Montse y Almudena han acudido a ‘First Dates’ en busca de pareja, pero ninguno de los dos solteros les ha encajado.

El restaurante de ‘First Dates’ se convirtió en un auténtico campo de batalla emocional cuando Montse y Almudena, dos hermanas decididas a encontrar pareja, protagonizaron un episodio que nadie olvidará.
La expectación era máxima: habían llegado juntas, compartiendo ilusión y nervios, y sus pretendientes también iban a conocerse en un escenario poco convencional, donde la confusión y el humor se mezclaron a partes iguales.
Montse había dejado claro que buscaba un hombre educado y con solvencia económica, mientras que Almudena bromeaba diciendo que a ella no le hacían falta brillantes, porque “para brillante ya estoy yo”.
Sin embargo, desde el primer momento quedó claro que la química no estaba asegurada. Mientras esperaban en la barra, los nervios se palpaban en el ambiente y las miradas se cruzaban entre las hermanas y sus citas.
El primero en aparecer fue Nacho, un hombre de 54 años, agente de seguros, que llegó con un ramo de flores y una actitud tranquila. Sin embargo, la primera impresión no fue la mejor.
Montse lo miró con incredulidad: “¿Esto es una broma o es la cita? No viene vestido para la ocasión… si esto es lo mejor, pues hombre…”. Almudena tampoco se contuvo y criticó hasta lo que había pedido para beber: “Se me caen las bragas. Una casera, por favor…”.
Nacho, desconcertado, intentaba comprender cómo podía haber llegado a esta situación, sintiéndose intimidado por la presencia de las dos hermanas.
No tardó en llegar el segundo pretendiente, Diego, de 53 años, también con un ramo de flores que Montse rechazó de inmediato: “Que se las quede su madre, pero que no… que no es mi estilo”.
La confusión era total: ninguno de los hombres sabía si iba a tener una cita con una de las hermanas, con las dos o con ninguna.
Tras unos minutos de deliberación, las hermanas decidieron que querían cenar con Diego, pero no querían dejar solo a Nacho, así que idearon un plan sorprendente: compartirían la cena, pidiendo un plato con cada uno.
Durante la cena, las conversaciones giraron en torno a aficiones y vida personal. Montse parecía congeniar en algunos aspectos con Diego, pero su estatura fue suficiente para que descartara una segunda cita.
Nacho, por su parte, hizo lo posible por convencer a Almudena, pero sus intentos no surtieron efecto.
La situación se volvió aún más complicada cuando, al llegar el segundo plato, las hermanas decidieron cambiar de mesa para sentirse más cómodas. Almudena reconoció que se sentía mejor con Diego que con Nacho: “Pero tampoco me ha encantado”.
Diego disfrutó de la atención de ambas durante la velada, mientras Nacho dejó claro con quién preferiría estar: “Para el día a día me quedaría con Montse”, confesó. Montse, sin embargo, no quiso entrar en su juego: “Para mí sería una pesadilla”.
El momento de tensión alcanzó su punto álgido cuando Diego y Nacho descubrieron que Montse y Almudena eran hermanas.
La sorpresa fue mayúscula y la situación derivó en risas, comentarios críticos y un baile improvisado al ritmo de ‘Felices los cuatro’, que las hermanas calificaron con crudeza: “Si es que no hay por dónde cogerlos”.
La noche continuó entre comentarios sarcásticos, miradas de incredulidad y decisiones a medias, incluido el pago de la cuenta, que Almudena no dudó en calificar como “menudo cutrerío”.

Finalmente llegó el momento de la decisión final. Se les preguntó a los hombres con quién querrían una segunda cita. Diego, tras adular a ambas, optó por Montse.
Nacho fue honesto: “Yo quedaría con Almudena para ir a la discoteca y para una noche de pasión, pero tendría una segunda cita con Montse”.
Las hermanas, sin embargo, fueron tajantes: Almudena no quería continuar con ninguno de los dos: “Me gustan los hombres más altos y más caballeros, y a la hora de pagar, a mí el cutrerío no me gusta”.
Montse intentó suavizar su respuesta, pero terminó coincidiendo con su hermana: no habría segunda cita. “No he sentido mariposillas. Además, así no discutís”, explicó, dejando claro que no estaban dispuestas a ceder por complacer a los pretendientes.
La velada de Montse y Almudena demostró que el amor no siempre llega en el momento esperado y que la química es esencial. Lo que prometía ser una noche romántica se convirtió en un auténtico espectáculo de confusión, risas y críticas mordaces.
El plan de compartir la cena entre dos pretendientes generó situaciones surrealistas, comentarios directos y reacciones inesperadas que mantuvieron a la audiencia al borde del asiento.
Este episodio de ‘First Dates’ quedó marcado por el humor, la franqueza y la tensión familiar. Las hermanas mostraron carácter, no se dejaron influenciar por los elogios de los hombres y dejaron claro que no iban a conformarse con menos de lo que buscaban.
Entre risas, reproches y confesiones, el programa volvió a demostrar que las citas no siempre salen como se planean, y que la honestidad y la personalidad son claves para no acabar decepcionado.
Al final, Montse y Almudena se marcharon del restaurante dejando claro que preferían la autenticidad y la compatibilidad real a la apariencia o las expectativas externas.
Una noche inolvidable en ‘First Dates’, donde los nervios, la sinceridad y un toque de surrealismo se mezclaron para crear un episodio digno de recordar, dejando a todos con ganas de más historias cargadas de tensión, humor y, sobre todo, sinceridad en la búsqueda del amor.
