Génova apunta a Alejo Miranda, Rocío Dívar o Alfonso Serrano como los senadores del PP candidatos a interrogar al presidente. El nombre será secreto hasta la cita: “Es mejor el efecto sorpresa”

La cita estaba marcada en rojo en el calendario político: el próximo 30 de octubre, Pedro Sánchez comparecerá ante la comisión del Senado que investiga el denominado ‘caso Koldo’, un proceso que ha mantenido en vilo a la política española durante más de un año.
Con el Partido Popular controlando la mayoría absoluta en la Cámara alta, el presidente del Gobierno se enfrentará a un interrogatorio que
no solo abordará los pagos en efectivo al exsecretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos, sino que podría redefinir la narrativa política de cara a las próximas elecciones.
La expectativa es máxima y, según fuentes de Génova, el nombre del senador que formulará las preguntas a Sánchez se mantendrá en secreto hasta el último momento para maximizar el efecto sorpresa.
El trasfondo de esta comparecencia no es casual. La comisión se constituyó hace más de un año para investigar una supuesta trama de financiación irregular en el PSOE, en la que se imputan tanto Ábalos como Santos Cerdán, además del exasesor Koldo García.
Según la investigación de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, se detectaron pagos en efectivo sin justificación bancaria que podrían implicar a los máximos responsables del partido.
El Partido Popular sostiene que estos movimientos suponen indicios de corrupción piramidal, con Sánchez presuntamente en la cúspide.
El contexto político, marcado por el auge de Vox en las encuestas y el desgaste interno del PP, convierte esta comparecencia en un momento crucial: tanto la oposición como la ciudadanía estarán pendientes de cada palabra y gesto del presidente.

Génova maneja cuidadosamente la estrategia. Los nombres que podrían interrogar a Sánchez incluyen a Alejo Miranda, Rocío Dívar y Alfonso Serrano, aunque se reserva la decisión final para sorprender al Gobierno y al propio presidente.
La elección del interrogador no es trivial: se trata de un senador con capacidad para mantener la presión, formular preguntas incisivas y destacar las contradicciones en las explicaciones de Sánchez sobre la financiación y los pagos en metálico.
La portavoz del PP en el Senado, Alicia García, dejó claro que no será ella quien asuma este papel, aunque su intervención ha servido para anticipar que la ofensiva del PP será firme y documentada.
La coincidencia de fechas añade un matiz delicado a la comparecencia. Sánchez acudirá al Senado justo un día después del primer aniversario de la DANA de Valencia, que dejó 229 víctimas mortales, fecha en la que se celebrará un funeral de Estado.
Aunque el PP asegura que no se trata de un gesto político, la proximidad temporal aumenta la presión mediática y política sobre el presidente.
Se espera que Sánchez pueda alegar motivos de agenda o salud, aunque cualquier ausencia sería interpretada como un intento de eludir responsabilidades.
La tensión se siente en todos los estamentos: periodistas, analistas y ciudadanos aguardan con expectación el desarrollo de un interrogatorio que promete confrontaciones duras y revelaciones inesperadas.

El origen de la comparecencia reside en el último informe de la UCO, que detectó más de 95.000 euros en gastos de Ábalos sin justificación bancaria, además de pagos en efectivo en sobres con el membrete del PSOE.
Este documento se ha convertido en la prueba que el PP considera irrefutable para sostener la existencia de un sistema de financiación irregular.
Sin embargo, Sánchez ha defendido públicamente que las cuentas del partido están auditadas y que el pago en efectivo se justificaba como compensación por gastos menores, como comidas o desplazamientos.
“En toda empresa, si se coge un taxi, hay liquidaciones de gasto. Seguro que en alguna ocasión yo he tenido liquidaciones de gasto”, afirmó el presidente en una entrevista reciente, subrayando que no existió financiación ilegal.
El interrogatorio no será un mero trámite. Con el formato establecido de 50 minutos por cada portavoz de los partidos, Sánchez tendrá que enfrentarse a preguntas directas y documentadas.
La comisión ha acumulado decenas de comparecencias que han ido preparando el terreno, y ahora es el turno del máximo responsable del Gobierno.
La estrategia del PP, según señalan fuentes internas, consiste en destacar no solo los indicios de corrupción, sino también la falta de transparencia y la gestión de los pagos en efectivo, con el objetivo de sembrar dudas sobre la integridad del presidente y su equipo.


El clima político se encuentra altamente polarizado. El PP ha decidido actuar ahora también en respuesta al ascenso de Vox, que, según encuestas, podría restar más de un millón de votos a los populares.
No hacerlo habría supuesto un coste político interno para Feijóo, mientras que intervenir de manera contundente en el Senado le permite marcar la agenda y proyectar una imagen de firmeza frente a la corrupción.
Por su parte, el Gobierno de Sánchez busca minimizar el impacto, reiterando que las acusaciones se basan en interpretaciones interesadas de la documentación y que la transparencia de las cuentas del PSOE ha sido constante.
El escenario previsto para el 30 de octubre será, sin duda, un enfrentamiento cargado de tensión. Sánchez deberá equilibrar la defensa de su gestión y explicaciones financieras, mientras el PP tratará de exponer inconsistencias y presuntas irregularidades.
Cada respuesta será analizada, cada silencio interpretado y cada gesto político tendrá consecuencias directas en la percepción pública.
La cita se anticipa como uno de los momentos más delicados para el presidente, que deberá salir del Senado con argumentos sólidos para mantener su posición política y evitar daños mayores a su liderazgo.

Más allá de la confrontación directa, la comparecencia refleja un contexto más amplio de vigilancia y escrutinio político en España.
La ciudadanía, los medios de comunicación y los partidos están atentos a cómo se manejan los indicios de corrupción, la transparencia de las cuentas y el papel de los líderes en la financiación de los partidos.
La comisión del caso Koldo no solo evaluará los hechos, sino que también actuará como un termómetro del estado de la política española y de la confianza en sus instituciones.
En conclusión, la comparecencia de Pedro Sánchez ante la comisión del ‘caso Koldo’ en el Senado será un momento decisivo que combinará investigación documental, estrategia política y un examen público de la integridad del presidente del Gobierno.
Con un interrogador elegido en secreto, el contexto del aniversario de la DANA y la presión mediática y política en aumento, la sesión promete ser intensa, cargada de preguntas difíciles y posibles revelaciones.
España observa con atención: lo que ocurra el 30 de octubre podría marcar un antes y un después en la política nacional, afectando no solo al PSOE, sino también al equilibrio de fuerzas en el Congreso y en la opinión pública.