El debate en el Congreso evidenció un fuerte enfrentamiento entre Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo, marcado por acusaciones sobre la gestión del Gobierno y la situación judicial del ex fiscal general.

El reciente debate en el Congreso de los Diputados ha puesto de manifiesto las tensiones entre el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo.
La sesión comenzó con la intervención de Feijóo, quien cuestionó la gestión del Gobierno y la situación judicial del ex fiscal general, quien se encuentra en el centro de un escándalo por corrupción.
“La semana pasada acabó con su fiscal general condenado por delinquir y en esta vive pendiente de cómo acabará su núcleo duro en el que pesan 43 años de prisión”, afirmó Feijóo, desafiando a Sánchez a explicar su postura ante este “bochorno”.
Sánchez, en su respuesta, defendió la independencia del sistema judicial español, afirmando que “este Gobierno y yo mismo estamos siempre con la verdad”. Afirmó que el Tribunal Supremo es el encargado de sentenciar y que acatará su fallo.
“Afortunadamente, España y Europa cuentan con sistemas judiciales garantistas”, añadió, defendiendo la labor de su administración frente a las críticas de la oposición.
El intercambio de palabras se tornó más intenso cuando Feijóo acusó a Sánchez de ser un “peligroso para la democracia española”.
“Si España tuviese una situación normal, usted respetaría a los jueces, cosa que no hace”, replicó el líder popular, sugiriendo que el presidente solo está preocupado por su propia situación legal en lugar de abordar los problemas que afectan a los ciudadanos, como la vivienda y la pobreza.
“¿Qué normalidad garantiza usted si solo está aquí de cuerpo presente?”, cuestionó Feijóo, apuntando a la falta de atención del Gobierno a las necesidades de los españoles.

Sánchez, por su parte, no se quedó atrás y criticó la falta de propuestas constructivas del Partido Popular. “Entre sus virtudes, señor Feijó, no está el de ser un buen parlamentario”, le respondió, subrayando que la izquierda no pide permiso ni perdón para gobernar.
“Ahí están los resultados de la gestión de este Gobierno: 22,000 nuevas personas ocupadas y reduciendo el déficit y la deuda pública”, enfatizó, defendiendo los logros de su administración.
La discusión también tocó temas económicos, con la diputada Ester Muñoz del Partido Popular planteando preguntas directas a la ministra de Hacienda, María Jesús Montero.
“¿Hace cuánto que no va usted al supermercado? ¿Usted sabe cuánto cuesta una docena de huevos?”, interpeló Muñoz, resaltando la desconexión del Gobierno con la realidad económica que viven muchos españoles.
“Ustedes están empobreciendo a los trabajadores y endeudando a España”, añadió, instando al Gobierno a tomar conciencia de la situación.
Montero respondió defendiendo la imagen internacional de España bajo el liderazgo de Sánchez.
“El país que más va a crecer de las cinco grandes economías de la Unión Europea según el Fondo Monetario Internacional”, afirmó, destacando que España lidera la creación de empleo en la Unión Europea y ha recibido mejoras en su rating de deuda pública.
Sin embargo, Muñoz contrarrestó estas afirmaciones mencionando que España es el segundo país de la Unión Europea con más pobreza infantil y que la falta de presupuestos podría agravar esta situación.

El debate se intensificó cuando Muñoz acusó a Sánchez de ser un “déspota” que intenta gobernar sin el Parlamento y de suplantar al poder judicial.
“Ese es Pedro Sánchez”, sentenció, sugiriendo que el presidente presenta una imagen de víctima mientras ignora los problemas reales del país.
Montero, en respuesta, destacó que el discurso de Muñoz proyecta un “discurso de odio” y recordó los escándalos de corrupción que marcaron la época del Partido Popular en el poder, como el caso de Rodrigo Rato.
A medida que el debate avanzaba, quedó claro que las diferencias entre el Gobierno y la oposición son profundas y reflejan una polarización creciente en la política española.
La sesión terminó con un llamado a la acción por parte de Muñoz, instando al Gobierno a dejar de lado la “vanidad y egocentrismo” y a enfocarse en las necesidades de los ciudadanos.
“¿Cuánto tiempo van a estar ustedes degradando la vida de los españoles?”, concluyó, dejando en el aire una pregunta que resuena en la mente de muchos ciudadanos.
Este intercambio no solo pone de relieve la tensión entre los partidos políticos, sino que también refleja la creciente frustración de los ciudadanos con respecto a la gestión del Gobierno y los problemas económicos que enfrentan día a día.
La sesión en el Congreso es un claro ejemplo de la lucha política en España, donde las palabras y las acusaciones son tan contundentes como las realidades que viven los ciudadanos.