzaron, algo se quebró en el aire.

Su rostro cambió por un instante, y entonces, con una mezcla de sorpresa y ternura, soltó una frase que desató las risas y la curiosidad de todos los presentes:
—“¡Cuánto tiempo, Bryan!”

El silencio duró apenas unos segundos, lo justo para que el espectador sintiera que algo especial estaba a punto de ocurrir. Bryan sonrió, algo ruborizado, y respondió con un guiño:
—“No esperaba verte aquí, Lidia. Bueno… al menos no de esta forma.”

 

Lidia Santos, camarera de 'First Dates' se encuentra con alguien de su pasado en una cita: "Cuánto tiempo, Bryan"

 

El intercambio bastó para que el propio Carlos Sobera, atento a todo lo que ocurre en su restaurante del amor, levantara las cejas divertido y preguntara: “¿Pero vosotros os conocéis de antes?”. La risa cómplice de Lidia fue la confirmación más clara.

“Digamos que sí… hace ya algunos años”, contestó ella, dejando entrever una historia que ninguno parecía dispuesto a contar del todo, pero que todos querían saber.

A partir de ese momento, la cita entre Bryan y su acompañante pasó a un segundo plano. Las cámaras, el público y hasta el propio Sobera no podían evitar mirar de reojo esa tensión nostálgica entre Lidia y su antiguo conocido.

No era una tensión romántica evidente, sino esa curiosa mezcla de recuerdos, cariño y sorpresa que solo aparece cuando el pasado y el presente se cruzan por azar.

Poco después, durante un descanso, Bryan se acercó a la barra, donde Lidia preparaba unas copas. “Sigues igual”, le dijo en voz baja, mientras ella se reía nerviosa. “Eso no puede ser cierto, han pasado siglos”, replicó.

“Sigues igual de guapa, entonces”, insistió él. La escena, breve pero cargada de complicidad, hizo que las redes sociales explotaran en comentarios.

Muchos espectadores empezaron a preguntarse quién era realmente ese Bryan y qué tipo de relación había tenido con Lidia en el pasado.

A lo largo del programa, se fueron revelando pequeñas pistas. Habían coincidido años atrás, cuando ambos trabajaban en el mismo entorno de hostelería. “Nos conocimos sirviendo mesas y riéndonos de los clientes impacientes”, confesó ella entre risas.

“Nunca pensé que volvería a verte en un restaurante… y menos así”, añadió él, todavía sorprendido.

 

Lidia Santos, camarera de 'First Dates' se encuentra con alguien de su pasado en una cita: "Cuánto tiempo, Bryan"

 

Aunque el foco del programa siempre está puesto en las citas de los participantes, esa noche el protagonismo se lo llevó, sin quererlo, Lidia.

Su naturalidad, su risa espontánea y la emoción genuina de ese reencuentro dieron lugar a uno de los momentos más comentados de la temporada. Incluso los propios concursantes parecían contagiados por la magia de la situación.

“Eso sí que es un reencuentro del destino”, comentó la chica que cenaba con Bryan, divertida ante la curiosa coincidencia.

Más allá de la anécdota televisiva, lo ocurrido recordó a muchos por qué First Dates sigue triunfando después de tantos años. No se trata solo de encontrar pareja, sino de esas pequeñas historias humanas que emergen entre copas, miradas y confidencias.

En esta ocasión, el amor no surgió en la mesa, pero sí la nostalgia, la sorpresa y un toque de emoción que traspasó la pantalla.

Después del programa, en los pasillos de grabación, se dice que Lidia y Bryan se tomaron unos minutos para charlar a solas. No hubo cámaras, ni guion, ni risas forzadas. Solo dos personas que, después de mucho tiempo, se reencontraban en un lugar inesperado.

“Fue bonito verle”, habría dicho Lidia más tarde, sonriendo con esa mezcla de timidez y madurez que la caracteriza. “Hay gente que pasa por tu vida y te deja una buena huella, aunque el tiempo siga su curso.”

El episodio se convirtió rápidamente en tendencia en redes. Los espectadores comentaban frases como “Lidia tiene más historia que las citas del programa” o “Queremos spin-off solo con Lidia y Bryan”.

El público, siempre atento a los detalles, no dejó pasar el gesto final de Bryan: antes de marcharse, se acercó a despedirse con un abrazo sincero. “Cuídate, Lidia”, le dijo. “Y tú no desaparezcas otros diez años”, contestó ella con una sonrisa cómplice.

 

First Dates: última hora del programa

 

Aunque no hubo promesas de reencuentros futuros ni revelaciones románticas, el momento quedó grabado en la memoria colectiva de los fans.

No todos los días una figura tan conocida del programa protagoniza su propio pequeño relato dentro del gran espectáculo del amor televisivo.

Esa noche, First Dates volvió a demostrar que la magia del programa no reside únicamente en las cenas entre desconocidos, sino también en los giros que la vida se guarda para sorprender, incluso a quienes sirven las copas o decoran las mesas.

Lidia, que lleva años acompañando a los espectadores desde su puesto en la barra, se convirtió, sin buscarlo, en protagonista de su propia historia.

Al final del episodio, mientras los últimos comensales se marchaban y las luces se atenuaban, Carlos Sobera no pudo resistirse a bromear: “Lidia, me da a mí que hoy no solo han cenado los invitados”.

Ella, entre risas, negó con la cabeza. “Nada de eso, Carlos. Solo un reencuentro bonito”. Pero su sonrisa, más luminosa de lo habitual, decía algo distinto.

Porque hay encuentros que no necesitan guion, ni cita previa, ni flechazo para ser memorables. A veces, basta con un “cuánto tiempo” para recordar que, incluso en el plató del amor, el pasado siempre puede volver a tocar la puerta.

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