Manuel luchó por conseguir un beso de Evelyn, pero solo obtuvo un zasca por su atrevimiento

El restaurante de ‘First Dates’ se convirtió una vez más en el escenario de tensiones, sorpresas y emociones encontradas durante la noche del lunes 22 de diciembre de 2025.
En esta ocasión, los protagonistas fueron Manuel, un joven de 21 años estudiante de emprendimiento llegado desde Albacete y DJ aspirante con sueños de facturar «10.000 euros por noche», y Evelyn, una estudiante de psicología madrileña de 19 años que disfrutaba de su año sabático y buscaba algo serio y estable. Desde el inicio, las diferencias entre ambos eran palpables.
Mientras Manuel buscaba experimentar la «magia del principio» y no se comprometía con relaciones duraderas, Evelyn confesaba que era «un poco más chapada a la antigua» y esperaba algo más profundo que un simple romance pasajero.
Tras las presentaciones y un primer intercambio de palabras, la tensión se hizo evidente cuando Manuel, confiado en su atractivo y estilo, dejó entrever sus intenciones de manera directa.
Al quitarse la chaqueta y mostrar una camiseta con labios estampados, le dijo a Evelyn: «Llevo una camiseta bastante sugerente y es para darte un mensaje. No me puedo ir esta noche sin un beso».
Evelyn, aunque se rió del comentario, no dudó en darle un rotundo zasca: «Me ha parecido un poco flipado, no te conozco de nada».
La joven dejó claro desde el primer momento que no estaba dispuesta a ceder ante avances apresurados y que valoraba más la sinceridad y el respeto.
El primer acercamiento de Manuel no fue suficiente para ganarse a su cita, pero no todo estaba perdido. La conversación inicial se centró en gustos y aficiones, y aquí las diferencias se hicieron aún más visibles.
Evelyn confesó su gusto por la salsa, el reggaetón y la bachata, mientras que Manuel, aficionado al techno como DJ, declaró no ser nada latino ni tener afinidad por géneros como el rock o el heavy metal.
«No me gusta nada. Ni el techno, ni el rock ni el heavy metal… Nada», sentenciaba Evelyn, mostrando que el choque de estilos era evidente.

Aun así, la situación no resultó del todo negativa, ya que la honestidad de ambos permitió que se conocieran un poco más, aunque fuera con ciertas reservas.
Cuando el tema de las relaciones surgió, las diferencias se hicieron más claras. Manuel negó ser un ligón solo por trabajar en la noche, aunque Evelyn desconfiaba de su sinceridad.
«Yo creo que me quiere camelar, pero bueno», reflexionaba fuera de cámaras, dejando entrever que no se dejaba engañar fácilmente.
Por su parte, Evelyn estableció límites claros: «Para momentos… No. No voy a perder el tiempo», reiterando que buscaba algo más que un simple coqueteo.
Manuel, consciente de que debía adaptarse a su cita, intentó cambiar el rumbo de la velada hacia un terreno más neutral y espiritual, comentando que ambos llevaban un collar de cuarzo, lo que abrió una pequeña ventana para la conexión entre ellos.
Evelyn reconoció que, aunque sus vidas eran muy diferentes, podía aprender cosas nuevas de la personalidad y experiencia de Manuel: «No me parece mal tío, aunque sí es verdad que me daba la razón todo el rato.
Hace cosas muy diferentes a mí y creo que al final ser tan diferentes es bueno porque aprender cosas de cada uno».
La conversación fue más allá de las primeras impresiones y permitió que Manuel mostrara una actitud más respetuosa y reflexiva, algo que Evelyn valoró: «Es educada, refinada y eso es guay», comentó él sobre su cita, admirando su manera de ser y la firmeza de sus límites.
A pesar de un inicio marcado por un intento de beso demasiado atrevido y diferencias culturales y musicales, Manuel no se dio por vencido.
En el reservado, intentó acercarse de manera más sutil, pero Evelyn mantuvo su posición: necesitaba tiempo y varias citas para considerar un acercamiento romántico más físico.

Al final de la velada, aunque la cita no culminó con el beso que Manuel esperaba, la joven decidió darle una oportunidad y aceptó continuar conociéndose.
Este gesto marcó un pequeño triunfo para Manuel, demostrando que la paciencia, la honestidad y el respeto pueden abrir puertas incluso cuando las primeras impresiones son complicadas.
La cita cerró con un ambiente de expectativa, dejando en claro que la química entre ambos, aunque inesperada y marcada por choques iniciales, podría desarrollarse en algo más profundo si se respetan los tiempos y los sentimientos de cada uno.
La noche de Manuel y Evelyn en ‘First Dates’ dejó en evidencia cómo los encuentros amorosos pueden ser un terreno lleno de zascas, sorpresas y aprendizaje.
Desde la atrevida propuesta inicial hasta la necesidad de establecer límites y conocerse mejor, ambos participantes ofrecieron un ejemplo claro de que el respeto y la comunicación son fundamentales en cualquier relación, aunque las diferencias parezcan insalvables al principio.
La velada recordó a los espectadores que el amor no siempre surge en el primer intento y que el camino hacia una conexión auténtica puede requerir paciencia, comprensión y valentía para enfrentar la honestidad del otro.
En definitiva, la cita de Manuel y Evelyn fue un reflejo de la complejidad de las relaciones modernas: atracción, diferencias de personalidad, expectativas distintas y la necesidad de establecer límites claros.
El episodio dejó claro que la espontaneidad y la confianza deben equilibrarse con el respeto y la paciencia, y que incluso un comienzo turbulento puede transformarse en una oportunidad para construir algo más sólido.
La historia de estos dos jóvenes en ‘First Dates’ será recordada como un ejemplo de cómo el amor puede desafiar las expectativas y la primera impresión, y cómo la firmeza y la sinceridad pueden cambiar el rumbo de una cita que parecía destinada al desastre.
