Una investigación periodística ha destapado un encuentro clandestino que Pedro Sánchez y Santos Cerdán han mantenido con Arnaldo Otegi en pleno proceso de preparación de la moción de censura contra Mariano Rajoy.
Una reciente investigación periodística ha desvelado un encuentro clandestino que tuvo lugar entre el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, con el líder de Bildu, Arnaldo Otegi.
Este encuentro se produjo en un momento clave, en plena preparación de la moción de censura contra el entonces presidente Mariano Rajoy.
Según testimonios de fuentes cercanas a la reunión, Sánchez y Cerdán viajaron en secreto al País Vasco, donde se reunieron en un caserío apartado, alejado de miradas indiscretas y sin ningún registro oficial.
La cita fue organizada por Antxon Alonso, un empresario que se encuentra bajo investigación por el Tribunal Supremo y socio de Cerdán en la constructora Servinabar.
Fuentes presentes en el encuentro han indicado que Sánchez y Cerdán aterrizaron en Bilbao, donde fueron recibidos por Koldo García,
un exasesor implicado en varios escándalos, quien los condujo en un vehículo Toyota Rav4 blanco, propiedad del PSOE, hasta la ubicación secreta acordada por Alonso y Otegi.
Durante aproximadamente tres horas, los dirigentes socialistas negociaron en persona el apoyo de Bildu a la moción de censura.
Los testigos confirman que el encuentro se llevó a cabo en un caserío situado en un radio de 40 kilómetros entre el aeropuerto de Bilbao, Elorrio y Elgoibar, aunque la ubicación exacta se mantiene en secreto por razones de seguridad.
La falta de respuesta por parte de Moncloa ante preguntas directas sobre este asunto es particularmente reveladora.
Cuando se contactó con la Presidencia para esclarecer si Sánchez había participado en reuniones con Bildu y el PNV durante las negociaciones de 2018, la respuesta fue contundente: “No vamos a hacer comentarios”.
Este silencio contrasta con las declaraciones públicas del propio Sánchez, quien siempre ha negado cualquier pacto secreto.
En una intervención en el Senado, el presidente llegó a calificar su relación con Koldo García como “anecdótica”, a pesar de que García actuaba como su chófer y escolta privado durante estas reuniones.
Las revelaciones sobre la cumbre secreta no dejan lugar a dudas: el 1 de junio de 2018, Bildu votó a favor de la moción de censura, un movimiento que, aunque no era decisivo numéricamente al contar solo con dos diputados, arrastró al PNV a unirse al derribo de Rajoy.
Además, se ha informado que Cerdán y Antxon Alonso también negociaron en la sombra con los nacionalistas vascos,
quienes posteriormente obtuvieron cargos estratégicos en el Ministerio de Transportes y otras instituciones públicas, tal como lo confirma un informe de la Guardia Civil/UCO.
Entre estos acuerdos se incluyen adjudicaciones clave y nombramientos relacionados con proyectos millonarios, como la Mina Muga.
Este encuentro clandestino entre Sánchez y Otegi ha marcado el inicio de una relación política que tanto el PSOE como Bildu han intentado negar.
Sin embargo, los acontecimientos posteriores, como la abstención de Bildu que permitió en 2019 que María Chivite asumiera la presidencia de Navarra, encajan perfectamente con lo que se negoció en aquel caserío apartado.
Las revelaciones han sacado a la luz un pacto oculto que desmantela por completo el relato oficial del Gobierno y expone una estrategia cuidadosamente diseñada en los márgenes de la transparencia que se exige a quienes ocupan la más alta responsabilidad del Estado.
“A veces, la política se mueve en la penumbra”, declaró un analista político, quien prefirió permanecer en el anonimato.
“Lo que hemos visto aquí es un claro ejemplo de cómo las decisiones cruciales se toman lejos de la mirada pública, y esto plantea serias preguntas sobre la ética de las negociaciones políticas”.
En un contexto donde la transparencia es más importante que nunca, estas revelaciones podrían tener repercusiones significativas para la imagen del Gobierno y la confianza del público.
La relación entre el PSOE y Bildu ha sido objeto de controversia desde hace tiempo, y este nuevo capítulo añade una capa más de complejidad a una narrativa ya complicada.
A medida que se desarrollan los acontecimientos, será crucial observar cómo reaccionan los diferentes actores políticos y qué medidas se tomarán para abordar las implicaciones de estas revelaciones.
En un entorno político cada vez más polarizado, la necesidad de transparencia y rendición de cuentas es más relevante que nunca, y la ciudadanía merece respuestas claras sobre las decisiones que afectan su futuro.
