Josep, de 88 años, y Encarna, de Barcelona, protagonizaron una cita en First Dates marcada por la pasión por el baile, diferencias de expectativas y momentos de tensión emocional.
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En una nueva entrega del programa First Dates, los espectadores fueron testigos de una cita que combinó pasión por el baile, expectativas personales y malentendidos que casi rompen la conexión entre los participantes.
La cita tuvo como protagonistas a Josep, un hombre de 88 años conocido por su estilo elegante y su entusiasmo por el baile, y Encarna, una mujer soltera de Barcelona con una personalidad franca y exigente.
Desde el primer encuentro, la química inicial se vio acompañada de tensiones inesperadas, generando un episodio lleno de emociones encontradas y sorpresas.
Josep se presentó describiéndose como un “dandi”, siempre impecable con sus botines y su apariencia pulcra.
“La gente dice que soy un dandi porque siempre voy con los botines. Me dicen chulín que me dice, ‘Mira, ya viene el chulín’”, explicó con orgullo, mostrando su sentido del humor y confianza personal. Además de su estilo, Josep destacó su afición por el baile y el gimnasio:
“Todo el mundo baila. Hay que servir, hay que tener fondo para bailar rock and roll, mambos bien bailados…”, aseguró, mientras mostraba la musculatura de sus brazos, bromeando: “Esto es un músculo perfecto. Soy un toro”.
Durante la cita, Josep compartió también su enfoque hacia las relaciones, mostrando un carácter caballeroso y tradicional:
“Yo soy fiel. Yo soy un caballero de aquellos años. Cuando he encontrado una pareja que baila, he estado con ella 7, 8, 9, 10 años”. A pesar de la importancia que le otorga al baile y a la elegancia, reconoció que otros aspectos también son importantes:
“Puede ser que venga una persona que no baile y pueda aprender contigo”, comentó, subrayando que no busca una pareja perfecta, sino alguien con quien compartir momentos y compañía.

Por su parte, Encarna demostró ser una mujer con fuerte carácter y estándares claros.
Desde el inicio, dejó en evidencia que le gustan los hombres elegantes y cuidados, pero también manifestó su frustración por ciertos comportamientos de Josep: “No me ha gustado que todo el rato me estuvieras hablando de la otra.
No me has dicho si te gusto o no te gusto”, afirmó, refiriéndose a que Josep mencionó a una expareja o experiencias pasadas durante la conversación. Este comentario provocó un momento de tensión que puso a prueba la paciencia y la diplomacia de ambos.
El baile, eje central de la cita, se convirtió en un factor tanto de unión como de conflicto. Encarna expresó que disfruta bailando, pero criticó la dinámica en algunos momentos: “Que la dulos quería bailar cada día… no me hables más de la dulz”.
Josep, consciente de la situación, intentó mantener la calma y la cortesía, aunque la diferencia de ritmo y estilo entre ambos evidenció los desafíos de emparejar pasiones a edades avanzadas.
La interacción reveló un choque entre la necesidad de protagonismo de Encarna y la modestia y discreción de Josep, generando escenas en las que la tensión fue palpable para los espectadores.
Sin embargo, la cita también mostró momentos de reconciliación y cortesía que equilibraron los conflictos iniciales. Encarna valoró gestos como la invitación a la cena y la atención a la higiene personal de Josep:
“Lo que más me ha gustado es que no ha querido darnos un beso porque no sabía si se había lavado los dientes, y a mí eso me encanta, que sea como yo”, indicó, señalando que la sinceridad y el cuidado personal generaron un cambio positivo en su percepción sobre él.
Esta reacción destaca cómo pequeñas acciones y gestos de respeto pueden modificar la impresión que se tiene de una persona, incluso tras un inicio complicado.


El episodio fue también un ejemplo de cómo la comunicación efectiva y la paciencia son esenciales en las relaciones, especialmente cuando los protagonistas poseen personalidades fuertes y estándares particulares.
Los espectadores pudieron observar cómo Encarna pasó de sentirse ofendida y atacada a reconocer la generosidad y cortesía de Josep, mostrando una bipolaridad emocional comprensible en contextos de atracción y evaluación mutua.
La dinámica entre ambos subrayó la complejidad de las relaciones en la edad adulta, donde el pasado, los hábitos personales y las expectativas individuales influyen directamente en la química y la compatibilidad.
Finalmente, a pesar de los desencuentros iniciales y la tensión provocada por los comentarios sobre el baile y experiencias pasadas, ambos acordaron continuar conociéndose.
Encarna afirmó estar dispuesta a una segunda cita, lo que evidencia que la cortesía, la atención a los detalles y la honestidad pueden superar malentendidos y crear oportunidades de conexión genuina, incluso en situaciones que comienzan con conflictos y críticas.
Esta cita de First Dates no solo entretenido a la audiencia, sino que también ofreció una reflexión sobre las relaciones en la madurez,
la importancia de la comunicación, y cómo la atención a los pequeños detalles y el respeto mutuo pueden transformar una experiencia inicialmente tensa en un encuentro con posibilidades reales de conexión emocional.
La combinación de pasión por el baile, estándares personales y cortesía demostrada permitió que la cita terminara de manera positiva, dejando a los espectadores con un ejemplo de cómo manejar diferencias y expectativas de forma constructiva y respetuosa.