La Guardia Civil ha entregado al Tribunal Supremo mensajes que reflejarían los adelantos de dinero
El Tribunal Supremo español se encuentra ante un nuevo escándalo que podría reconfigurar la percepción pública sobre la gestión de fondos y favores dentro del entorno del PSOE.
Mensajes de WhatsApp entregados por la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil revelan un complejo entramado financiero entre José Luis Ábalos y su mano derecha, Koldo García, que implicaría transferencias de dinero, regalos de lujo y ayudas urgentes a varias mujeres vinculadas al exministro
. Pulseras valoradas en más de 2.500 euros, flores de San Valentín, chuletón enviado a Benidorm y billetes de avión o reservas en hoteles conforman solo la punta del iceberg de una red que ahora está bajo la lupa judicial.
Estos mensajes apuntan a la existencia de una “fuente de ingresos paralela” utilizada por Ábalos para atender gastos personales y familiares, dejando a la opinión pública atónita ante la magnitud y el detalle de los movimientos económicos.
Entre los documentos incorporados al informe patrimonial del exministro, destacan intercambios donde Koldo García actúa como gestor personal de Ábalos.
Uno de los mensajes más llamativos data de febrero de 2021, en el que Koldo, conversando con su entonces esposa Patricia Uriz, solicita con franqueza: “Necesito pulseras. Para la puta”.
Patricia pregunta por la destinataria y Koldo confirma que se trata de la identificada como “1”, un indicio del lenguaje críptico usado en el grupo para codificar a las beneficiarias.
La conversación revela no solo la compra de joyas, sino también la valoración económica de las mismas: piezas de oro blanco que superan los 2.500 euros.
El alcance de las transacciones gestionadas por Koldo no se limita a la joyería. Entre los mensajes se incluyen instrucciones para enviar flores a Carolina Perles, exmujer de Ábalos, o incluso organizar la entrega de un chuletón a Benidorm.
Asimismo, se documenta la adquisición de billetes de avión y reservas hoteleras para personas vinculadas a su entorno más cercano.
Koldo actuaba como intermediario y coordinador de todos estos gastos, asegurando que se ejecutaran según las indicaciones del exministro.
Este nivel de implicación ha llevado a los investigadores a considerar que Ábalos contaba con un mecanismo paralelo de financiación destinado a sufragar gastos personales de terceras personas, un hecho que podría constituir un serio indicio de irregularidades económicas.
En octubre de 2021, los mensajes reflejan un patrón de ayuda urgente hacia mujeres cercanas a Ábalos. Un chat con tono de desesperación de una beneficiaria identificada como “Gabriela” evidencia que necesitaba dinero para cubrir necesidades básicas:
“Hola José, ¿a qué hora me vas a ingresar eso? (…) Porfi que estoy desde antes de ayer sin poder comprarles nada a los niños de comer. Si tuviera no te molestaría te lo juro”.
Ante esta situación, Ábalos instruye a Koldo a enviar 100 euros a la afectada, evidenciando un flujo constante de pequeñas transferencias para cubrir gastos cotidianos.
La frecuencia y naturaleza de estos pagos sugiere que no se trataba de casos aislados, sino de un sistema sistemático de asistencia financiada por el exministro a través de intermediarios.
Dos meses más tarde, en diciembre de 2021, un nuevo intercambio muestra la extrema urgencia de otra mujer dependiente de los fondos gestionados por Koldo:
“Te lo suplico ayúdame irme de aquí que no puedo hacer nada y me quedaré en la calle que estos del piso no me van a perdonar ni un mes”, escribe la afectada, quien solicita 300 euros.
Este mensaje refleja no solo la vulnerabilidad económica de las beneficiarias, sino también la dependencia directa de Ábalos y Koldo para mantener su subsistencia.
Los investigadores apuntan a que estas prácticas, en conjunto con regalos de lujo y adelantos de dinero, podrían formar parte de un entramado destinado a ocultar movimientos financieros irregulares.
Entre las beneficiarias identificadas por la UCO aparecen tres exparejas de Ábalos: Carolina Perles, Jéssica Rodríguez y Andrea de la Torre Maeso, además de Rosa Elda Mercado, que ejercía funciones de apoyo doméstico.
La amplitud de los destinatarios y la diversidad de los gastos sugieren la existencia de un patrón premeditado, donde la intermediación de Koldo García era clave para la ejecución de todas las instrucciones del exministro.
Los investigadores destacan que estos movimientos financieros podrían constituir un indicio de la existencia de pagos de mordidas o fondos desviados de contratos públicos, aunque la causa judicial sigue en fase de investigación.
La incorporación de estos mensajes al informe patrimonial de Ábalos pone sobre la mesa un debate delicado sobre ética, responsabilidad política y transparencia.
La claridad de las comunicaciones entre Ábalos y Koldo, junto con la repetición de las transacciones, ha llevado al Tribunal Supremo a tomar nota de la gravedad de los hechos.
La documentación refleja que no se trataba de simples regalos o ayudas esporádicas, sino de un flujo sistemático de recursos que requería coordinación, seguimiento y autorización directa del exministro.
El lenguaje utilizado en los chats, aunque críptico en algunos momentos, no deja dudas sobre el control absoluto que Koldo ejercía sobre la gestión financiera de Ábalos.
Desde pulseras de lujo hasta transferencias para cubrir necesidades básicas de sus beneficiarias, la evidencia apunta a una operación organizada donde el dinero público o privado del exministro era destinado a fines personales y familiares.
Cada mensaje, cada instrucción y cada transacción completan un retrato inquietante sobre la manera en que se manejaban los fondos dentro de su círculo más cercano.
El impacto político y mediático de estos hallazgos es inmediato.
La exposición de estos mensajes y la publicidad de los detalles financieros y personales podrían influir en la percepción pública sobre la integridad del exministro y, por extensión, sobre la gestión del partido que representa.
La investigación de la Guardia Civil busca no solo esclarecer los hechos, sino también determinar si existieron irregularidades que merezcan sanción penal o administrativa.
A medida que el Tribunal Supremo avanza en el análisis de los mensajes y documentos, la atención de los medios y de la sociedad se concentra en la transparencia y la rendición de cuentas de los responsables políticos.
Este caso podría marcar un precedente sobre la fiscalización de recursos personales y públicos, así como sobre la responsabilidad de los intermediarios que facilitan transacciones de dudosa legalidad.
La vigilancia judicial y mediática será clave para determinar hasta dónde llega la implicación de Koldo García y si Ábalos actuó de manera coordinada para beneficiar a terceros con recursos de procedencia cuestionable.
En definitiva, los mensajes aportados por la UCO no solo revelan un entramado de regalos, transferencias y favores personales, sino que también abren un debate sobre la ética y la legalidad en la administración de recursos por parte de altos cargos políticos.
La investigación sigue su curso, y cada nueva prueba que emerge acerca al Tribunal Supremo a entender la magnitud de los hechos y la posible existencia de un sistema paralelo de financiación, cuya responsabilidad recae directamente en el exministro y su círculo más cercano.
