Gabriel Rufián acusó a Salomé Pradas de desinterés hacia las víctimas de una tragedia reciente y de no asumir la responsabilidad de la gestión del gobierno de Mazón.
En una tensa sesión del Parlamento, Gabriel Rufián, portavoz de ERC, no escatimó en palabras al interpelar a la presidenta Salomé Pradas sobre la gestión del gobierno de Mazón.
La situación se tornó candente cuando Rufián cuestionó la actitud de Pradas, acusándola de desinterés hacia las víctimas de una tragedia reciente, lo que generó un ambiente de confrontación palpable en la sala.
“¿Cómo está? Prefiero no contestarle la pregunta”, comenzó Pradas, mostrando su incomodidad ante la incesante presión de Rufián. A lo que él respondió con firmeza: “Lo importante son las víctimas. Ustedes parecen haber olvidado eso”.
La tensión aumentó cuando Rufián, con un tono desafiante, entregó a Pradas un trozo de cuerda, simbolizando la carga de responsabilidad que, según él, ella y su gobierno deberían asumir.
“Esta cuerda es un recordatorio de la vida que se perdió porque no hicieron su trabajo”, afirmó, refiriéndose a una niña que murió en un trágico accidente.
Rufián continuó su ataque, cuestionando la falta de transparencia y la evasión de respuestas por parte de Pradas.
“¿Por qué en la tele sí y aquí no? Esto es una falta de respeto a esta comisión de investigación”, insistió, mientras los miembros del Partido Popular presentes en la sala murmuraban en señal de desaprobación.
Rufián no se detuvo ahí; acusó a Pradas de ser parte de un sistema que protege a los responsables en lugar de buscar justicia para las víctimas.
La presidenta, visiblemente afectada, intentó defender su posición, pero Rufián no le dio tregua. “¿De verdad quiere cargar con este marrón sola? ¿No se da cuenta de que su actitud solo la llevará a la ruina política?”, le espetó.
Pradas, en un intento por cambiar el rumbo de la conversación, mencionó que estaba dispuesta a leer las consideraciones que había presentado, pero Rufián la interrumpió: “No se trata de leer documentos, se trata de asumir la responsabilidad de sus acciones”.
La discusión se intensificó cuando Rufián planteó la cuestión de si Pradas creía que la tragedia podría haberse evitado si Mazón hubiera actuado con más diligencia.
“229 personas no deberían haber muerto si ustedes hubieran hecho su trabajo. La jueza dice que su relato no coincide con la verdad. ¿Qué tiene que decir al respecto?”, preguntó, mientras la sala se llenaba de murmullos de incredulidad.
Pradas, en un intento por defenderse, argumentó que había sido mal asesorada y que su intención siempre había sido la de colaborar con la justicia. Sin embargo, Rufián no se mostró convencido.
“Su falta de respuesta es una humillación para las víctimas. Ustedes están aquí tratando de vender una historia que no se sostiene”, afirmó con vehemencia.
El ambiente se volvió aún más tenso cuando Rufián acusó a Pradas de permitir que otros mintieran en la investigación. “Usted ha dicho que el 112 no recibió llamadas, pero recibió casi 20,000.
¿Cómo puede justificar eso?”, cuestionó, mientras Pradas intentaba desviar la atención hacia su propia interpretación de los hechos.
La presidenta, en un esfuerzo por recuperar el control de la conversación, intentó recalcar la importancia de escuchar a las víctimas, pero Rufián no estaba dispuesto a dejar pasar la oportunidad.
“No se trata solo de escuchar, se trata de actuar. Ustedes han fallado en su deber”, reiteró, dejando claro que la frustración de las víctimas y sus familias no iba a ser ignorada.
A medida que la discusión avanzaba, Rufián se mostró cada vez más incisivo, recordando a Pradas que su papel no era el de proteger a los responsables, sino el de buscar la verdad y la justicia.
“Si usted cree que este es el camino correcto, se equivoca. La ciudadanía merece saber lo que realmente ocurrió”, enfatizó, mientras la presidenta se esforzaba por mantener la compostura.
Al final de la sesión, la tensión no se disipó. Rufián, con un último golpe, dejó claro que la actitud de Pradas podría tener graves consecuencias.
“Cuando esté en la cárcel, recordará este día y se preguntará qué pudo haber hecho diferente”, concluyó, dejando a la presidenta sin palabras.
La escena en el Parlamento fue un reflejo de la creciente frustración y desconfianza hacia las instituciones, donde la lucha por la verdad y la justicia se enfrenta a la burocracia y la evasión.
La sesión se cerró con un sentimiento de inquietud, dejando claro que este enfrentamiento no es solo un debate político, sino una cuestión de vida o muerte para aquellos que han sufrido en silencio.
