Trump carga contra Zapatero: “Uno de los pilares internacionales del régimen de Maduro”

La Administración Trump ha señalado a José Luis Rodríguez Zapatero como uno de los principales defensores internacionales del régimen de Nicolás Maduro.

 

Trump acusó a Zapatero de ser uno de los pilares que mantienen al gobierno  venezolano

 

El expresidente español José Luis Rodríguez Zapatero vuelve a situarse en el ojo del huracán político internacional. Esta vez, no por declaraciones diplomáticas ni por gestiones de mediación, sino por el contundente señalamiento que llega desde Washington.

La Administración de Donald Trump ha puesto nombre y apellidos a lo que considera “los cinco sustentos internacionales del chavismo”, y entre ellos figura el exmandatario socialista español.

Una acusación que, de confirmarse, podría marcar un antes y un después en la reputación de Zapatero fuera de España.

Según fuentes cercanas a la Casa Blanca, el entorno republicano más próximo a Trump ha elevado el tono contra quien fuera jefe del Gobierno español entre 2004 y 2011.

“Zapatero ha sido un defensor activo del dictador venezolano”, aseguran, y lo incluyen en la misma lista que Nicolás Maduro, Delcy Rodríguez, Diosdado Cabello y Vladimir Padrino López.

En el Congreso estadounidense se habla incluso de sanciones y restricciones de entrada al país para el expresidente.

“No podemos permitir que figuras políticas europeas legitimen dictaduras”, habría afirmado un senador conservador en una de las sesiones privadas celebradas la semana pasada.

El malestar en Washington con el antiguo líder del PSOE no es nuevo, pero la indignación ha crecido en los últimos meses.

En los pasillos de la diplomacia estadounidense se considera que Zapatero no ha actuado como mediador neutral, sino como un “emisario” de Maduro ante Europa y América Latina.

 

 

La acusación no se limita a lo simbólico. Desde el entorno del secretario de Estado, Marco Rubio, se habla de un plan para “desmantelar la red política y económica que sostiene al chavismo”, en la que el papel del exmandatario español es observado con enorme recelo.

En una conversación privada filtrada a la prensa, un asesor republicano resumía el sentir de la Casa Blanca: “Zapatero no media, defiende. Y lo hace con una convicción que incomoda a todo Occidente”.

Estas palabras reflejan el cambio de percepción que se ha producido en Estados Unidos respecto a su figura.

Durante años, Zapatero intentó presentarse como un interlocutor privilegiado, capaz de tender puentes entre el régimen de Caracas y los gobiernos europeos. Pero ahora, según fuentes diplomáticas, Washington lo ve como parte del problema y no como parte de la solución.

El detonante de esta nueva ofensiva ha sido la promesa del exjefe de inteligencia venezolano, Hugo “El Pollo” Carvajal, de revelar información comprometedora sobre las relaciones económicas y políticas de Zapatero con el chavismo.

Carvajal, detenido en España y pendiente de extradición a Estados Unidos, ha insinuado que posee documentos y testimonios que demostrarían vínculos financieros entre el entorno del expresidente español y el régimen de Maduro.

“Lo que voy a contar cambiará muchas cosas”, habría dicho a su entorno. En Washington no lo toman como una simple amenaza.

 

Trump incluye a Zapatero entre las ´cinco cabezas´ más influyentes en  Venezuela

 

El deterioro de la imagen de Zapatero se suma a la tensión creciente entre los gobiernos de Pedro Sánchez y Donald Trump.

Fuentes republicanas aseguran que la Casa Blanca “ha perdido toda confianza” en el presidente español, a quien se acusa de mantener una postura ambigua ante la dictadura venezolana y de haber estrechado lazos con China en detrimento de los intereses estadounidenses.

“España ya no es un aliado fiable”, sostienen. Y en ese contexto, la figura de Zapatero se percibe como un símbolo de esa deriva.

La relación personal entre ambos líderes nunca fue buena, pero ahora se encuentra en su punto más bajo.

