Luis Rubiales ha estallado públicamente contra Andreu Buenafuente después de que el presentador de RTVE se burlara de él en su programa con una alusión al “trincar”, relacionándolo con los escándalos mediáticos que han rodeado al expresidente de la Federación Española de Fútbol. Rubiales no ha tardado en reaccionar, lanzando un duro ultimátum a Buenafuente y exigiendo una rectificación inmediata.

Luis Rubiales, el ex presidente de la Federación Española de Fútbol, ha estallado públicamente contra el presentador Andreu Buenafuente tras las burlas que este hizo en su programa sobre su figura.

La alusión al “trincar”, en un contexto que relaciona a Rubiales con escándalos mediáticos, ha encendido la ira del exdirigente, quien no ha dudado en exigir una rectificación inmediata.

En un mensaje contundente publicado en su perfil de X, Rubiales expresó: “Hay gente que hace daño gratuito a mis hijas, a mis seres queridos y a mí. Con falsedades”.

El ex presidente, que ha estado en el ojo del huracán por diversos motivos, ha decidido tomar la palabra para aclarar su situación y defender su honor.

“Es una de las razones por las que decidí escribir #MatarARubiales para aclarar la verdad y limpiar mi nombre”, añadió, dejando claro que no tolerará más ataques infundados.

Su mensaje, cargado de emoción, se convierte en un grito de defensa ante lo que considera una campaña de desprestigio.

En su intervención, Rubiales no solo se limitó a pedir disculpas, sino que también denunció el daño personal y mediático que ha sufrido a causa de las “mentiras” de ciertos medios y comunicadores. “El señor Buenafuente, presentador de RTVE, erró gravemente.

Espero que actúe con humildad y responsabilidad y rectifique”, subrayó, enfatizando la necesidad de que el humorista reconozca su error.

Rubiales, que ha sido objeto de una exhaustiva inspección de Hacienda durante diecisiete meses, se defendió con datos concretos.

Aseguró que no posee ningún equipo en República Dominicana, ni apartamentos en Cabo Verde, ni villas de lujo, y que todas sus propiedades han sido adquiridas legalmente con su trabajo.

“Tanto la Agencia Tributaria española como las autoridades andorranas han certificado que no existe ninguna irregularidad”, afirmó, buscando desmentir las insinuaciones que han circulado en los últimos tiempos.

La respuesta de Rubiales a Buenafuente ha sido interpretada como un golpe sobre la mesa contra aquellos que, según él, se benefician de la difusión de falsedades. “Ha habido tanta suciedad vertida en medios de comunicación, entre ellos el suyo, que muchos acaban confundidos.

Pero hay cosas con las que no se debe frivolizar, como la honestidad de una persona”, argumentó, apelando a la responsabilidad de los comunicadores en su labor informativa.

El ex presidente no se detuvo ahí. En un vídeo de más de tres minutos, desmontó una a una las insinuaciones sobre su supuesto enriquecimiento irregular, mostrando su deseo de que la verdad prevalezca.

“Yo no he trincado nunca, soy un hombre honesto. Y te pido, Andreu Buenafuente, que rectifiques”, concluyó, dejando claro que su integridad está por encima de cualquier broma o ataque personal.

La reacción de Rubiales ha resonado en las redes sociales, donde muchos usuarios han respaldado su postura y criticado la falta de responsabilidad de Buenafuente.

“La burla deja de ser humor cuando se basa en mentiras”, señalaron algunos, apoyando la idea de que la sátira no debe cruzar la línea de la difamación.

Este episodio no solo pone de relieve la tensión entre Rubiales y Buenafuente, sino que también abre un debate más amplio sobre la ética en el humor y el papel de los medios de comunicación en la difusión de información.

En un mundo donde las redes sociales amplifican cada comentario, la responsabilidad de los comunicadores se vuelve aún más crucial.

La línea entre el entretenimiento y la difamación es delgada, y los casos como el de Rubiales sirven como un recordatorio de que las palabras tienen peso.

Rubiales, al apelar al sentido común del humorista, ha lanzado un mensaje claro: “Rectificar es de sabios”. Esta frase resuena con fuerza, especialmente en un momento en que la sociedad demanda más responsabilidad y menos frivolidad en el discurso público.

La situación actual entre Rubiales y Buenafuente podría ser un punto de inflexión, no solo para ellos, sino para todos aquellos que utilizan la comedia como herramienta de crítica social.

En conclusión, el ultimátum de Rubiales a Buenafuente es un episodio que trasciende la mera disputa personal. Es un llamado a la reflexión sobre la ética del humor y la veracidad de la información.

La defensa de la honra y la integridad personal no debe ser un acto aislado, sino una práctica constante en un mundo donde la desinformación puede tener consecuencias devastadoras.

Mientras tanto, el ex presidente de la Federación Española de Fútbol espera que su mensaje llegue a quien corresponde y que la verdad, finalmente, prevalezca.