Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo protagonizaron un intenso enfrentamiento en el Congreso con acusaciones cruzadas sobre corrupción, acoso laboral y gestión del Gobierno.

La sesión de control al Gobierno de este jueves en el Congreso de los Diputados se convirtió en un auténtico espectáculo de tensión, reproches y acusaciones cruzadas que dejaron a todos los presentes boquiabiertos.
La jornada comenzó con la intervención de Alberto Núñez Feijóo, quien dirigió duras preguntas al presidente Pedro Sánchez, cuestionando los nombramientos de sus colaboradores más cercanos y denunciando supuestas irregularidades y casos de acoso laboral dentro del entorno gubernamental.
“Señor Sánchez, muchísima gente se pregunta qué atributos vio usted en los señores Cerdán Coldo y Paco Salazar para convertirles en sus hombres de confianza.
¿Nos puede detallar?”, inquirió Feijóo con tono firme, mientras la presidenta de la cámara pedía silencio en el hemiciclo.
Sánchez respondió de inmediato, defendiendo su gestión y recordando que su gobierno ha adoptado políticas feministas y de igualdad: “El feminismo nos da lecciones a todos, a mí el primero.
La gran diferencia entre ustedes y nosotros es que nosotros asumimos los errores y actuamos en consecuencia. Ustedes se abrazan al error histórico que se llama Vox”, sentenció.

La tensión escaló rápidamente cuando Feijóo replicó con dureza.
“Los eligió a todos porque están hechos a su imagen y semejanza. Usted no es mejor que ellos. Usted ha consentido todo:
mordidas millonarias, pisos para amantes pagados con presupuestos del Estado, puestos para amigos de discoteca y silencio ante el acoso a compañeras”, exclamó, desatando murmullos y gestos de incredulidad entre los diputados.
Feijóo continuó denunciando casos concretos de su partido y señalando lo que considera un patrón de impunidad en la acción del Gobierno:
“En las últimas horas hemos conocido cuatro casos del presidente de la Diputación Socialista del Lugo. Parece que ya no es un caso aislado, es un código de conducta”.
La reacción en el Congreso fue inmediata. Santiago Abascal, diputado de Vox, se levantó de su escaño en señal de indignación ante las palabras de Sánchez y la intervención de Feijóo, generando uno de los momentos más tensos de la sesión.
“Señor Sánchez, el feminismo no se practica, se predica y ustedes ni lo practican ni lo predican. Su tiempo se ha acabado”, continuó Feijóo con vehemencia, mientras los diputados trataban de mantener el orden.
Sánchez no tardó en contraatacar, defendiendo las medidas de su gobierno y resaltando logros sociales y económicos. “Este gobierno es el que más apoya a las mujeres. Cuando subimos el salario mínimo interprofesional, beneficiamos al 65% que son mujeres trabajadoras.
Cuando revalorizamos las pensiones conforme al IPC, estamos beneficiando a más de 2,6 millones de mujeres pensionistas. Hemos aprobado la ley de igualdad y el pacto de estado contra la violencia de género”, afirmó, mientras intentaba matizar los ataques recibidos.

La réplica de Abascal volvió a encender la sala, con acusaciones directas sobre corrupción y supuestas irregularidades de Sánchez y su entorno familiar. “Corrupción, ruina de los servicios públicos, inmigración masiva e inseguridad.
Ustedes han condenado a España y especialmente a las mujeres. Cada día que usted sigue en el poder, señor Sánchez, es un minuto más de impunidad”, señaló, recordando supuestos casos de favores, contratos públicos y manejo irregular de fondos.
El debate se volvió un intercambio encendido de reproches sobre inmigración, economía y transición ecológica.
Sánchez defendió su gestión económica, argumentando que España ha logrado un crecimiento del 2,9% y ha reducido la desigualdad mientras impulsaba las energías renovables, consiguiendo abaratar la electricidad en un 20% en comparación con la media europea.
También recordó la regularización de migrantes y la reducción del desempleo, defendiendo su política de inclusión frente a las acusaciones de Vox y el Partido Popular.
Abascal y Feijóo continuaron lanzando críticas sobre la gestión de la sanidad pública, la educación y la seguridad ciudadana, describiendo al Gobierno como incapaz de proteger a los españoles y señalando supuestas contradicciones en la actuación de los ministerios.
Sánchez respondió con paciencia, intentando resaltar los logros sociales de su administración y acusando a la oposición de difundir desinformación y bulos para atacar al Ejecutivo.

La sesión se convirtió en un escenario de confrontación constante, con intervenciones que combinaban ataques personales, referencias a casos judiciales y denuncias de corrupción.
La intervención de Sánchez buscó calmar los ánimos destacando que su gobierno ha fortalecido el estado del bienestar y que las políticas de igualdad benefician directamente a millones de mujeres españolas.
Por su parte, Abascal y Feijóo insistieron en retratar al Gobierno como incapaz y corrupto, asegurando que España enfrenta riesgos económicos y sociales graves bajo la administración de Sánchez.
Entre gritos, aplausos y gestos de incredulidad de los diputados, la sesión histórica concluyó con un Congreso tensionado y polarizado, donde cada palabra fue analizada y replicada con dureza.
La jornada dejó claro que la confrontación entre el Gobierno y la oposición sigue más intensa que nunca, con cada partido defendiendo sus logros y denunciando los errores del contrario en un clima de acusaciones mutuas y acusaciones de impunidad y corrupción que marcarán la agenda política en los próximos días.
La sesión será recordada como una de las más encendidas de los últimos años, con insultos, reproches y momentos de gran tensión que reflejan la profunda polarización del panorama político español y el enfrentamiento directo entre Gobierno y oposición, mientras los diputados y ciudadanos observaban un intercambio de acusaciones que mezcla política, justicia y ética en la esfera pública.