Una invitada de Sonsoles Ónega se planta y se quita el pinganillo tras lo que pasa con Isabel Rábago

Una invitada abandonaba la conexión con ‘Y ahora Sonsoles’ por un comentario de Isabel Rábago y se negaba a seguir hablando con el programa.

 

Una invitada de Sonsoles Ónega se planta y se quita el pinganillo tras lo  que pasa con Isabel Rábago

 

La última emisión de ‘Y ahora Sonsoles’ dejó a la audiencia boquiabierta cuando una invitada decidió quitarse el pinganillo y abandonar la conexión en directo tras un comentario inesperado de Isabel Rábago.

Lo que parecía una conexión rutinaria con una vecina de Flor Aguilar, la viuda de José Luis López Vázquez, se convirtió en un auténtico momento de tensión en plató.

La invitada, Soledad, había bajado con todo su corazón para contar su versión sobre la situación de la fallecida actriz y las presuntas deudas de su vecina, pero lo que ocurrió a continuación provocó que la emisión se tornara polémica y viral.

Durante la conexión, Soledad relataba con crudeza los problemas que, según ella, enfrentaba Flor Aguilar.

“Nadie quiere saber nada de ella, los vecinos están hartos”, aseguraba, mientras añadía que la viuda de López Vázquez acudía siempre “destartalada” y que incluso algunos bares le habían negado la entrada por sus deudas.

La información parecía intensa y los comentarios iniciales del plató giraban en torno a la veracidad de su testimonio, generando un clima de expectación que mantenía a la audiencia pegada a la pantalla.

Sonsoles Ónega, siempre atenta a los detalles, cuestionaba la descripción de Soledad sobre la apariencia de Flor Aguilar.

“Pero no da el aspecto de ir mal cuidada por dios, las cosas como son Sonsoles”, decía la presentadora, mientras Paloma García-Pelayo añadía un matiz, preguntando si Soledad había tenido algún problema personal con la viuda.

La conversación parecía controlada, pero fue entonces cuando Isabel Rábago intervino de manera inesperada, soltando un comentario que encendió la mecha: “Pero Soledad, yo estoy viendo ahora mismo a Soledad que es una señora que ha salido no muy arreglada tampoco”.

 

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La reacción de Soledad fue inmediata y tajante: “Yo estoy en mi casa si te parece… Mira te dejo. No, no, te voy a dejar”, dijo mientras se quitaba el pinganillo y abandonaba la conexión en directo, dejando al reportero Carlos García López y al plató completamente sorprendidos.

El revuelo en ‘Y ahora Sonsoles’ fue instantáneo; José Manuel Parada comentaba con tono irónico que “Rábago hoy no cobra”, mientras otro colaborador añadía: “Rábago no puedes hacer esto porque ninguna vecina va a atender a este programa ya”.

A pesar de la tensión, el equipo no dejó que la situación se descontrolara completamente. Carlos García López intentó reconducir la conexión y pidió a Soledad que volviera para continuar su testimonio, pero la invitada se mantuvo firme en su decisión.

“Yo he bajado de mi casa con todo mi corazón para atenderte a ti y que me lo agradezca así pues no, lo siento pero no”, expresó con voz firme, dejando claro que no estaba dispuesta a tolerar comentarios que consideraba ofensivos.

La reacción de Isabel Rábago en plató fue de sorpresa y cierto desconcierto. “Soledad eso no se hace, qué carácter”, comentó, visiblemente incómoda ante la reacción de la invitada.

Lo que parecía un simple comentario sobre la apariencia se convirtió en un auténtico enfrentamiento mediático que generó debates en redes sociales, donde los espectadores no tardaron en expresar su opinión sobre el comportamiento de ambas partes.

 

Una invitada de Sonsoles Ónega se planta y se quita el pinganillo tras lo  que pasa con Isabel Rábago

 

El incidente no solo puso de manifiesto la sensibilidad de los temas tratados en el programa, sino también la tensión que puede generarse entre colaboradores y testigos cuando la información se mezcla con juicios personales.

Soledad, con su decisión de abandonar la conexión, demostró que incluso en los formatos de televisión en directo, el respeto y la consideración por los participantes son cruciales para mantener la credibilidad del programa.

Tras el incidente, Soledad finalmente accedió a hablar con la periodista, pero mantuvo un tono firme y dejó claro que no necesitaba disculpas.

“Lo siento pero no, no necesito disculpas”, aseguró, poniendo punto y final a un momento que quedará grabado en la memoria de los espectadores.

Su postura fue clara: quería transmitir su mensaje y defender su dignidad sin someterse a comentarios que consideraba inapropiados o irrespetuosos.

El episodio ha generado múltiples reacciones entre la audiencia, quienes se dividieron entre quienes apoyan a Soledad por su valentía al plantar cara y quienes critican la intervención de Isabel Rábago por su comentario que desencadenó la polémica.

La viralidad del momento no solo pone de relieve la influencia de las redes sociales en la percepción pública, sino también la importancia de manejar con cuidado los comentarios en programas de alto impacto emocional.

Además, el incidente abrió un debate sobre los límites del periodismo en directo y el papel de los colaboradores. ¿Hasta qué punto pueden emitir juicios personales sin afectar la participación de los invitados?

 

Una invitada de Sonsoles Ónega se planta y se quita el pinganillo tras lo  que pasa con Isabel Rábago

 

La situación de ‘Y ahora Sonsoles’ demuestra que la línea entre opinión y ataque puede ser muy fina, y que las emociones humanas, sobre todo en temas sensibles, pueden estallar en cualquier momento.

Finalmente, Soledad regresó al programa para concluir su testimonio, pero la tensión se mantuvo palpable.

Los comentarios sobre la viuda de José Luis López Vázquez y la forma en que se abordaron generaron un impacto mediático que sin duda seguirá siendo comentado durante semanas.

La audiencia no solo presenció un momento televisivo intenso, sino también un ejemplo de cómo la dignidad y el respeto deben prevalecer en cualquier conexión en directo, incluso cuando los comentarios buscan generar polémica.

En conclusión, el enfrentamiento entre Soledad e Isabel Rábago en ‘Y ahora Sonsoles’ deja una lección clara: la sensibilidad, el respeto y la consideración hacia los invitados son elementos esenciales en la televisión en directo.

La valentía de la invitada al plantar cara y abandonar el pinganillo subraya que, detrás de cada testimonio, hay personas con emociones reales que merecen ser escuchadas sin juicios personales.

Este episodio, sin duda, será recordado como uno de los momentos más tensos y comentados de la temporada en el programa de Antena 3.

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