En el último episodio de First Dates, una mujer de 77 años y un soltero mantienen una cita marcada por diferencias de expectativas y sinceridad directa.
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En el mundo de las citas, hay momentos que pueden resultar sorprendentes, y el episodio más reciente de *First Dates* nos ha dejado con la boca abierta. La historia gira en torno a un soltero que, tras una pregunta inapropiada de su cita, se ve obligado a poner límites.
Este encuentro no solo desata risas, sino que también provoca reflexiones sobre las relaciones en la actualidad. ¿Qué sucede cuando las expectativas no coinciden con la realidad? Acompáñame a descubrirlo.
La cita comienza con un brindis, un gesto que simboliza la esperanza de una conexión. Sin embargo, pronto se hace evidente que las diferencias son más notables que las similitudes.
La mujer, con 77 años de vida y experiencias a cuestas, busca un compañero que entienda su trayectoria. “Busco un hombre que sepa lo que quiere y que no me haga perder el tiempo”, confiesa, dejando claro que no está dispuesta a aceptar menos de lo que merece.

El hombre, por su parte, se muestra intrigado pero también escéptico. “El tipo que ella tiene no concuerda con mi criterio de la persona que debe formar pareja conmigo”, sentencia, evidenciando que su visión de la pareja ideal está marcada por prejuicios.
Este choque de perspectivas resulta en un diálogo que oscila entre la tensión y la sinceridad. “No me veo en ese perfil”, añade, dejando entrever que su búsqueda es más superficial de lo que parece.
A medida que avanza la conversación, la mujer comparte sus vivencias, reflexionando sobre cómo las expectativas han cambiado a lo largo de los años.
“En mi época, había muchas mujeres que aguantaban por el qué dirán”, dice, remarcando cómo las normas sociales han evolucionado.
Ella, sin embargo, se considera un poco más moderna. “Siempre he sido un poquito moderna”, afirma con orgullo, desafiando las convenciones de su generación.
Pero el hombre no se queda atrás. Su interés por “lo que le gusta” y su deseo de disfrutar de la vida son evidentes. “Lo que busco es una mujer para convivir y compartir.
No quiero un rollito de aquí”, aclara, aunque sus acciones parecen contradecir sus palabras. A lo largo de la cita, se nota que su interés se centra más en lo físico que en una conexión emocional genuina.
“La edad nunca la digo”, menciona, lo que provoca una mirada crítica de su cita, quien observa que su falta de transparencia podría ser un indicativo de inseguridades.

En un momento de la cita, el hombre lanza una pregunta inesperada: “¿A quién nos vas a traer? ¿A qué clase de puerco le vas a traer a esta señora?”.
Esta intervención provoca risas y desconcierto, pero también revela una falta de respeto hacia la mujer que tiene enfrente. La cita se convierte en un juego de poder, donde ambos intentan imponerse el uno al otro, pero sin lograr una verdadera conexión.
A pesar de las diferencias, ambos deciden continuar con la cita, y el ambiente se torna más ligero. “Dale a tu cita un beso con mordisco”, sugiere uno de los comensales, desatando una risa nerviosa.
La mujer, sin embargo, se muestra cautelosa: “No sé, no sé si creo que yo he reaccionado a esta cita”. Su duda es comprensible, ya que la presión social puede ser abrumadora.
A medida que la cita avanza, el hombre comienza a mostrar interés genuino.
“Yo con Mana también tendría una cita”, dice, revelando que a pesar de sus reservas iniciales, está dispuesto a explorar la posibilidad de una segunda oportunidad.
Este cambio de actitud es significativo, ya que muestra que a veces las primeras impresiones pueden ser engañosas.
El desenlace de la cita es inesperado. Ambos deciden que sí tendrían una segunda cita, a pesar de las diferencias que inicialmente los separaron.
“Hoy estoy así de buena gente. Me alegro que tengan una segunda cita y ojalá les vaya bien”, concluye el narrador, dejando a la audiencia con un mensaje de esperanza.
Este episodio de *First Dates* no solo entretiene, sino que también invita a reflexionar sobre las expectativas en las relaciones modernas. La búsqueda del amor no es un camino fácil, y a menudo se encuentra repleto de malentendidos y sorpresas.
Al final del día, lo que realmente importa es la conexión que se establece entre dos personas, independientemente de su edad o experiencias previas.
La historia de este soltero y su cita es un recordatorio de que, en el complicado mundo de las citas, la autenticidad y la comunicación son clave.
A medida que las normas sociales continúan evolucionando, es esencial que cada uno de nosotros se mantenga fiel a sí mismo y a lo que realmente busca en una relación.
Así que, la próxima vez que te encuentres en una cita, recuerda: a veces, los mejores encuentros son aquellos que desafían nuestras expectativas y nos llevan a lugares inesperados.