Gabriel Rufián, portavoz de ERC, ha lanzado una advertencia directa a Pedro Sánchez, exigiendo acciones concretas para regenerar su Gobierno ante los escándalos de corrupción.

Gabriel Rufián, el portavoz de ERC en el Congreso, ha lanzado una advertencia contundente a Pedro Sánchez, exigiendo una reunión cara a cara para discutir la regeneración de su partido y su Gobierno.
En un contexto donde la corrupción ha sido un tema recurrente, Rufián no ha dudado en señalar que “se han encontrado cosas” en los casos que han salpicado al Ejecutivo.
La estrategia de desviar la atención hacia conspiraciones o utilizar el argumento del “y tú más” ya no convence a nadie, y así lo ha dejado claro en su intervención.
A su llegada a la comisión de investigación sobre la dana de Valencia, Rufián expresó su creciente malestar con la situación actual, un sentimiento que parece compartido entre los aliados del PSOE.
“Muchos de nuestros socios parlamentarios están pasando vergüenza con la deriva del Gobierno y la gestión de los escándalos”, afirmó, subrayando la presión que enfrenta Sánchez.
La situación es insostenible; por un lado, hay un temor palpable a la idea de que Santiago Abascal, líder de VOX, pueda convertirse en vicepresidente, y por otro, la falta de confianza en un Gobierno que provoca sonrojo a diario.
Rufián no se detuvo ahí. Describió la situación como un dilema político, dejando claro que la paciencia de ERC está llegando a su fin.
“No queremos seguir apoyando a un Gobierno que nos hace pasar vergüenza cada día”, insistió. Este mensaje directo a Sánchez revela una posición cada vez más precaria del presidente, quien depende de aliados incómodos que podrían desertar en cualquier momento.

El portavoz de ERC también criticó la tendencia del PSOE a refugiarse en la idea de una conspiración permanente, pidiendo que abandonen el victimismo y el discurso del “y tú más”.
“Para la izquierda, esa estrategia equivale a reconocer ‘yo también'”, enfatizó. Rufián recordó que se espera un comportamiento distinto de la izquierda en comparación con la derecha y la ultraderecha, y que Sánchez está fallando en cumplir con ese estándar moral.
El clima político se torna tenso, y aunque Rufián reconoció que todos saben lo que sucedería si Alberto Núñez Feijóo y VOX llegaran al poder, dejó claro que ese miedo ya no es un salvavidas político.
“El ‘y tú más’ no es un buen negocio para nosotros, y la paciencia se agota”, advirtió. El mensaje es claro: o Sánchez actúa y limpia su casa, o sus propios socios podrían dejarlo caer.
La intervención de Rufián ha resonado en el Congreso, donde los ecos de su advertencia aún retumban. La presión sobre Sánchez crece, y la incertidumbre sobre el futuro del Gobierno se intensifica.
Los escándalos de corrupción han puesto en jaque a un Ejecutivo que, en lugar de ofrecer respuestas, parece sumido en la defensa de su imagen.

Las palabras de Rufián reflejan un sentimiento más amplio entre los partidos que han sostenido al Gobierno en los últimos años. La confianza se ha erosionado, y la necesidad de respuestas concretas es más apremiante que nunca.
En un momento en que la política española se enfrenta a desafíos sin precedentes, la advertencia de Rufián es un recordatorio de que la paciencia de los aliados tiene un límite.
Los líderes políticos, desde Isabel Díaz Ayuso hasta Pablo Iglesias, observan con atención cómo se desarrolla esta crisis. Cada movimiento, cada declaración, puede tener repercusiones significativas en el panorama político.
La situación es volátil, y el futuro de Sánchez como presidente pende de un hilo.
A medida que los días pasan, la presión sobre el Gobierno se intensifica. La advertencia de Rufián es solo una de las muchas voces que claman por un cambio real, por una regeneración que devuelva la confianza a los ciudadanos.
El tiempo corre, y la necesidad de acción se vuelve cada vez más urgente.
Los próximos días serán cruciales para el futuro del Gobierno de Sánchez. La advertencia de Rufián podría ser el catalizador que impulse un cambio necesario o, por el contrario, podría ser el principio del fin de un Ejecutivo que se enfrenta a una creciente desconfianza.
La política española está en un momento decisivo, y todos los ojos están puestos en cómo responderá Sánchez a esta amenaza.