Gabriel Rufián confrontó duramente a la diputada del PP, Salomé Pradas, en el Congreso por la gestión de la catástrofe del 29 de octubre en Valencia, destacando la falta de responsabilidad y empatía hacia las víctimas.

En una intensa sesión del Congreso, el diputado Gabriel Rufián, portavoz del grupo republicano, no dejó títere con cabeza al interpelar a la política del Partido Popular, Salomé Pradas, en relación a la gestión de la catástrofe ocurrida el 29 de octubre en Valencia.

La tensión en la sala era palpable mientras Rufián, con un tono firme y directo, cuestionaba la falta de responsabilidad y empatía de los representantes del PP hacia las víctimas de la tragedia.

“¿Cómo está, señora Pradas?” preguntó Rufián con ironía, a lo que ella respondió evasivamente, “prefiero no contestarle la pregunta”.

Fue entonces cuando Rufián, visiblemente indignado, le recordó que lo más importante en esa sala eran las víctimas, no los políticos. “Usted no es la importante en todo esto. Las víctimas son las fundamentales”, enfatizó, provocando murmullos entre los asistentes.

El diputado de ERC continuó su discurso, haciendo hincapié en la incomprensibilidad de la actitud del PP durante la crisis.

“Hay dos maneras de tomarse esto: intentar facilitar las cosas y dar la información, o la opción que usted ha escogido, que es, bajo mi punto de vista, la peor”, dijo Rufián.

Su crítica se centraba en la falta de respuestas y la evasión de responsabilidades por parte de Pradas y su partido.

Rufián, en un momento de gran carga emocional, sacó una cuerda que había traído como símbolo de la tragedia. “Esta cuerda era lo que le impedía que el agua la arrastrara”, explicó, refiriéndose a una niña que, lamentablemente, perdió la vida durante las inundaciones.

“Se lo voy a dar a usted para que responda a nuestras preguntas, porque esa niña murió y seguramente si ustedes hubieran hecho su trabajo, esa niña estaría viva”, sentenció, desatando un silencio incómodo en la sala.

La respuesta de Pradas fue defensiva. A medida que Rufián la presionaba, ella intentaba mantener la compostura, pero su incomodidad era evidente.

“Es humillante”, dijo uno de los representantes del PP en la sala, a lo que Rufián replicó: “¿Saben qué es lo humillante? Que ustedes lleguen aquí, intenten vender dos motos y no tengan la responsabilidad que les corresponde”.

La tensión se intensificó cuando Rufián cuestionó a Pradas sobre su falta de respuesta en los medios de comunicación frente a su disposición a hablar en un programa de televisión.

“¿Por qué en la tele sí y aquí no?”, preguntó, insistiendo en que la falta de transparencia y sinceridad era inaceptable.

“Me dicen que no con la cabeza, casi todos los representantes. ¿Saben qué es lo humillante? Que esta persona se siente aquí y ni nos mire la cara”, expresó, señalando la actitud de Pradas.

Pradas, visiblemente afectada, intentó defenderse, pero Rufián no le dio tregua. “Usted ha elegido el peor camino, y se va a comer un marrón que no le toca”, advirtió, dejando claro que la falta de responsabilidad política en la gestión de la crisis no sería perdonada.

“Cuando esté a punto de entrar en la cárcel, se acordará de este día y dirá: ‘Quizá pude hacer mucho más’”, agregó, dejando a todos en la sala en un estado de asombro.

A medida que la sesión avanzaba, el diputado de Vox, Gildázaro, tomó la palabra y arremetió contra el gobierno de Sánchez, acusándolo de hipocresía y cinismo.

“Algunos pontifican sobre robar cuando forman parte de un gobierno al que le afloran los ladrones a chorros”, dijo, refiriéndose a los escándalos de corrupción que han salpicado a varios miembros de la izquierda.

Gildázaro insistió en que la responsabilidad política recaía en el gobierno actual por la falta de acción ante la catástrofe.

La sesión se convirtió en un campo de batalla verbal, donde las acusaciones volaban de un lado a otro. Rufián, decidido a no dejar pasar la oportunidad, continuó presionando a Pradas sobre la falta de medidas preventivas y la inacción del gobierno durante la crisis.

“¿Cómo es posible que, un año después, aún no se hayan tomado las medidas necesarias para evitar que esto vuelva a suceder?”, preguntó con desdén.

El ambiente en el Congreso se tornó cada vez más tenso, con los representantes de Vox apoyando a Rufián en su cruzada por la verdad y la justicia.

“La tragedia del 29 de octubre fue una auténtica emergencia nacional”, proclamó Gildázaro, exigiendo respuestas claras y contundentes del gobierno.

Al final de la sesión, Rufián dejó claro que su lucha no terminaría ahí.

“No vamos a permitir que se olvide lo que ocurrió, y exigiremos justicia por las víctimas”, concluyó, mientras la sala estallaba en murmullos y comentarios sobre la intensa confrontación que acababan de presenciar.

La política española, una vez más, se encontraba en el centro de un debate candente, donde las emociones y las responsabilidades se entrelazaban en una lucha por la verdad.