Nuevos documentos revelan que el abuelo materno de Pedro Sánchez, Mateo Pérez-Castejón, se alistó voluntariamente en el Ejército franquista, contradiciendo la narrativa familiar de víctimas del franquismo que el presidente ha mantenido durante años.

En un giro inesperado que sacude la política española, el pasado de Mateo Pérez-Castejón Díaz, abuelo materno del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha salido a la luz, desafiando la imagen que el líder socialista ha cultivado sobre su familia y su historia.
Durante años, Sánchez ha presentado a su familia como víctimas del franquismo, pero nuevos documentos revelan una realidad muy diferente.
Mateo Pérez-Castejón se alistó voluntariamente en el Ejército franquista con la intención de “servir a la auténtica España”, según sus propias palabras.
Esta declaración, que resuena con eco en el contexto actual, se encuentra respaldada por un expediente del Archivo Intermedio Militar de Ceuta, que revela detalles sorprendentes sobre su vida durante la Guerra Civil Española.
El documento, correspondiente al caso 1193/42, muestra que Mateo fue denunciado por deserción del bando republicano antes de unirse a la Legión, donde fue condecorado con una Medalla de Campaña y dos Cruces Rojas al Mérito Militar por su valentía en combate.
“Siempre he creído que luchaba por la justicia”, afirmaba Mateo en sus memorias, aunque los hechos sugieren una narrativa más compleja.
Al alistarse en la Legión el 10 de julio de 1938, solo cuatro días después de ser denunciado como desertor, Mateo no solo desafió al régimen republicano, sino que también mintió sobre su edad, elevándola de 16 a 18 años para poder ingresar.
Este acto de engaño no fue un mero capricho; era una decisión que cambiaría el rumbo de su vida y, por extensión, el de su familia.

El archivo también revela que Mateo había servido previamente en el Ejército republicano, un hecho que él negó en su hoja de servicios. Esta contradicción plantea preguntas sobre la verdad detrás de la narrativa familiar que Sánchez ha sostenido durante su carrera política.
“Mis abuelos eran analfabetos y víctimas del conflicto”, ha declarado en numerosas ocasiones, pero los documentos muestran que Mateo no solo sabía leer y escribir, sino que también había recibido educación formal.
La revelación de este pasado militar franquista pone en tela de juicio la imagen pública que Sánchez ha construido durante años.
Mientras impulsaba leyes de memoria histórica que censuran vínculos con el franquismo, el presidente ha mantenido en secreto la historia de su abuelo, un hecho que ahora lo deja políticamente expuesto.
“Es difícil de creer que alguien pueda ocultar un pasado tan relevante”, comenta un analista político. “Esto no solo afecta la credibilidad de Sánchez, sino que también plantea interrogantes sobre su postura ante el franquismo y la memoria histórica”.
Las reacciones de otros líderes políticos no se han hecho esperar. Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, ha afirmado que “la hipocresía de Sánchez es asombrosa”.
Por su parte, Santiago Abascal, líder de VOX, ha declarado: “Es hora de que la verdad salga a la luz. La historia no puede ser reescrita a conveniencia”. Estas declaraciones reflejan un creciente descontento hacia la narrativa oficial del Gobierno y una demanda de transparencia.
El contraste entre el legado de Mateo y la imagen que Sánchez ha querido proyectar es evidente. Mientras el presidente ha abogado por una reconciliación basada en la memoria histórica, su propio abuelo representa un capítulo de la historia que contradice esa reconciliación.
“No se puede construir un futuro sólido sin enfrentar el pasado”, sostiene un historiador que ha estudiado el impacto del franquismo en la sociedad española.
La historia de Mateo Pérez-Castejón no es solo un relato personal; es un reflejo de la complejidad de la memoria histórica en España. La Guerra Civil dejó cicatrices profundas en la sociedad, y la lucha por la verdad y la reconciliación continúa.
Las revelaciones sobre el abuelo de Sánchez invitan a una reflexión más profunda sobre cómo se construyen las narrativas familiares y cómo estas pueden influir en la política contemporánea.
“Es un momento crucial para la política española”, concluye un experto en relaciones políticas.
“La verdad siempre encuentra la manera de salir a la luz, y este caso es un claro ejemplo de ello. La historia no se puede ocultar, y aquellos que intentan hacerlo se arriesgan a ser descubiertos”.
A medida que la controversia se desarrolla, la pregunta permanece: ¿cómo afectará esto la carrera política de Pedro Sánchez?
Con un legado familiar que desafía su propia narrativa, el presidente se enfrenta a un momento decisivo en su liderazgo, uno que podría redefinir su relación con la historia y la memoria en España.