En el programa ‘El Pentagrama’, los colaboradores debatieron intensamente sobre los presuntos escándalos sexuales y el comportamiento cuestionable de altos cargos del PSOE, centrándose especialmente en Paco Salazar.

La política española se sacude nuevamente con un episodio que mezcla poder, corrupción y escándalos sexuales.
Paco Salazar, figura central del PSOE y hombre de confianza del presidente Pedro Sánchez, se ha convertido en el foco de un escándalo que ya había sido conocido en los círculos internos del partido, pero que ahora sale a la luz con fuerza.
Durante años, Salazar ha estado vinculado a denuncias por acoso dentro de la Moncloa, mientras el partido ha intentado silenciar y encubrir su comportamiento.
Lo más grave no es solo el supuesto acoso, sino que las denuncias y procedimientos que deberían haberse activado nunca se llevaron a cabo, dejando a las presuntas víctimas sin la protección que marca la ley.
En el último programa de ‘El Pentagrama’, Rebeca Crespo y sus colaboradores, Eduardo García Serrano, Alfonso Rojo, Bertrand Ndongo y Josué Cárdenas, comentaron la reincorporación de Alfonso Rojo y no dudaron en abordar el asunto de Paco Salazar con crudeza.
“Un socialista es un chimpancé con un ataque de priapismo”, señaló una de las intervenciones más virales, resaltando la visión crítica hacia los altos cargos del partido y sus comportamientos sexuales inapropiados.
La mesa, formada por diez participantes, repasó sin censura los vínculos de Salazar con otros nombres del PSOE y su papel dentro de la Moncloa, revelando un entramado de favores, secretos y complicidades que parecen protegerlo.
El escándalo de Salazar tiene varios matices que no dejan indiferente a nadie.
Primero, el partido sabía desde hace meses sobre su conducta y, en lugar de tomar medidas, lo recolocó dentro del aparato político tras la denuncia, un movimiento que ha desatado polémica incluso entre los propios miembros del PSOE.
Además, se ha señalado que Salazar mantiene acceso a información privilegiada y secretos de altos funcionarios, lo que lo convierte en una figura peligrosa dentro del entorno de poder de Sánchez.
La protección del partido hacia Salazar plantea serias dudas sobre la ética y el compromiso con el feminismo que pregona el PSOE.
Los comentaristas del programa no se quedaron en los piropos y ataques humorísticos, sino que expusieron la gravedad de la situación.
Recordaron la historia de cómo, desde la Guerra Civil, ciertos miembros del PSOE han tenido una visión utilitarista sobre las mujeres, incluyendo anécdotas extremas sobre el trato hacia las milicianas, y cómo esa herencia histórica podría reflejar actitudes contemporáneas dentro del partido.
Esta crítica se amplió al comportamiento actual, señalando que los altos cargos socialistas han intentado legislar sobre la vida privada y los gestos más triviales, mientras protegen a personas como Salazar de cualquier consecuencia.

Durante la discusión también se abordaron las consecuencias legales y políticas.
Las presuntas víctimas de Salazar decidieron llevar el caso a los tribunales después de que la fiscalía no actuara de oficio, dejando claro que el sistema de justicia debía intervenir donde el partido había fallado.
Esto ha generado un debate sobre la responsabilidad de los líderes del PSOE y la transparencia de sus procedimientos internos, sobre todo cuando se trata de delitos graves relacionados con acoso y abuso de poder.
Más allá del escándalo de Salazar, el programa abordó la estrategia política de Pedro Sánchez y del PSOE frente a la oposición.
Se destacó la complejidad de las mociones de censura, las alianzas con partidos independentistas y los riesgos que conlleva cualquier intento de reemplazar al presidente antes de las elecciones previstas.
Los colaboradores insistieron en que la mayor moción de censura es, en realidad, la corrupción y los secretos que rodean a Sánchez y su círculo más cercano, dejando claro que cualquier maniobra política está teñida por los mismos patrones de protección interna y complicidad que rodean a Salazar.
El análisis también tocó aspectos humanos y sociales, recordando a aquellos que viven en la calle en condiciones extremas, en contraste con los juegos de poder de Moncloa.
Esta reflexión buscó poner en perspectiva la gravedad de los problemas estructurales en España, desde la desigualdad y el abandono social hasta la cultura del encubrimiento político.

Finalmente, se hizo un llamado a la opinión pública para que no se deje engañar por los movimientos calculados del PSOE, destacando la necesidad de vigilancia sobre los altos cargos y su comportamiento, así como la importancia de que los ciudadanos exijan transparencia y rendición de cuentas.
La situación de Paco Salazar no solo expone la fragilidad ética del partido, sino que también demuestra cómo las redes de poder pueden proteger a individuos a costa de la justicia y el bienestar de las víctimas.
El escándalo sigue abierto y las repercusiones políticas podrían ser enormes. Mientras tanto, en las redes sociales y medios alternativos, las imágenes y comentarios sobre Salazar y su entorno se viralizan, generando indignación y debates encendidos.
Todo apunta a que este caso será recordado como uno de los episodios más polémicos en la historia reciente del PSOE y, posiblemente, marcará un antes y un después en la forma en que los partidos manejan los escándalos internos.
La conclusión de los comentaristas fue unánime: es urgente que la justicia actúe, que los responsables rindan cuentas y que la ciudadanía no permita que la impunidad se normalice.
Mientras tanto, el nombre de Paco Salazar y los secretos de Moncloa seguirán siendo tema de conversación, debate y, sin duda, escándalo.