El encarcelamiento provisional de José Luis Ábalos ha desatado una crisis sin precedentes en el Gobierno de Sánchez, que teme las posibles revelaciones comprometedoras del exministro.

Pedro Sánchez se encuentra en una situación política extremadamente delicada tras la reciente decisión del Tribunal Supremo de enviar a prisión provisional a José Luis Ábalos, su exministro y uno de sus colaboradores más cercanos.
Este giro inesperado ha desatado una serie de reacciones y ha puesto en jaque la estabilidad del Gobierno español.
Ábalos, quien ha sido una figura clave en el sanchismo, ahora se convierte en una amenaza inminente para la legislatura, a medida que surgen rumores de que podría revelar secretos comprometedores sobre la administración actual.
La noticia del encarcelamiento de Ábalos ha causado un verdadero terremoto en Moncloa. Según fuentes cercanas al Ejecutivo, la reacción del presidente Sánchez fue de “furia absoluta”.
“Es un absoluto imbécil y golfo”, habrían sido algunas de las palabras empleadas por miembros del Gobierno para describir a Ábalos, quien ha estado bajo la lupa por su implicación en una trama de corrupción relacionada con la compra de mascarillas durante la pandemia.
El exministro no solo enfrenta acusaciones de organización criminal y cohecho, sino que también se le atribuyen delitos de tráfico de influencias y malversación.
El magistrado Leopoldo Puente, responsable de la decisión de encarcelar a Ábalos y a su mano derecha, Koldo García, ha justificado su veredicto al considerar que existe un “riesgo extremo” de fuga.
Esta evaluación se produce después de que la Fiscalía Anticorrupción, por primera vez, se uniera a las acusaciones populares, lideradas por el Partido Popular, para solicitar la prisión preventiva.
La situación se ha vuelto más crítica para Sánchez, quien, a raíz de esta decisión, pierde no solo un aliado clave en el Congreso, sino también su credibilidad política.
“La situación es insostenible”, afirmaba un alto cargo del PSOE, reflejando la desesperación que se vive dentro del partido.

La tensión aumentó cuando Ábalos rompió su silencio a solo 24 horas de su comparecencia ante el juez.
En una declaración impactante, afirmó que la reunión entre Sánchez y Arnaldo Otegi en 2018 sí había tenido lugar, lo que podría tener repercusiones devastadoras para el Gobierno.
“No tengo nada que perder”, habría declarado Ábalos, lo que deja entrever que está dispuesto a llevar a cabo una estrategia de defensa que podría involucrar a figuras de alto perfil dentro del PSOE.
Este escándalo no solo afecta a la imagen de Sánchez, sino que también pone en evidencia las grietas internas del partido.
Desde que Ábalos fue arrestado, la dirección del PSOE ha intentado contener el daño, pero las palabras de su exministro han desatado una tormenta que amenaza con arrastrar a otros miembros del Gobierno.
“Estamos en una situación crítica, y no sabemos hasta dónde puede llegar esto”, comentó un asesor cercano a Sánchez, quien pidió el anonimato debido a la sensibilidad del tema.
La crisis se agrava aún más con la entrada en prisión de Ábalos, quien se convierte en el primer diputado nacional en ejercicio que enfrenta esta situación.
La decisión del juez ha dejado a Sánchez desarmado políticamente, justo cuando el PSOE intenta consolidar su posición en el Congreso.
La pérdida de un voto clave en la Cámara Baja podría tener consecuencias significativas en la capacidad del Gobierno para aprobar nuevas leyes y enfrentar los desafíos económicos que se avecinan.

Además, la presión sobre Sánchez se intensifica con las críticas de la oposición. Líderes de partidos como el PP y VOX no han tardado en aprovechar la situación para atacar al Gobierno. Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, declaró:
“Esto es un reflejo de la corrupción que ha invadido al PSOE. No se puede confiar en un Gobierno que se sostiene sobre bases tan inestables”.
Por su parte, Santiago Abascal, líder de VOX, expresó que “la caída de Sánchez es inevitable si continúa rodeado de corruptos”.
En medio de esta tormenta política, la figura de Ábalos se ha transformado de un aliado leal a un adversario formidable. Su disposición a hablar y revelar detalles comprometedores podría cambiar el rumbo de la política española en los próximos meses.
“El sanchismo ha recibido su golpe más duro, y esta vez no proviene de fuera, sino de uno de los suyos”, comentaba un analista político, subrayando la gravedad de la situación.
La incertidumbre reina en el PSOE mientras el juicio de Ábalos se aproxima. La pregunta que muchos se hacen es si Sánchez podrá sobrevivir a este escándalo y mantener su Gobierno a flote.
Con un panorama tan incierto y una oposición feroz, el futuro político de Sánchez pende de un hilo.
La próxima semana será crucial, y todos los ojos estarán puestos en cómo se desarrollarán los acontecimientos en torno a este caso que ha sacudido los cimientos de la política española.