El debate en el Congreso entre Pisarello y Hernández pone en evidencia las profundas diferencias sobre cómo afrontar la crisis de la vivienda en España.

En el corazón del debate político español, un episodio reciente en el Congreso ha puesto de relieve las tensiones entre diferentes ideologías sobre la crisis de la vivienda.
La intervención del parlamentario de Sumar, Javier Pisarello, se ha convertido en el centro de atención, no solo por su contenido, sino por la respuesta vehemente del portavoz de Vox, el señor Hernández.
Lo que comenzó como un intercambio de argumentos sobre la necesidad de políticas efectivas para abordar la escasez de vivienda, rápidamente se transformó en un espectáculo de acusaciones y descalificaciones.
Pisarello abrió su discurso con una crítica contundente a las derechas, señalando que son aquellas que más hablan de la Constitución las que, a menudo, la pisotean en la práctica.
“Los salarios no alcanzan ni para pagar una hipoteca ni para cubrir alquileres disparados”, afirmó, instando a la necesidad de actuar con valentía para hacer cumplir los artículos 47 y 35 de la Constitución.
Estos artículos obligan a los poderes públicos a garantizar el derecho a la vivienda y a la protección del trabajo. “No podemos esperar a que después de la tormenta salga el sol”, continuó, enfatizando que la solución requiere acción inmediata y decidida.

El diputado de Sumar propuso medidas concretas, como movilizar la vivienda vacía en manos de bancos para convertirla en alquiler social y cerrar el agujero especulativo de los alquileres de temporada.
“Necesitamos alianzas”, dijo, apelando a la colaboración entre diferentes fuerzas políticas y sindicatos para transformar las demandas de la ciudadanía en leyes efectivas.
Su discurso resonó con aquellos que sienten la presión de la crisis habitacional, donde cada vez más personas se ven obligadas a compartir vivienda o a vivir en condiciones precarias.
Sin embargo, la respuesta de Hernández no se hizo esperar. “La intervención de Pisarello es un disparate numérico”, declaró, cuestionando la lógica detrás de las propuestas de reducción de precios de alquiler. “Si cada vez hay menos pisos y más personas, los precios subirán.
¿Por qué no proponen bajar los precios al 100%?”, se preguntó, descalificando las soluciones de Pisarello como irrealizables. Para el portavoz de Vox, la solución a la crisis de vivienda no reside en la intervención estatal, sino en la creación de más oferta de vivienda.

Hernández argumentó que la falta de construcción de viviendas protegidas es la verdadera raíz del problema. “En este país no se ha construido nada, solo 10,000 viviendas protegidas al año”, afirmó, sugiriendo que la solución está en aumentar la oferta de vivienda social.
Según él, las políticas de Pisarello, lejos de ayudar, han contribuido a que los grandes fondos de inversión especulen con el mercado inmobiliario.
“El que utiliza ese tono tan compungido para hablar de por qué compran siempre los grandes, ¿sabe por qué pueden comprar? Porque los impuestos altísimos que se ponen a la compra de primera vivienda son los mismos que tienen los grandes fondos”, insistió.
El intercambio se tornó personal cuando Pisarello fue acusado de ser un “caradura” por haber sido parte del Ayuntamiento de Barcelona, que, según Hernández, ha sido responsable de “destrozar el acceso a la vivienda”.
“Es como haber quemado cinco bosques y luego apuntarse a las oposiciones de bombero”, ironizó, utilizando esta metáfora para subrayar la hipocresía que percibe en las propuestas de Sumar.
A medida que el debate avanzaba, quedó claro que ambos lados tienen visiones radicalmente diferentes sobre cómo abordar la crisis de la vivienda en España.
Mientras Pisarello aboga por una intervención decidida del gobierno para proteger a los inquilinos y regular el mercado, Hernández defiende un enfoque más liberal que promueve la oferta a través de la desregulación y la reducción de impuestos.

La tensión en el Congreso no solo refleja las diferencias políticas, sino también las preocupaciones de millones de españoles que luchan por encontrar una vivienda asequible.
“¿Quién va a tener más fácil comprar? La pareja que quiere emanciparse o la empresa inmobiliaria que tiene dinero por castigo”, cuestionó Hernández, haciendo hincapié en la necesidad de políticas que favorezcan a la clase media y trabajadora.
El debate culminó con un llamado a la acción, donde ambos parlamentarios dejaron claro que la crisis de la vivienda no se resolverá sin un cambio significativo en las políticas actuales.
Pisarello concluyó su intervención reafirmando su compromiso con la justicia social, mientras que Hernández, por su parte, prometió seguir defendiendo los intereses de los propietarios y la clase media.
Este episodio en el Congreso no solo ha puesto de manifiesto las luchas políticas en torno a la vivienda, sino que también ha dejado al descubierto las profundas divisiones en la sociedad española sobre cómo abordar uno de los problemas más acuciantes del momento.
A medida que la crisis de la vivienda se intensifica, el debate en el Congreso seguirá siendo un reflejo de la lucha entre diferentes visiones sobre el futuro de España.