Para el mandatario norteamericano, el acuerdo significa «un gran día para el mundo árabe y musulmán, para Israel, para todas las naciones de sus arlededores y para EE.UU.»

La madrugada del jueves en España, Donald Trump sacudió el escenario internacional al anunciar un acuerdo sin precedentes entre Israel y Hamás que podría cambiar para siempre la historia de Gaza.
«Estoy muy orgulloso de anunciar que Israel y Hamás están de acuerdo en la primera fase de nuestro plan de paz», afirmó el presidente estadounidense, generando expectativas y un debate global inmediato.
Este acuerdo contempla la liberación de todos los rehenes y el repliegue inicial de tropas israelíes, y Trump lo celebra como «un gran día para el mundo árabe y musulmán, para Israel, para todas las naciones de sus alrededores y para EE.UU.»,
dejando entrever que su objetivo es consolidar una victoria diplomática que refuerce su liderazgo en Oriente Próximo.
El plan, según explicó Trump, ha sido posible gracias a la mediación de Qatar, Egipto y Estados Unidos, y representa los primeros pasos hacia una paz duradera, con la promesa de que todas las partes serán tratadas con justicia.
La Casa Blanca señala que la firma oficial del acuerdo se llevará a cabo este fin de semana en Egipto, en un acto solemne en el que participará el propio Trump.
El anuncio incluye la liberación inmediata de 48 rehenes que permanecen en manos de Hamás, la liberación de centenares de presos palestinos y un repliegue inicial del ejército israelí, medidas que marcan el inicio de lo que podría ser una transición histórica para la región.

El contexto de esta negociación es particularmente complejo. La guerra en Gaza se ha prolongado por más de dos años, dejando más de 65.000 muertos según estimaciones de Naciones Unidas, en su mayoría civiles palestinos.
Durante este tiempo, los abusos de las fuerzas israelíes y la respuesta de Hamás habían creado un escenario humanitario devastador, con crisis políticas y sociales que exigían una solución urgente.
Trump, quien ha intentado consolidar victorias diplomáticas rápidas desde su llegada a la Casa Blanca, logra con este acuerdo un triunfo significativo después de haber enfrentado dificultades para mediar en conflictos como la guerra en Ucrania y los enfrentamientos en Gaza en los meses anteriores.
El anuncio no solo supone un alto al fuego temporal, sino que abre la puerta a la fase más complicada del proceso: la transición política en Gaza.
Esta etapa incluiría el establecimiento de un gobierno de tecnócratas palestinos, la asistencia de países árabes y de Estados Unidos, y la creación de una fuerza de seguridad conjunta.
Uno de los puntos más delicados será el desmantelamiento de Hamás y la entrega de sus armas, un requisito que plantea desafíos enormes para la estabilidad futura y la posible creación de un Estado palestino reconocido internacionalmente.

Netanyahu y su gobierno han mostrado disposición a aceptar el acuerdo pese a las presiones internas de ministros de extrema derecha que demandaban continuar la guerra hasta la eliminación completa de Hamás.
La firma del acuerdo se produce en un momento crítico, justo cuando Israel había iniciado una ofensiva en Gaza, lo que subraya la urgencia de un cese de hostilidades para evitar más pérdidas humanas.
Trump ha aprovechado esta coyuntura para imponer un ultimátum a Hamás y consolidar un proceso de negociación que llevaba semanas en marcha, con conversaciones indirectas en Egipto que contaron con la participación activa de sus aliados internacionales.
Para la comunidad internacional, este acuerdo representa un hito de gran trascendencia.
Trump lo califica como la octava guerra resuelta bajo su mediación desde que regresó a la presidencia, incluyendo conflictos en Camboya, Kosovo, el Congo, Pakistán, Israel e Irán, Egipto y Etiopía, así como Armenia y Azerbaiyán.
El anuncio ha generado especulaciones inmediatas sobre una posible concesión del Premio Nobel de la Paz a Trump, considerando la magnitud del acuerdo y el impacto humanitario que podría tener si se cumple.
Mientras la primera fase del plan ya está definida y la liberación de los rehenes es inminente, la segunda fase del acuerdo será la verdadera prueba de su eficacia.
La comunidad internacional observa con atención cómo se desarrollarán los siguientes pasos, conscientes de que cualquier incumplimiento podría desestabilizar nuevamente la región.
El anuncio también coloca a Estados Unidos y a Trump como actores centrales en la diplomacia de Oriente Próximo, reforzando su posición ante aliados y adversarios por igual.

La reacción de Israel y Hamás fue inmediata: Netanyahu calificó el día como «gran día para Israel» y convocó al gobierno para aprobar el alto el fuego, mientras que Hamás comunicó que existía un entendimiento para «acabar con la guerra en Gaza».
La coordinación con Egipto y Qatar fue fundamental para alcanzar este punto, demostrando que la mediación internacional sigue siendo clave en la resolución de conflictos prolongados.
Si se cumplen las condiciones del acuerdo, la región podría vivir un cambio histórico que reduzca las tensiones y abra la puerta a un diálogo más amplio entre Israel y Palestina, con implicaciones directas para los países árabes circundantes y la estabilidad global.
Trump, en este contexto, se posiciona como el arquitecto de un posible proceso de paz que, de consolidarse, quedará marcado en los libros de historia como uno de sus logros diplomáticos más ambiciosos y controvertidos.
En definitiva, el anuncio de Trump sobre el acuerdo entre Israel y Hamás no solo marca un alto al fuego en Gaza y la liberación de rehenes, sino que plantea un escenario diplomático sin precedentes.
Las próximas semanas serán determinantes para verificar si este acuerdo puede transformarse en paz duradera o si se trata solo de un primer paso en un conflicto históricamente complejo y sensible.
La atención del mundo entero está puesta en cómo se implementarán estas medidas y si las promesas de Trump, Netanyahu y Hamás se traducirán en estabilidad y seguridad para una región que durante demasiado tiempo ha vivido bajo el signo del conflicto y la violencia.
