El Pleno del Ayuntamiento de Madrid estuvo marcado por un duro enfrentamiento entre Más Madrid y el alcalde Almeida sobre la financiación de las universidades públicas, con acusaciones de recortes, privatización y mala gestión por parte del Gobierno regional.

El Pleno del Ayuntamiento de Madrid volvió a convertirse en escenario de un intenso choque político entre el Gobierno municipal y la oposición, con intervenciones cargadas de reproches, alusiones personales y acusaciones cruzadas.
El debate se abrió con preguntas dirigidas al alcalde, José Luis Martínez-Almeida, sobre la financiación de las universidades públicas madrileñas, un asunto que rápidamente derivó en un intercambio particularmente agrio con el concejal de Más Madrid, Fran Fernández Rubiño.
“Miles de estudiantes, profesores y trabajadores universitarios van a la huelga esta semana precisamente por el plan de destrucción que impulsa Ayuso contra uno de los mejores legados de Madrid”,
señaló Rubiño, acusando al Partido Popular de haber recortado presupuestos hasta obligar a la Universidad Complutense “a pedir un préstamo para pagar nóminas”.
El concejal defendió que las universidades madrileñas “reciben hoy el mismo dinero que en 2009” pese a que “el coste de la vida ha subido un 40%”, lo que, según expuso, sitúa a Madrid “entre las peores financiadas de España”.
Rubiño añadió que, mientras se recorta en educación superior, “sí hay dinero para Fórmula 1, másteres de golf, fútbol americano y regalos fiscales a millonarios por más de 6.000 millones”.
El portavoz denunció además la aparición de “14 universidades privadas nuevas” en la región durante los últimos años, afirmando que este crecimiento no es casual, sino parte de “un plan para crear chiringuitos y agencias de colocación del PP”.
A ello sumó la aprobación de un régimen sancionador que, según dijo, “contempla multas de hasta 100.000 euros para estudiantes que protesten”.
La respuesta de Almeida fue inmediata y contundente. “¿Cuándo vamos a hablar de algo que sea competencia del Ayuntamiento?”, reprochó al concejal.
El alcalde replicó que la universidad pública madrileña “nunca ha tenido un presupuesto tan alto”, destacando las previsiones para 2026, que cifró en “1.240 millones de euros, 400 más que en 2014”.
Subrayó, además, que “100.000 estudiantes de fuera de Madrid vienen cada año a estudiar aquí”, lo que para él demuestra que la universidad pública “está lejos de estar destruida”.
El alcalde acusó a Más Madrid de “hipocresía” por criticar la educación privada mientras parte de sus concejales han estudiado en ella.
A continuación, introdujo una referencia directa a la familia del presidente del Gobierno: “Defendemos la pública y la privada, la libertad de elección. Como ha hecho Pedro Sánchez con su hija. Puede elegir porque Madrid garantiza esa libertad”.
Almeida apuntó que tanto el presidente como sus hijos han estudiado en centros privados, algo que —afirmó— “demuestra el éxito del modelo madrileño”.
No obstante, no insinuó ningún escándalo ni conducta irregular, sino que utilizó el ejemplo como argumento político sobre la libertad educativa.
El clima ya tenso se agravó aún más cuando el Pleno avanzó hacia el segundo gran tema del día: la limpieza de la ciudad.
La portavoz municipal del PSOE, Reyes Maroto, formuló la pregunta de forma directa: “¿Está satisfecho con su gestión de la limpieza en Madrid?”.
Para Maroto, la respuesta era evidente: “La suciedad no es una casualidad; es el reflejo de su incompetencia. Su plan de choque es una campaña de marketing que anuncia como novedad unas brigadas que existen desde 2021”.
La portavoz presentó un informe propio que, según detalló, revela “un 46% más de incidencias en 2025 respecto a 2024”, con tiempos de respuesta “superiores a cuatro días” pese a que los contratos exigen actuar en menos de 24 horas.
Añadió que el mapa de incidencias muestra “una ciudad profundamente desigual, donde la limpieza depende del código postal”.

Maroto afirmó que “los madrileños están cansados de tanta propaganda” y sostuvo que la gestión de Almeida “ha empeorado la ciudad, más sucia y desatendida que nunca”.
Recordó incluso que, en un pleno infantil celebrado días antes, “hasta los niños dijeron aquí que las calles están muy sucias”.
Almeida respondió con datos contrarios: “Madrid tiene la mayor inversión de su historia en limpieza”. Según el alcalde, el número de trabajadores ha aumentado “un 40%”, el presupuesto “un 33%” y el gasto per cápita alcanza “82 euros, el más alto de España”.
Agregó que la encuesta municipal de calidad de vida otorga “un 7,7” al servicio de limpieza y que “las quejas han disminuido un 55% desde que gobernamos”, pese al incremento de avisos, que interpretó como señal de confianza ciudadana en el sistema.
También explicó que las brigadas actuales “sí existen desde 2021”, pero que serán reorganizadas para depender de los distritos “y estar más cerca de los vecinos”.
Finalmente, elevó el tono con acusaciones políticas contra Maroto, a quien reprochó “mentir en una comisión de investigación” y tener supuestas vinculaciones con casos en investigación, afirmaciones que generaron protestas en la bancada socialista.
La sesión concluyó en un ambiente de máxima crispación, marcado por interrupciones, demandas de alusiones personales y un choque frontal entre Gobierno y oposición.
El debate dejó patente no solo la polarización en torno a la universidad pública y la limpieza urbana, sino también el creciente deterioro del clima político en el Ayuntamiento de Madrid.
