Miles de personas en toda España salieron a las calles el 25 de noviembre para protestar contra la violencia machista y el negacionismo.
Este 25 de noviembre, Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, miles de personas volvieron a tomar las calles en numerosos puntos de España para manifestar su rechazo a la violencia machista y al negacionismo que persiste en algunos sectores de la sociedad.
La convocatoria, que reunió a ciudadanos de todas las edades y perfiles, tuvo como objetivo visibilizar la gravedad de la violencia de género y exigir medidas más eficaces tanto a nivel institucional como social.
En ciudades como Madrid, Barcelona, Sevilla y Valencia, las manifestaciones comenzaron a media mañana, con pancartas y consignas que recordaban a las víctimas y reclamaban justicia.
“Ni una más, ni una menos. Queremos que la sociedad deje de mirar hacia otro lado”, gritaba Clara Moreno, una joven de 28 años, mientras avanzaba junto a un grupo de amigas por la Gran Vía madrileña.
Según datos de las organizaciones convocantes, se estima que más de 50,000 personas participaron en las concentraciones en toda España, un aumento notable frente a las cifras de años anteriores, lo que refleja la creciente conciencia social sobre este problema.
La violencia machista sigue siendo una de las lacras más graves en España.
Solo en 2024, el número de mujeres asesinadas por violencia de género ascendió a 63, mientras que miles sufrieron abusos físicos, psicológicos o económicos sin que sus casos recibieran la atención necesaria por parte de las autoridades. “Es urgente que las leyes se cumplan y que se refuerce la protección a las víctimas.
No podemos permitir que los agresores queden impunes”, afirmó Rosa Díaz, coordinadora de la plataforma feminista estatal que organizó la marcha en Madrid.
El negacionismo también estuvo en el centro del debate durante las manifestaciones.
Varios colectivos denunciaron la existencia de discursos que intentan minimizar la violencia de género, cuestionando la veracidad de los casos o atribuyéndolos a conflictos familiares comunes. “Negar la violencia machista es perpetuarla.
Cada vez que alguien dice que esto es un problema exagerado, una mujer corre más riesgo”, señaló Ana Torres, psicóloga especializada en violencia de género.
La experta subrayó que el negacionismo contribuye a la invisibilización de los casos y genera una sensación de impunidad en los agresores.
En Barcelona, la manifestación se concentró frente al Ayuntamiento, donde se realizaron actos simbólicos de recuerdo a las víctimas, incluyendo la lectura de nombres de mujeres asesinadas durante el último año.
“Cada nombre que leemos es una vida arrebatada y una familia destrozada. No podemos olvidar que detrás de cada cifra hay historias reales”, expresó Marta Ferrer, presidenta de la asociación local de mujeres.
La alcaldesa de Barcelona, presente en el acto, enfatizó que “el compromiso de las instituciones debe ser firme y continuo, con recursos, políticas preventivas y educación en igualdad desde la infancia”.
El fenómeno de la movilización social no se limita a las grandes ciudades.
En localidades más pequeñas, como Salamanca, Cádiz o Logroño, las marchas también fueron multitudinarias, demostrando que la preocupación por la violencia machista trasciende el tamaño o la ubicación geográfica.
Comparando los datos con 2023, se observa un incremento del 12% en la participación ciudadana, lo que refleja una mayor concienciación sobre la necesidad de actuar colectivamente.
Las manifestaciones también se convirtieron en un espacio de debate y de visibilización de propuestas concretas para combatir la violencia de género.
Entre las demandas más repetidas se encontraban la creación de más centros de acogida, el fortalecimiento de las medidas judiciales contra los agresores y la implementación de programas educativos obligatorios en escuelas y universidades.
“No basta con leyes en los libros; necesitamos que la sociedad entienda y rechace la violencia desde la raíz”, señaló Laura García, profesora universitaria y activista feminista.
El compromiso de la ciudadanía se reflejó en la diversidad de participantes: estudiantes, profesionales, jubiladas, familias enteras y miembros de organizaciones sociales unieron sus voces para exigir un cambio real.
La participación masculina también fue destacable, con hombres que se sumaron a la protesta para expresar su rechazo a la violencia machista y apoyar la igualdad. “Es un problema de toda la sociedad, no solo de las mujeres.
Todos tenemos que actuar”, comentó Javier Molina, voluntario en una ONG que trabaja en prevención de violencia de género.
A pesar de la contundencia de las marchas, las voces críticas recordaron que el camino por recorrer sigue siendo largo.
Las cifras oficiales muestran que, en España, una de cada tres mujeres ha sufrido algún tipo de violencia a lo largo de su vida, y solo un pequeño porcentaje denuncia los hechos ante las autoridades.
Esto evidencia la persistencia de barreras culturales, sociales y legales que impiden la protección efectiva de las víctimas.
Las movilizaciones del 25 de noviembre sirvieron, además, para reforzar el mensaje de unidad frente al negacionismo.
Representantes de distintos partidos políticos, organizaciones no gubernamentales y colectivos ciudadanos coincidieron en la necesidad de visibilizar la violencia de género y garantizar la protección de quienes la sufren.
“No podemos permitir que la indiferencia o la negación silencien a las víctimas. Cada acto de concienciación cuenta”, subrayó Pilar Rodríguez, portavoz de un colectivo feminista de Sevilla.
La jornada concluyó con un llamamiento a la acción permanente, recordando que la lucha contra la violencia machista no se limita a un día del calendario.
Las movilizaciones demostraron que la sociedad española está dispuesta a mantenerse vigilante y exigir políticas efectivas, educación en igualdad y sanciones ejemplares para quienes cometen actos de violencia de género.
La pregunta que sigue en el aire es si las instituciones podrán responder con la misma contundencia que la ciudadanía que salió este 25 de noviembre a las calles, uniendo voces y reafirmando que la violencia machista y el negacionismo no tienen cabida en la sociedad española.
