El líder de VOX criticó duramente la gestión del Gobierno en materia de inmigración, economía y justicia, comparando a Sánchez con líderes autoritarios como Nicolás Maduro.

En un reciente debate en el Congreso, Santiago Abascal, líder de VOX, ha desatado una tormenta política al arremeter con contundencia contra el presidente Pedro Sánchez.
La intervención no solo ha sido un espectáculo de retórica afilada, sino un reflejo de la creciente tensión en la política española, donde la corrupción y la gestión del gobierno se han convertido en temas candentes.
Con un tono provocador y lleno de ironía, Abascal ha expuesto lo que considera la decadencia del gobierno actual, dejando a muchos preguntándose: ¿hasta dónde llegará esta confrontación?
Desde el inicio de su discurso, Abascal no se ha guardado nada. “España tiene un gobierno inundado de corrupción”, ha afirmado, mientras los aplausos resonaban en la sala.
Con una claridad meridiana, ha descrito a Sánchez como un líder que ha perdido el rumbo, más preocupado por su imagen internacional que por las necesidades de los ciudadanos.
“Su único objetivo es evitar acabar en la cárcel”, ha sentenciado, provocando risas y murmullos entre los asistentes. Sin duda, la imagen que el presidente proyecta en el exterior es muy distinta a la realidad que viven los españoles.

El líder de VOX ha utilizado comparaciones impactantes para ilustrar su punto.
“A veces, por diplomacia, percibo que se aguantan la risa cuando oyen al marido de Begoña Gómez hablar de prevención de la corrupción”, ha dicho, refiriéndose a la percepción internacional de un gobierno que, según él, no puede ser tomado en serio.
Abascal ha ido más allá al comparar a Sánchez con Nicolás Maduro, sugiriendo que, a pesar de las diferencias, ambos comparten un estilo de liderazgo cuestionable.
La crítica a la política exterior de Sánchez ha sido feroz. Abascal ha argumentado que el presidente se ha presentado como un “gran estadista”, pero que en realidad ha fracasado en mantener la dignidad de España en foros internacionales.
“Es el número uno en ser obediente y sumiso ante las agendas internacionales”, ha insistido, sugiriendo que su sumisión a potencias extranjeras pone en riesgo la soberanía del país.
Este tipo de afirmaciones, cargadas de emoción y dramatismo, resuenan profundamente en un electorado cansado de lo que percibe como un gobierno débil.

Uno de los momentos más explosivos de su intervención fue la acusación de que Sánchez ha indultado a terroristas, una afirmación que ha dejado a muchos en la sala atónitos.
“El gobierno indulta a los que atacan violentamente a la oposición”, ha declarado, sugiriendo que esto es parte de una estrategia para mantenerse en el poder a cualquier costo.
Esta retórica incendiaria no solo busca captar la atención, sino que también refleja un profundo descontento con las políticas actuales.
Abascal también ha abordado la cuestión de la inmigración, un tema que ha polarizado a la sociedad española. Ha señalado que la llegada masiva de inmigrantes ha agravado problemas como la falta de vivienda y la saturación del sistema de salud.
“La sanidad en España está muy cerca del colapso”, ha afirmado, destacando que en la Comunidad de Madrid se atiende a cientos de miles de inmigrantes ilegales cada año.
La conexión entre la inmigración y los problemas sociales ha sido un hilo conductor en su discurso, apelando a la preocupación de los ciudadanos por su bienestar.
El tono de Abascal ha sido, en ocasiones, casi apocalíptico. Ha advertido sobre el “terrorismo climático” y las políticas que, según él, solo benefician a los ricos. La crítica a la transición ecológica ha sido feroz, describiéndola como un ataque directo a las clases medias.
“Se visten de feministas, pero son los partidos de los burdeles”, ha dicho, utilizando un lenguaje provocador para captar la atención de su audiencia.
Este tipo de afirmaciones no solo buscan generar impacto, sino que también reflejan la frustración de muchos españoles que sienten que sus preocupaciones no están siendo escuchadas.

A medida que su discurso avanzaba, Abascal no dudó en desafiar a sus oponentes, instándolos a asumir la responsabilidad de sus acciones.
“La vivienda ha sido un problema durante 45 años, y ustedes son los que lo han causado”, ha dicho, dirigiéndose directamente a los miembros del Partido Popular y del PSOE.
Este enfoque directo y confrontacional es característico de su estilo, y resuena con un electorado que busca una voz firme en tiempos de incertidumbre.
El cierre de su intervención fue igualmente contundente. Abascal ha instado a Sánchez a convocar elecciones, afirmando que “no hay que tener miedo a la voz de los ciudadanos”.
Este llamado a la acción no solo busca desafiar la autoridad del presidente, sino que también apela a un deseo más amplio de cambio en la política española.
La frase final, que insinuaba un futuro judicial incierto para Sánchez, dejó a muchos preguntándose sobre las repercusiones que esto podría tener en la política del país.
En resumen, la intervención de Santiago Abascal en el Congreso ha sido un claro reflejo del clima político actual en España.
Con un discurso cargado de críticas y provocaciones, ha logrado captar la atención de la audiencia y plantear preguntas importantes sobre el futuro del gobierno de Sánchez.
A medida que la política española continúa evolucionando, la figura de Abascal y su partido parecen estar en el centro de una creciente ola de descontento que podría cambiar el rumbo del país.
¿Estamos ante el inicio de un nuevo capítulo en la política española? Solo el tiempo lo dirá.