En los últimos meses, la embajada de Estados Unidos en Madrid ha mantenido un perfil bajo, y el retraso en la designación de un nuevo embajador ha sido interpretado en los círculos diplomáticos como un gesto de frialdad calculada.

Mientras tanto, en Washington, los republicanos presionan para que el Departamento de Estado adopte medidas concretas contra quienes consideran “cómplices internacionales del chavismo”.

Zapatero, por su parte, ha guardado silencio público ante estas acusaciones.

Sin embargo, fuentes próximas aseguran que el expresidente se siente víctima de una campaña de desprestigio impulsada por la derecha estadounidense y amplificada por ciertos sectores de la prensa española.

“Él sigue convencido de que su papel ha sido el de buscar la paz y el diálogo”, comenta un colaborador cercano. Pero en la práctica, esa narrativa ya no convence a casi nadie fuera de España.

 

Trump incluye a Zapatero entre los cinco pilares de Venezuela

 

Lo cierto es que su nombre aparece cada vez con más frecuencia en los informes internos del Departamento de Estado.

No se trata solo de su proximidad con Maduro, sino también de su presunta conexión con intereses chinos en América Latina, algo que, según fuentes republicanas, “ha incrementado la desconfianza de Washington hacia el Gobierno español”.

En las últimas semanas, el propio Trump habría comentado en una reunión privada: “Zapatero es un problema, y España tiene que decidir de qué lado está”.

La ofensiva diplomática contra el exlíder socialista coincide con el resurgir del debate sobre una posible intervención internacional en Venezuela.

Algunos congresistas conservadores han comenzado a hablar abiertamente de una “acción quirúrgica” para poner fin al régimen de Maduro, y en ese escenario, cualquier figura que aparezca como su defensora resulta incómoda.

“No es cuestión de ideología, sino de principios democráticos”, insiste Marco Rubio, que desde hace años lidera la presión contra el chavismo.

En Madrid, el Gobierno evita pronunciarse. La Moncloa guarda silencio ante las informaciones publicadas por El Debate, mientras en el PSOE tratan de distanciarse de la figura de su antiguo secretario general.

“Zapatero actúa por su cuenta”, aseguran fuentes del partido, que temen que el escándalo afecte a la imagen internacional del Ejecutivo.

Sin embargo, el vínculo personal y político entre Sánchez y Zapatero es difícil de disimular. “Es su mentor, y eso en Washington no pasa desapercibido”, apuntan analistas diplomáticos.

 

Maduro a Trump: «Esta batalla también la vamos a ganar»

 

El desgaste de la figura de Zapatero es evidente.

Lo que hace una década se presentaba como una labor de mediación internacional hoy se percibe como un alineamiento con uno de los regímenes más cuestionados del mundo.

En los foros internacionales, su presencia genera recelos y divisiones.

Y mientras la Casa Blanca eleva la presión, en España crece el debate sobre hasta qué punto el expresidente ha comprometido la neutralidad diplomática del país.

Un veterano diplomático resumía así la situación: “Zapatero creyó que podía ser un puente entre dos mundos, pero terminó siendo identificado con uno solo”.

La frase podría servir de epitafio político para quien fue, en su día, una de las figuras más influyentes del socialismo europeo.

Hoy, su nombre aparece en informes reservados del Departamento de Estado junto al de Nicolás Maduro y sus lugartenientes. Y en los pasillos del poder estadounidense, ya no se habla de mediación, sino de complicidad.

La historia, sin duda, no ha terminado. Las posibles revelaciones de Hugo Carvajal podrían añadir un nuevo capítulo a una trama que amenaza con salpicar a toda una generación política.

En Washington lo tienen claro: “Zapatero no es un observador, es un actor”. Y mientras tanto, en Madrid, el silencio se vuelve cada vez más incómodo. El eco de las palabras de Trump resuena con fuerza: “España tiene que elegir”.

 

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